sábado, 19 de noviembre de 2022

Discurso del Señor Presidente de la Academia Belgraniana en ocasión de la entrega del Pabellón a la Escuela Nro. 4036 de la Ciudad de Salta, Provincia de Salta

 


A los 42 años de edad Manuel Belgrano asume como General en Jefe del Ejercito del Norte, fue elegido porque era el único capaz de tomar ese desastre que era el ejército, para sacarlo de la nada y convertirlo en una milicia vencedora. El no encontró un ejército formado, por lo que puso todo cuanto pudo para sacarlo de tal ostracismo, a tal punto de sufrir enfermedades e inconvenientes, que si bien eran propios de la época, afectaban su paupérrima realidad.

 

En ese marco de instancias adversas logra el triunfo de Tucumán, al amparo y auxilio de nuestra Señora de las Mercedes – quien por el mismo es proclamada Patrona del Ejército-, Manuel Belgrano -el Libertador de Pueblos- se dirigió a Salta. Aquí, escuchó el consejo de un hijo pródigo de estas tierras, el capitán Apolinario Saravia, quien llevó al General a la casa de sus padres, solar ubicado en cercanías del casco histórico de esta ciudad, hoy conocido como Finca de Castañares.

 

El Cerro San Bernardo fue testigo de la estrategia del Gran General que debía enfrentarse con un enemigo que otrora fuera su amigo, Pio Tristán lo estaba esperando; y si bien su mente estaba turbada por esta situación, su espíritu trasunto no dudó en jurar fidelidad y lealtad a los ideales de Mayo, representados entonces por la Asamblea del Año XIII.

 

El 20 de febrero de 1813 tuvo lugar la Batalla de Salta, donde se enfrentaron el Ejército del Norte, al mando del general Manuel Belgrano, y el realista, conducido por el general Pío Tristán. La contienda, que se desarrolló en los campos de Castañares, luego de tres horas, se volcó a favor de las tropas patriotas, dándoles la victoria.

 

La cruz a los vencedores y vencidos marca nuevamente la afirmación que hemos hechos reiteradas veces: “Belgrano fue el más religioso de nuestros próceres”; sus acciones civiles y militares estuvieron siempre en sus oraciones, tanto anteriores, durante como posteriores a cada empresa.

Su condición de cristiano comprometido con su fe lo hizo apelar al perdón, un gesto de magnanimidad que garantizaba a los vencidos, unas 20.000 almas promedio, su libertad siempre que juraran no volver a empuñar las armas contra las Provincias Unidas del Río de la Plata. Un grupo de perjuros demostró lo contrario y puso en evidencia una vez más la torpe soberbia que embarga mucha veces a los hombres haciéndolo ingratos.

 

Su grandeza personal, su elevación de ánimo por sobre muchos, su generosidad demostraron en este acto la corona de virtudes que lo cubrían. Pero ¿qué buscó el General Belgrano con este acto? Pues nada más ni nada menos que presentar a la emancipación como un gran propósito, disponiendo los ánimos en grado eminente con el objeto de ejercer las cosas grandes conforme a la recta razón, trayendo apoyo a la esperanza que menguaba y presentando resistencia eficaz contra la desesperación que crecía.

 

Al respecto, en la carta que don Manuel Belgrano escribiera a Feliciano Chiclana, decía: 

“Siempre se divierten los que están lejos de las balas, y no ven la sangre de sus hermanos, ni oyen los clamores de los infelices heridos; también son ésos los más a propósito para criticar las determinaciones de los jefes: por fortuna, dan conmigo que me río de todo, y que hago lo que me dictan la razón, la justicia, y la prudencia, y no busco glorias sino la unión de los americanos y la prosperidad de la Patria”.

 

Como corolario solo mencionar que el general patriota Manuel Belgrano y su par realista Pío Tristán, eran ambos nacidos en territorio americano, uno en Buenos Aires y otro en Arequipa – Perú, educados en España, llegaron a ser compañeros en la Universidad de Salamanca, pero supieron abrazar distintos bandos durante la guerra de la independencia. 

 

Diversos autores simplifican este período tildándolo de una lucha entre revolucionarios contra la corona española, obviando que en realidad la mayoría de la sangre que corrió era de personas nacidas en la propia América, que por convicción, obligación o conveniencia se alinearon en uno u otro bando.

Para el español el Creador de la Bandera quebraba la unidad americana. Belgrano era de los que veía más allá de su presente, él vislumbraba el futuro de estas tierras, el porvenir, el destino de grandeza al que podía llegar. Y eso lo convirtió en el ideal de su vida, motivo de todas sus acciones. Belgrano no creía en la muerte, Belgrano creía en la vida y en la armonía de los seres humanos y él deseaba unir a todos en un ideal superior.

 

El triunfo en Salta sobre las tropas de Tristán - ahora de manera contundente, consiguiendo la capitulación absoluta del ejército español -, fue uno de sus principales logros.

 

El ejemplo de su abnegación, el brillo de sus ideas y la pertinencia de las mismas colocan a Belgrano como la principal figura hacedora de la patria. El es el artífice de la autonomía e identidad argentina. El creyó que había llegado la hora de emanciparse y realizar las propias ideas, las que convenían al país y a sus olvidados habitantes.

 

Sus palabras enviadas a la Asamblea luego de hacer jurar a sus soldados en el Río Pasaje, expresan: 

“Yo no puedo manifestar a V.E. cuánto ha sido el regocijo de las tropas y demás individuos que siguen este ejército: una recíproca felicitación de todos por considerarse ya revestidos con el carácter de hombres libres, y las más ardientes y reiteradas protestas de morir antes de volver a ser esclavos, han sido las expresiones comunes con que han celebrado tan feliz nueva y que deben afianzar las esperanzas de cimentar, muy en breve, el gran edificio de nuestra libertad civil”.

 

La libertad civil a la que nos llamó el hijo pródigo de Buenos Aires tuvo en el paño blanco y celeste creado en 1812 y oficializado en 1816 y 1818, una expresión inequívoca de grandeza. Esa Bandera que nos representa y en la que encontramos cobijo, resume nuestra historia, nuestra geografía, nuestra cultura, nuestra política y nuestra religión puramente mariana.

 

A 209 años de aquella Batalla que colocó a Salta entre las Provincias Belgranianas por excelencia, la Academia Belgraniana de la República Argentina por intermedio de su Presidencia traen a estas tierras un Pabellón que tremoló junto al Mausoleo de su Creador durante un mes. Fueron 30 días que ondeando permanentemente de día y de noche junto al  ideal de su Padre, impregnada de los ideales y valores belgranianos, es donada hoy a este hermoso pueblo y dejada en custodia de la Escuela Nro. 4036 “Dr. Augusto Raúl Cortázar”.

 

Que este paño celeste, blanco y celeste que en su centro porta el sol patrio sea guía y faro para las futuras generaciones de salteños en quienes depositamos nuestra esperanza como adultos y en quienes confiamos una mayor grandeza para la Patria tal cual la soñara Manuel Belgrano el insigne prócer porteño, el pionero de la política pública de educación y el verdadero revolucionario que supo enseñarnos que es ser un patria y tener un país.

 

¡Viva Salta!, ¡viva el General Belgrano!


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Ciudad de Salta, 15 de noviembre de 2022

 

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