lunes, 22 de mayo de 2023

MANUEL BELGRANO: el pueblo es soberano para decidir sobre su destino

 


MANUEL BELGRANO: el pueblo es soberano para decidir sobre su destino

 

El dominio español en el territorio del Río de la Plata comenzó a resquebrajarse cuando se planteó la necesidad de reorganizar los territorios coloniales y, sobre todo, a partir de las invasiones británicas de 1806 y 1807.

El poder de los funcionarios hispanos se deterioraba y los criollos aspiraban a establecer su dominio. El transcurso de estos hechos provocó dos consecuencias fundamentales para el futuro del Virreinato del Río de la Plata.

Los enfrentamientos entre españolistas e independentistas y la oposición entre los partidarios del poder centralizador de Buenos Aires y los defensores de las autonomías locales y provinciales, caracterizaron este periodo.

Generalmente, se habla de la revolución a partir de la crisis abierta con el conocimiento de la noticia del cautiverio del Rey en España: en 1808, Napoleón Bonaparte forzó a Fernando VIIº a renunciar a la corona española en su favor.

Durante el transcurso del Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, se enfrentaron dos bandos. El partido de la contrarrevolución se expresó por boca del obispo Lué y Riega, quien declaró aunque quedase un solo vocal de la Junta Central de Sevilla debía ser respetada la Soberanía de España.

Por el lado del partido patriota se alzó la voz de Juan José Castelli, el primo de Manuel Belgrano, defiende la causa de los criollos fundando su argumentación en la “Retroversión de la soberanía al pueblo”: si el poder queda vacante vuelve legítimamente al pueblo; Castelli se apoya en la doctrina del padre Suárez, jesuita, para defender su discurso. Así fue como expresó en toda su magnitud la idea de soberanía popular, en la que coincidía la mayoría de los patriotas. Moreno, Paso, Belgrano fueron, entre otros, los que defendieron la idea de que el pueblo era soberano para decidir sobre su destino.

 

Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Académico Presidente

Buenos Aires, 22 de mayo de 2023

El mes de mayo en nuestra historia

  


El mes de mayo en nuestra historia

 Por el Consejero Académico Ernesto Martinchuk
            

 

Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre”. Platón

 

 

El mes de mayo se inicia para nosotros, los argentinos, con una doble celebración: el primero prácticamente desapercibido, el aniversario de la Constitución Nacional, carta magna donde se asentó definitivamente la unidad de la patria, superando para siempre las escisiones y resquemores regionales, y, en la misma jornada, la de la fiesta universal de los trabajadores.

 

Una doble coincidencia histórica añade a la fecha, por curiosa predestinación, un particular significado argentino. Fue un 1° de mayo, en el año 1851, el día en que, desde el ornamentado palco alzado en Concepción del Uruguay, el general Justo José de Urquiza se pronunció contra Rosas e inició, por tanto, la cruzada que habría de terminar en Caseros para dar, con ello el primer paso hacia la organización del país. Y fue otro 1° de mayo, el de 1853, el día en que los representantes de las provincias de la Confederación, reunidos en Asamblea Constituyente, sancionaron con toda solemnidad la Carta Fundamental que establece el régimen institucional bajo cuyos dictados la Argentina edificó su grandeza.

 

La Constitución, en cuyo preámbulo y en su articulado se dio cabida al sentido profundo de cuarenta años de luchas, y cuya letra, perfectible, sin duda, de acuerdo con el progreso de los tiempos, es la palabra reveladora de insobornables afanes de justicia, ensamblan armoniosamente con la amplia manifestación del proletariado, impulsada asimismo por la búsqueda de lo que es justo.

 

En el estatuto fundamental de la república se advierte claramente la decisión firme de sus redactores -intérpretes de la naturaleza moral de la colectividad- de hacer menos rígidas las desigualdades sociales y de reconocer al trabajo sus derechos legítimos. Porque la Constitución se dictó para “constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, promover la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad” para los pobladores del país en los tiempos de su promulgación, para la posteridad de los mismos “y para los hombres del mundo que quiera habitar el suelo argentino”, en el imperio de la justicia.

 

Un poco de historia

 

Mientras tanto, desde los albores de nuestra nacionalidad, pueblo y ejército han sido un valor indivisible en la historia de la patria. Desde el instante en que las fuerzas armadas surgen del seno mismo de la población de Buenos Aires, para defender la ciudad y, con ella, al Virreinato del Río de la Plata y quizá a toda América hispana, contra las invasiones inglesas, un nuevo espíritu, que nada tiene en común con el colonial, está presente en ellas.

 

Si en 1806, en el apremio de las circunstancias críticas, es el pueblo en armas el que toma parte en la pelea, un año después es ya un ejército disciplinado el que se apresta a resistir una segunda invasión.

 

Dos hechos singulares dan un carácter relevante a esta etapa. Uno de ellos es el alistamiento de los nativos en cuerpos en que no intervienen los extranjeros. El otro hecho es el de la implantación de los métodos democráticos para la elección de los comandos. Los vecinos convertidos en milicianos, designaron pro su voto a los oficiales. Los oficiales eligieron, a su turno, a los jefes. Un espíritu tan hondamente republicano como el del deán Funes, observó con acierto en su “Ensayo”: “De esa manera fue posible tener como soldados rasos a hombres acaudalados bajo las órdenes de un pobre labrador, y ver al negro valiente en la misma fila luchando codo a codo con su amo”. Habían desaparecido, pues, las diferencias sociales y raciales, igualdad sobre cuyas bases se constituirá más tarde la nación. Se establecieron las necesarias jerarquías, pero no de acuerdo con el linaje o la fortuna, sino teniendo en cuenta las aptitudes personales. Es así como un abogado, Secretario perpetuo del Consulado entre la oficialidad. Llegará a ser uno de los grandes generales de la epopeya emancipadora. Su nombre: Manuel Belgrano.

 

Las victorias de las armas porteñas, junto a las cuales luchan con denuedo los regimientos formados por naturales de las diversas regiones de España, combatieron con bravura en todos los frentes, sus lanceros ya sin municiones rompieron las filas inglesas a punta de bayoneta evacuando a las tropas que habían quedado atrapadas y lograron la rendición de los ingleses, decidieron la voluntad de independencia de quienes empiezan a sentir el legítimo orgullo de llamarse argentinos. Así los nombra Vicente López y Planes en su poema y los reconocen las autoridades capitulares de Santiago de Chile. No tarda en manifestarse el ánimo de soberanía popular que alienta en el país.

 

La ocasión llega el 1° de enero de 1809, cuando el partido, inconfundible en sus tendencias, de los realistas, logra arrancar de Santiago de Liniers su renuncia. En los cuarteles vigila la nueva nacionalidad, aún en embrión, pero ya con vida. Al frente de los Patricios, Cornelio Saavedra marcha sobre la Plaza Mayor (hoy Plaza de Mayo) para frustrar el golpe reaccionario del Cabildo. Lo consigue. Es ahora un jefe militar indiscutible el que tres años antes vivía consagrado al comercio.

 

En los sucesos de Mayo, la influencia del Ejército resultó decisiva. Exigiendo el pueblo la convocatoria de un Cabildo abierto, a fin de que aquél deliberase y resolviera sobre su destino, no tardó el virrey Cisneros en apelar al apoyo de las fuerzas armadas. Reunió a los jefes en el Fuerte y a su exhortación respondió Saavedra, manifestándole que ante la realidad de que había caducado la autoridad de la cual emanaba el mandato virreinal, “el pueblo quiere reasumir sus derechos y conservarse por sí mismo”.

 

Unidos pueblo y Ejército… Así los vio el propio Cisneros y cuando, depuesto el virrey en la noche del 22, el Cabildo resolvió al día siguiente mantenerlo en el ejercicio del poder como presidente de una junta, o procurando ganarse la buena voluntad del Ejército mediante regalos a los oficiales y a la tropa, las fuerzas armadas, no fueron insensibles al clamor popular de la protesta.

 

La solución, ambigua, no satisfacía al pueblo que en la mañana del 25 se reunió en la Plaza Mayor para obtener un corte decisivo.

 

Triunfó el pueblo, triunfó la patria. Triunfó el Ejército, parte indivisible del pueblo, que, alerta aguardaba por si su intervención resultaba necesaria.

 

-          “¿Dónde está el pueblo?”, preguntó el síndico Leiva, asomándose al balcón del Cabildo.

-          “El pueblo en cuyo nombre hablamos, está armado en los cuarteles y una gran parte del vecindario espera en otros sitios la voz de alarma para venir aquí”, le respondió Beruti.

 

El pueblo salvaba con sus armas la revolución democrática.

Sería interesante volver a los clásicos, releer la historia, el legado y ejemplo de nuestros Patriotas y, por supuesto, la Carta Magna para retomar el pensamiento de Alberdi como punto de partida y encarrilar nuevamente a la Argentina. Independencia y Libertad -palabras, valores inseparables- llamará el futuro vencedor de Salta y Tucumán a sus baterías de Rosario. Independencia y Libertad, esto es, soberanía y democracia, fueron y son la luz de aquel día lluvioso en que nació el ciudadano.

jueves, 18 de mayo de 2023

La grafía en época de Belgrano

 


Ponencia del Señor profesor Esteban Giménez, Académico honorario

Salón de Sesiones "Manuel Belgrano" de la Sede de la Academia Belgraniana 17/05/2023


Antes que nada, quiero agradecer a las autoridades de la Academia Belgraniana en particular, a mi amigo don Rubén Gavaldá y Castro por la invitación —que me honra— a exponer sobre un tema que (debo reconocerlo) jamás me habían solicitado... y no creo que nadie lo vuelva a hacer:

La grafía en tiempos del general Manuel Belgrano, que cursó sus estudios en el Real Colegio San Carlos, establecimiento que sería el antecesor del Colegio Nacional DE Buenos Aires.

 

La historia de nuestra lengua es muy interesante y, por lo general, se la desconoce o bien se la transmite deformada.

Para explicar su origen, hemos de remontarnos muchos siglos atrás, cuando España o Hispania (‘tierra de conejos’, según la traducción del latín) estaba ocupada por las tribus de los celtas, íberos, celtíberos y tartesios, por citar las principales.

Como todo territorio de la Antigüedad, España estuvo sometida a sucesivas invasiones, en algunos casos solo para comerciar (fenicios, cartagineses) y en otros, con la intención de ocupar el territorio y someter a los oriundos a un extenso dominio (en algunos casos, a varios siglos, como veremos).

Griegos, romanos, bárbaros, árabes dominaron España por muchos siglos (los árabes, por ejemplo, permanecieron 800 años en la Península Ibérica).

Y cada uno de esos pueblos, durante el tiempo que duró su dominio, ejerció gran influencia sobre los invadidos: hábitos, religiones, comidas, lenguaje.

Esa mezcla de culturas dio como resultado el nacimiento de todos los dialectos que se hablaban —y aún se hablan — en España: asturiano, gallego, catalán, castellano, leonés, sevillano...

Y la pregunta surge espontáneamente: ¿por qué hablamos castellano y no catalán o gallego? En el siglo XIII, el idioma oficial en España era el latín, pero fue el rey Alfonso X, el

Sabio (alguien que hizo mucho por la cultura), quien dispuso que toda la documentación oficial y no oficial se redactara en el dialecto de Castilla (en esta decisión aparece, ¡cuándo no!, la influencia de la política).

Posteriormente, fueron los Reyes Católicos Fernando e Isabel quienes extendieron la resolución a toda la América Hispana conquistada por Ella.

Algo curioso sucedió con la influencia del latín en nuestra lengua: cuando los romanos llegaron a España, trajeron el latín; pero esta lengua tenía en el Imperio Romano tres niveles: el latín culto (hablado por los nobles, los profesionales y los instruidos), el latín urbano (lo hablaba la gente común, como comerciantes y trabajadores) y finalmente, el latín vulgar (que lo hablaban los esclavos, los extranjeros, los agricultores y los plebeyos).

Pues bien, adivinen cuál fue el latín que trajeron los romanos a España: exactamente, el latín vulgar. 

Para nosotros, por supuesto, esa categoría de latín no nos afectó, pero observen ustedes cómo la historia se volvería a repetir unos siglos más tarde cuando llega Colón a América: ¿cuál era el nivel de español que hablaban los marinos del navegante genovés? ¡Claro!, el vulgar, porque los marineros de Colón eran convictos, desertores, esclavos... que no hablaban un castellano culto. 

Griego, latín, árabe, hebreo, germano, celta, vasco, catalán... todas estas lenguas dejaron su huella en la nuestra, pero la que mayor influencia ejerció fue el latín: el 75 % de los vocablos del castellano provienen de la lengua de los romanos; le siguen la de los griegos y la de los árabes, cuya permanencia de 8 siglos en España fue más que suficiente para dejar no solo gran cantidad de vocablos sino también huellas de su cultura especialmente en el sur de la Península (quien ha visitado Granada, Sevilla, Andalucía, lo ha podido comprobar).

Pero no solo esas lenguas aportaron elementos al español porque cuando los conquistadores llegaron a América los nativos no estaban esperando que los invasores le trajeran un idioma, ellos ya lo tenían y muy variados: guaraní, chibcha, tupí, caribe, maya, azteca... y los españoles conocieron e incorporaron palabras a su léxico: cancha, tomate, puma, papa, tiburón...

Hoy hablan español más de 500 millones de personas en el mundo y va camino a ser la lengua más hablada, después del chino y el inglés.

A este dato se une el hecho de que las tripulaciones de los barcos eran mayoritariamente andaluzas, que los inmigrantes pasaban un año en Sevilla a la espera de la documentación para embarcar y que luego se establecían en zonas relativamente aisladas unas de otras, predominantemente costeras, en las que convivían, además, con los colonos de origen castellano. A este respecto hay que recordar que, en el siglo XVII la diversidad de los dialectos peninsulares era verdaderamente grande pero entre el castellano y el andaluz había pocas diferencias a excepción del seseo y de la reducción de las consonantes finales, por lo que fue la conjunción de estas dos variedades dialectales -con claro predominio del andaluz- habladas por el 67,5 % de los colonos el que puede considerarse como factor nivelador del español de América desde sus orígenes.

Otra característica importante del español de Buenos Aires en el siglo XIX fue su variedad fonética. La región tenía una pronunciación distintiva que se diferenciaba del español hablado en otras partes de América Latina. Por ejemplo, la "y" y la "ll" se pronunciaban de manera similar, como una "sh", lo que llevó a la creación de una nueva letra en el alfabeto español: la "che".

Además, el español hablado en Buenos Aires en el siglo XIX era un lenguaje muy rico en términos de jerga y argot.

El uso de palabras y frases no convencionales era común en la ciudad, especialmente entre los grupos sociales más bajos. Estas palabras y frases a menudo eran utilizadas para describir situaciones o experiencias específicas.

 

Otra característica importante del español hablado en Buenos Aires en el siglo XIX fue su uso del "voseo". El "voseo" es una forma de conjugación verbal que se utiliza en lugar del "tuteo" en algunos países de América Latina.

En Buenos Aires, el "voseo" era muy común y todavía se utiliza en la actualidad en Argentina, Uruguay y algunas partes de Paraguay. Actualmente, el ‘voseo’ es admitido por la RAE en la conjugación de verbos. El español hablado en Buenos Aires en el siglo XIX era una variedad lingüística rica y distintiva que reflejaba la influencia europea y la diversidad cultural de la región. Su variedad fonética, el uso de jerga y argot, y el uso del "voseo" son algunas de las características más importantes de este lenguaje histórico, que todavía se pueden ver en el español hablado en Argentina en la actualidad.

Ya en el siglo XIX, como resultado de las gestas independentistas, la lengua española pasó a pertenecer al patrimonio cultural de cada una de las naciones liberadas, por lo que la norma gramatical de España —otrora modelo en las colonias— solo conservó su validez en la península.

 

Sucede que la nueva identidad americana y el ascenso de los criollos al poder ayudaron a que se le diera una valoración positiva a lo propio.

Pese a esto, el período no fue del todo homogéneo. En una primera etapa, se quiso respetar la pureza de la lengua, y, de hecho, hubo intentos de crear academias nacionales con el propósito de conservar la lengua respetando el modelo normativo de España. Esto quizá se debiera a que el español era considerado el único bien valioso heredado de la época virreinal.

En una segunda etapa, probablemente más romántica, los sucesos dieron un giro significativo. Con la generación argentina de 1837, se planteó el hecho de que la lengua debía satisfacer las necesidades de los americanos, se procuró así una emancipación de la lengua análoga a la que se había dado en el plano político. Fue en ese contexto que tuvo lugar la polémica entre los que mantenían una actitud de ruptura con la tradición académica y de reivindicación de los modos de hablar regionales (postura liderada por Sarmiento), frente a los que mantenían una actitud de defensa de la unidad de la lengua y de los modelos clásicos (postura liderada por Bello).

Sin embargo, fue Rufino José Cuervo, el destacado filólogo y lexicógrafo colombiano, quien se ocupó de diseñar la fisonomía del español hispanoamericano dentro de la perspectiva metodológica de las gramáticas romances. En efecto, fue Cuervo el primero en describir la formación y el desarrollo del español de estas latitudes y el primero también en estudiarlo como una legítima variedad del español peninsular. Por desgracia, las ideas de Cuervo no llegaron a divulgarse con la suficiente fuerza en su momento. Esto produjo que, a fines del siglo XIX,

 

Hispanoamérica se encontrara con dos realidades contrapuestas: por un lado, la creación, a partir de 1870, de Academias nacionales «asociadas» a la Española; por otra, la tentativa, por parte de algunos criollos, de crear un idioma nacional que se basara en el habla de los campesinos o en el habla vulgar de las ciudades, tentativa que provocó una serie de reacciones adversas, como ocurrió en Argentina, donde, en una circular de 1891, el entonces Ministro de Instrucción Pública del gobierno de Carlos Pellegrini, Juan Carballido, se animó a declarar lo siguiente: «Renunciemos a vanagloriarnos con nuestras  incorrecciones: no hay más idioma nacional que el castellano».

 

ORTOGRAFÍA:

Desde 1400 hasta 1800 se vivió un caos ortográfico. Afirma A. Esteve que “ningún sistema ortográfico consiguió una aceptación general y constante”. Como resultado, se encuentran las siguientes características ortográficas:

●Las dobles consonantes “cc”, “ff”, “ll”, “mm”, “pp”,

“rr”,”tt”, “ss”: “linccenciado”,“Officio”, “mill”,

“commissario”, “cappitán”, “rrico”, “ttitulo”, “assi”.

● Los grupos cultos grecolatinos “ch”, “ph”, “th”:

“Christoval”, “Phelippe”, “Catholica”

● “q” por “c”: “quatro”, “quando”

● Falta de distinción entre “i” y “y” y viceversa: “reyno”,

“seys”, “oydor”, “assy”. “Maior”,“suios”

 

● No hay distinción entre entre “b” y “v”: “aver”, “bibir”,

“probincia”, “dever”

● La vocal “u” es representada con la “v”: “vno”,

“avdiencia” (explicación de la uve).

● Confusión y omisión de la “h”, los escribanos la ponen

donde no es necesaria y otros la quitan de donde está

bien: “hir”, “henero”, “aver”, “ospital”

● La “ç” por “c” y “z”: “Esperança”, “fuerça”, “março”,

“arçobispado”, “limpieça”,“açienda” - “azienda”, “hiçieron

- hizieron”, “conosçerá”, “nesçesidad”.

● La “z” por “c”: “dize”, “diziembre”, “zédula”, “zel”

● La “x” tiene valor de fricativa palatal sorda [sh], como en

inglés “sh” de “show”: “dixo”,“dexado”, “executada”,

“foxas”, “debaxo”, “abaxo”, “dixe” “dixesen”,

“Mexico”,“vermexo”, “Truxillo”.

● Metátesis: “catredal” (catedral), “Graviel” (Gabriel”,

“prejudicar” (Perjudicar).

● Lambdacismo (r > l): “Bernaldo” (Bernardo), “notifical”

(notificar).

● Rotacismo ( l > r): “frota” (flota), “bulra” (burla), pasta

frola/flora.

● Ultra corrección “n > m”: “dom Pedro”, “tam pobre”,

“ordem de Sanctiago”.

● Pérdida de la vocal de apoyo “e”: “scrivano”, “scripto”,

“Spaña”

● Relajamiento de la fricativa verlar sorda /x/ y

conservación /h/ Fricativa faríngea sorda:“almojada”,

 

“xazer”, “gasienda”,”gará (hará), “muher” (mujer), “hosé”

(José), “se juyeron” (se huyeron).

● Omisión/ elisión de “d”:

“dao”, “ganaos”, “apoderao”, “picao”, “arquilao”,

“benao”,“diputao”

● Vacilación vocálica:

“e” por “a”: “treslado” (traslado)

“e” por “o”: “veresímile” (Versosímil)

“e” por “i”: “notefiqué”, “reçebida”, “yntelegible”,

“escrevir”

“i” por “e”: “cimenterjo”, “çimenterio”, “confiçion”,

“Gironimo”, “sabidor”,“ynbíen” (envíen).

El vocalismo tónico: “mesmo” y “asimesmo”

 

● La reducción de los grupos consonánticos cultos:

<nm > m: “comigo”, “emendado”

ns > s: “coste” (conste)

cc > ç: “juridiçion & jurisdiçion”

Ct > t: “defeto y efeto”

● Conservación de los grupos consonánticos cultos:

ns: “consta”, “conste”, “constando”

gn: “digno”, “dignada”, “signo”

nm: “ynmunidad”

ct: “doctor”, “efecto”, “factor”, “recta”.

pt: “escriptos”

Adición de sonidos:

Prótesis: “

r

 

renpujón” (empujón); emprestar (prestar).

Omisión de sonidos:

Aféresis: “cerca” (acerca), “çortes” (açortes), “demás”

(además), “remetió”(arremetió).

Síncopa: “pecunarias” (pecuniarias), “maçe” (maese)

 

MORFOLOGÍA:

● Alternancia en el número de los sustantivos: “se deuen muchos dineros.

“enfrente de las casas del señor doctor Alarcón”.

● Uso de “quien” con valor plural “quienes”: “Vido que

muchos estauan con espadas desnudas en las manos, a

quien, por ser este testigo corto de vista...”.

● Las formas “do” y “o” equivalen a “donde”: “Atestiguo

de do...”, “ otra caxa blanca sinllaue...” y “Va corregido o dezi

● Laísmo “la”: “...la pudiera ayr”, “ella preguntaba, la

respondí.

● Pronombre clítico: “y le dio noticia cómo los cléricos

abían sacado de la cárçel al dicho Guillén y llevándolo (lo

han llevado) a la yglesia”.

● Los demostrativos fundidos: “desta”, “del”, “della”.

● El pronombre personal “nos” por “nosotros”: “se trayga

a la Casa de la Contratación de Seuilla para nos”, “Nos, el

Presidente y oydores de la Audyencia Real”.

● El préterito perfecto de subjuntivo: “fuese”, “deviesse”,

ocupasen”, “mandase”.

● El futuro de subjuntivo

 

1: “fuere”, “fueren”, “perteneciere”, “offreçiere”.

● Asimilación del grupo /r/ > /ll/ en infinitivo: “meniar” >

“meniallo”.

● Forma adverbial - mente: “forçosamente”,

“justificadamente”, “humillmente”,“largamente”

 

SINTAXIS:

● Omisión del artículo determinado e indeterminado:

“Enuiar a los Reynos de Castillare[un] ligiosso que los

pidiese al Rey”. “hico su Magestad merced a [el]

llicenciado JuanPáez de Vallecillo de [la] placa de oidor”.

El artículo y la preposición no se contraen “bino a el

capítulo pasado”, “la suçesión de el ducado de Beragua”.

● El artículo ante apellido: “y le dixo al Baldelomar...”

● “un “ ante nombre de persona: “vn Juan Domínguez”.

● Anteposición en los adjetivos: “real seruicio”, “preçisso

y forcosos gastos

Orden sintáctico distinto al actual de los adjetivos “otro” y

“ningún”: “aya hecho su Magestad otra ninguna merced”

(ninguna otra Merced).

● Los números compuestos conectan sus elementos por

medio de la conjunción “y”:“seiscientos y quinze”,

“ochocientos y uno”.

● Uso de sintagma “artículo + posesivo + sustantivo: “

el vuestro presidente y oydores”,“ una su real cédula”.

● Aparición del sintagma “artículo + dicho + posesivo +

sustantivo”: “el dicho su padre”,“el dicho su hermano”

 

SEMÁNTICA: Léxico:

Vocabulario colonial y se ha mantenido hasta hoy en día:

Tener el juicio torcido

: “Estar loco”.

Tener entrada

: “Ser admitido como pretendiente en la casa de la novia”.

Tener razones

: “Altercar”.

Tomar estado

: “Casarse”

Trabarse de razones

“Empeñarse en una discusión, riña o disputa”

Vivir mal

“Vivir amancebado”

Alzado

“Animal doméstico que se vuelve salvaje”.

Amarrar

“Atar”

Pulpería

“tienda de mercancías y abarrotes”

Quebrada

“Arroyo, riachuelo (terreno por donde corre el agua)”

Ranchear

“Acampar” (término soldadesco).

Rancheria

 

“Agrupación de ranchos o viviendas indígena

Chapulin

“nombre de langosta”

Chichigua

“mamar, ama de cría, nodriza”

Chilacate o Chilacalte

“variedad de cacao”

Mecate

“soga, cordel”

Chiquihuite

“cesto”

Mitote:

“especie de danza usada por los aztecas”

Naguatato

“intérprete”

Petaca

“baúl, arca”

Tabanco

“Desán, sobrado”

Tejón

: topo

Tajamanil o tejamanil:

Tabla delgada y cortada en listones que se colocan como

tejas en lostechos de las casas.

Popote / pajilla:

Pajilla para beber líquidos.

Gamusa /Gamuza:

 

“Antílope del tamaño de una cabra grande, con astas lisas y rectas,terminadas a manera de anzuelo, y capa oscura, que vive en los Alpes y los Pirineos” (RAE)

 

Como vemos, nuestro prócer tuvo que lidiar con las irregularidades idiomáticas propias de la época, algo que no le impidió transmitir sus ideas, sobre todo, cuando colaboró con la creación del primer periódico de Buenos Aires, el Telégrafo Mercantil.

Esa era la grafía en sus tiempos y a través de ella supo expresar sus modernas ideas don Manuel José Joaquín del Sagrado Corazón de Jesús Belgrano.

sábado, 13 de mayo de 2023

Las Batallas del general Belgrano


Mapa interactivo sobre Las Batallas del general Belgrano

Por el Consejero Académico Ernesto Martinchuk


Presentamos a continuación el Primer mapa interactivo sobre Las Batallas del General Manuel Belgrano. Esta nueva realización se suma a la ya realizada con Senderos Históricos, La Campaña al Paraguay y  Las Banderas Belgranianas. Todas estas producciones están dedicadas a los docentes, estudiantes, investigadores e historiadores, tanto del país como del exterior, que ahora, -gracias a las nuevas tecnologías- podrán hacer más ameno el trabajo de transmitir datos históricos que vivieron nuestros próceres durante la época de la colonia. y la guerra de la Independencia.

Las Batallas del general Manuel Belgrano -llevadas a cabo por el abogado porteño devenido en militar- nos ilustra sobre las operaciones militares, que registra nuestra historia en la lucha por la independencia. Muchas veces, la conspiración del silencio, ahogó la voz y las acciones de un audaz Patriota que se adelantó a su tiempo.

Manuel Belgrano (1770-1820) Numen de Mayo. Estadista, Economista, abogado, periodista, político, ecologista, militar Funda Academia de Náutica, Dibujo y Matemática. Pionero de la Educación Pública. Creador de la Bandera Nacional. Defensor pueblos originarios, recorre miles de km con hombres a pie, armamento, municiones, carretas y algunas veces sin víveres por zonas geográficas desconocidas hasta ese momento. Atraviesa ríos, lagunas, esteros, bosques y montañas, desafiando situaciones límites de todo tipo, que no le impidieron fundar pueblos, escuelas, redactar reglamentos y traducir a los grandes pensadores.

Les propongo ahora sumergirse y compartir un viaje imaginario acompañado por sonidos de lo que fue la épica Campaña por la Independencia Americana, realizada por uno de nuestros más humildes Patriotas: Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano.

TACUARÍ: UN TRIUNFO POLÍTICO

  TACUARÍ: UN TRIUNFO POLÍTICO Por Ernesto Martinchuk Consejero Académico Que una derrota militar puede transformarse en un triunfo político...