Manuel Belgrano en el cancionero. Pasado y presente.
Ponencia de la Sra. Prof. Dra. Olga Fernández Latour de Botas, Académica honoraria
Salón de Sesiones "Manuel Belgrano" de la Sede de la Academia Belgraniana 15/06/2022
Resumen.La intensa vida pública del patricio don Manuel Belgrano, sus
campañas militares, su genio creador de símbolos nacionales, sus victorias, sus
derrotas, su actividad social, su salud quebrantada,, su retorno a la casa
natal y su muerte han sido temas para cantares surgidos en diversos niveles
referenciales de la sociedad argentina y en distintos tiempos.
AbstractThe intense public
life of patriot Manuel Belgrano, his military campaigns,
his creative imagination for nationals symbols,
his victories, his defeats, his social life, his health, his return to his birthplace and
his death have all been
subject for songs emerged in
different reference levels of the argentinean society and at
different time
A Manuel Belgrano[1] le tocó ser contemporáneo de una floración poética tan heterogénea como apasionada: la de la verdadera poesía revolucionaria.
En efecto, una perspectiva estratigráfica puede reconocer fácilmente en la producción literaria en verso de aquellos años, la existencia de
- un nivel urbano cultivado, casi palaciego, como que copiaba los modos imperantes en la metrópoli española europea;
- un nivel decididamente popular y tradicional, que ahora designamos como “folklórico”, de versos compuestos para ser cantados por bardos anónimos y transmitidos generacionalmente, con cambios de formas y funciones que demuestran su apropiación libre por quien se siente identificado con ellos;
- un nivel naciente, de poesía “a lo rústico”, con características netamente americanas, que tomó como arquetipo humano al jinete ganadero de las pampas y de las cuchillas, al gaucho rioplatense.
[1] Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano vino al mundo en Buenos Aires el 3 de junio de 1770 y falleció el 20 de junio de 1820 en la misma ciudad, en el idéntico solar, en la misma casa y, tal vez, hasta en la precisa alcoba que lo vieron nacer.
Cumplidos ya los
bicentenarios de la creaciones de la escarapela[1] y de la bandera nacionales [2], del éxodo jujeño[3], del combate de Las Piedras [4], de
Manuel Belgrano en las tradiciones argentinas. Documentos y proyecciones.
La poesía popular anónima,
aquella que por la voz del cantor expresa, con rituales adecuaciones a las
modalidades de la tradición regional,
las creencias, los intereses y los sentimientos de la gente, suele dejar
escasos testimonios de piezas referentes a los más grandes próceres argentinos.
Por el contrario, varias obras poéticas de autores firmantes, ya sean de
intención didáctica. en lengua general urbana, como de inspiración gauchesca o
regional nativista, han tomado al creador de nuestra Bandera como uno de sus
hombres-símbolos. En el caso del General Belgrano vale, para designarlo con la
mirada del pueblo, el título de una composición del poeta León Benarós incluida en el disco “Forjadores
de la patria” que lo llama “Manuel el Bueno” .y
dice en su copla reiterada como estribillo:
Mis ojos en claro día/ levanto al cielo sereno/ y digo en mi corazón/ allá está
Manuel el Bueno.” Y también
quien esto escribe exaltó los rasgos de carácter del prócer en distintas coplas
de cantares y de bailes como “Una doble para Belgrano” que pertenece a
En primer lugar debemos señalar que la carencia de cantares tradicionales referidos a Manuel Belgrano no es una excepción respecto de lo que acontece con otros patricios y, si hurgamos en las obras de Ventura R. Lynch (1883) y de Jorge M. Furt (1923-1925), en los Cancioneros de Juan Alfonso Carrizo (1926, 1933, 1935 , 1937, 1939, 1942 ), de Orestes Di Lullo (1940 ) , de Juan Draghi Lucero y Alberto Rodríguez (1938), o de Guillermo Alfredo Terrera( 1948 ), si recorremos el Romancero de Ismael Moya (1941), las compilaciones poético musicales de Isabel Aretz (1946 a 1978 ) y mi propio libro titulado Cantares históricos de la tradición argentina (1960) por ejemplo, hallaremos una parva colección de piezas referidas tanto al creador de nuestra enseña nacional como al General José de San Martín, al General Martín Miguel de Güemes, al general Juan Martín de Pueyrredón y a la mayor parte de los más ilustres próceres de nuestra independencia. Es que, así como el folklore poético no es descriptivo de paisajes , tampoco es evocativo de personajes o de hechos. El pueblo cantó, en sus coplas, décimas o “argumentos”, las historias, noticias y “casos” referidos a quienes le fueron próximos en el espacio y en el tiempo. No lo hizo espontáneamente, en cambio, respecto de las personalidades que, con escasa gravitación local, se han destacado en el plano nacional o internacional por la grandeza de sus hechos o de sus ideas. No obstante hemos de ahondar en esta búsqueda de perlas escondidas.
El
cantar folklórico no registra menciones de Belgrano en tiempos de sus campañas
al Paraguay y a
Es
un grupo de argentinos
el que marcha a combatir;
es
y es Belgrano su adalid.
Con
la bala y con la idea
traen de Mayo el boletín;
y las selvas paraguayas
van abriendo al porvenir,
mientras
juega con sus chismes [9]
el Tambor de Tacuarí .
[1] Propuesta
por Belgrano al Gobierno el 13 de febrero de 1812. El 18
de febrero de ese año, el Gobierno resolvió reconocer
[2] "Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé hacer celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela nacional”.(Del oficio cursado por Manuel Belgrano al gobierno el 27 de febrero de 1812, día en que había izado el pabellón en las barrancas del Paraná.)
[3] El 23 de agosto de 1812 se inicia el “éxodo jujeño”
[4] Se refiere al combate entablado el 3 de septiembre de 1812 a orillas del río Las Piedras, actual
provincia de Salta: la victoria fue para los patriotas. Hubo otro combate, en
[5] 24 de septiembre de 1812.
[6] 20 de febrero de 1813,
[7] Fernández Latour de Botas, O., 2012.
[8] Obligado, R.. El autor del poema Santos
Vega, publicó estos versos, escritos por encargo de
[9] chisme s. m. 1 fam. Objeto pequeño y
de poco valor, especialmente si es inútil o estorba. 2 fam. Objeto
o utensilio de forma extraña o complicada que no se sabe cómo nombrar: tengo en casa un chisme de esos que sirven para pelar
patatas. 3 fam. Noticia o comentario, verdadero o falso,
sobre las vidas ajenas, con el cual se pretende hablar mal de alguien o
enemistar a unas personas con otras: en
esa revista no cuentan más que chismes. cotilleo.
Diccionario Manual de
Referencias a la relación entre Belgrano y los colores de la escarapela y de la bandera nacionales por ejemplo, no aparecen claramente en nuestro cancionero tradicional Hay solo una coplita, que es molde poético utilizado también por los cantores populares para referirse a otros personajes políticos décadas después, y que, sin mencionar colores, se deja teñir por los de nuestra imaginación patriota. Es la que dice: Manuel me ha dado una cinta,/ Belgrano me dio un cordón /.Por Manuel yo doy la vida,/por Belgrano el corazón.[1]
No hemos hallado piezas poéticas
procedentes de
En
cambio, la actuación de Belgrano en el Noroeste argentino dejó huellas
profundas por muchos motivos. En primer lugar, Belgrano, quien fuera el
Secretario Perpetuo del Consulado de Buenos Aires desde la creación de este
organismo (1794) y vocal de
Desde el grito de la patria
sigue nuestro padecer,
los pueblos pacificados
sin esperanzas de ver.
También
en su Cancionero popular de Salta [3] incluyó Juan Alfonso Carrizo
un fragmento de esta pieza de la cual
hemos publicado, asimismo, otro fragmento procedente de Catamarca[4]. Explica el estudioso
catamarqueño con su erudición
característica: “Estas décimas me fueron
dictadas en Guachipas, por don Esteban Giménez, el 29 de abril de 1930. Giménez
es hombre de 45 años y había oído esta trova en Ledesma ( Jujuy), en
A continuación continúa Carrizo[6] sus sabrosas notas
insertando palabras del propio Belgrano: “Es
necesario –decía- mantener y sostener
el ejército para cuanto gasto cause,
porque de otro modo acabaríamos por perder el crédito que felizmente ha tratado
de recuperar D. Juan Martín de Pueyrredón” .Y después de recibido del
mando, escribía :Para llevar adelante mis
miras y mantener el ejército como debe ser, vestido, alimentado y pagado,
recobrando el crédito perdido en el interior, se necesita dinero, y es
indispensable que V.E. me provea de él. Para atender a estas exigencias, el
gobierno le remitió 40.000 pesos fuertes. Con esta cantidad, sujetándose a la
más severa economía, pudo atender al ejército, sin hacerlo pesar sobre las
poblaciones” (Mitre: Historia de Belgrano/.../,
Buenos Aires, Ed.
Estas penurias de Belgrano y de su ejército y la malversación que podía suponerse, por parte de los gobiernos, de los ingentes fondos que eran recaudados, sobre todo en Buenos Aires, fueron recordadas después de la muerte del prócer por el “Homero” [7] de la poesía gauchesca, Bartolomé Hidalgo, en el primero de sus Diálogos entre Chano y Contreras, de 1821[8], con versos como: ‘Tantísima pesería! / ¡Yo no sé en qué se gastó! / Cuando el general Belgrano/ (que esté gozando de Dios) / entró en Tucumán, mi hermano/ por fortuna lo topó,/ y hasta entregar el rosquete/ ya no lo desamparó. /Pero ¡ah, contar de miserias!/ ¡De la misma formación/ sacaban la soldadesca/ delgada que era un dolor!/ con la ropa hecha miñangos,/ y el que comía mejor/ era algún trigo cocido/ que por fortuna encontró/.../..
El episodio conocido como “éxodo jujeño” en que, el 23 de agosto de 1812,
obedeciendo a un bando del general Belgrano, el pueblo todo de la ciudad de
Jujuy abandonó sus hogares y se puso en
marcha hacia Tucumán dejando sin recursos al avance de las tropas realistas, impactó
profundamente en la memoria histórica de esa provincia. Ello se refleja en
algunas coplas rescatadas en sus trabajos de campo por don Juan Alfonso Carrizo
que, treinta años después, ya no pudimos recoger. Pero, además, referencias al tiempo y a las
obras del general Belgrano han perdurado en algunas de las tradiciones[9]
populares de todo el Noroeste argentino. De esta manera en Jujuy, aún en la
tercera década del siglo XX, corría el
siguiente relato que anota Carrizo:
Cuenta la tradición lugareña que un
joven oficial de la patrulla encargada de recorrer la ciudad, para informar al
jefe sobre el cumplimiento de la orden, al dejar la ciudad desierta, cantó esta
copla. Así me refirió el doctor Ovejero[10], quien tuvo la gentileza de darme estos datos y
la copla: “ ¡Adiós, Jujuycito, adiós!/Te dejo y me voy llorando: /la despedida
es muy triste, /la vuelta, quién sabe cuándo”.
[11]
Respecto
de la cuarteta, tal vez deteriorada, de rima 6a5b6c6b que dice:¡Vamos tucumanos,/vamos hermanos!/Que corre
peligro/ el bravo Belgrano//, explica Carrizo que “Es también copla del Éxodo,
la cantaban los soldados jujeños durante la retirada del ejército y de la
población en masa. Numerosos jefes y oficiales del ejército y muchos de los
soldados eran tucumanos, o se habían alistado en esa provincia, por eso dice:
¡Vamos tucumanos! [12]
Otra tradición referida a la vida del General Belgrano trae consigo el
recuerdo de una intencionada coplita. Ricardo Rojas fue el primero en exhumar,
para la literatura, esta anécdota belgraniana relatada por el Coronel
Lorenzo Lugones, que actuó en el ejército auxiliar del Perú. Cuenta que los soldados entonaban un Cielito[13]
para recomendar al General Belgrano, a quien risueñamente llamaban Chupa Verde[14],
que no se manifestara encantado de la gestión de sus abastecedores pues los
tasajos que le habían enviado estaban en mala condición. Y decían así: Cielito, cielo que si,/ cielito del Puente e
Márquez,/ no te andes pintando, Chupa,/ que están podridos los charques. La referencia a
Puente de Márquez se relaciona con hechos en la provincia de Buenos Aires,
pues el topónimo, cuyo origen fue explicado por Ventura R. Lynch en su obra de
1883 [15]
señala un paraje ubicado hacia el Oeste de
La batalla de
Tucumán, pese a la profunda gravitación que tuvo en la política de toda la
nación naciente, no ha conservado poesía de cantares folklóricos que la
recordara, por eso, en nuestra Balada
belgraniana 1812 describimos sus casi milagrosas instancias y le dedicamos
una humilde pero reverente coplita del “Romance a la gloria de Belgrano”: “24 de septiembre/ ¡No ha habido batalla
igual!/ Es de
Belgrano y del pueblo/ la gloria de Tucumán”.
Llegamos así, tras la
infructuosa búsqueda de un verdadero cancionero folklórico belgraniano, a los
días que siguieron a la batalla de Salta (20 de febrero de 1813) en los cuales
aparece una composición que no solamente fue divulgada por todos los ámbitos
del territorio rioplatense sino que fue objeto de contrahechuras[18] y variaciones
demostrativas de la eficacia de su continente poético y del prestigio ganado
por la anónima y perdurable pieza. Se trata de una glosa en décimas, de pies
atados a una cuarteta temática, según el molde típico de estas trovas en España
y América, y completada por un atípico “envío”, llamado por su desconocido
autor con término corriente en las cartas postales para los agregados después
de la fecha: “Post-Data”. Fue recogida en obras historiográficas y literarias
como
Ahí te mando, primo, el
sable,. Ahí te mando, primo, el sable;
no
va como yo quisiera;
de
Tucumán es la vaina
y
de Salta la contera.
1
3
Cercado de desventuras,
desdichas y desaciertos,
no distingo sino muertos;
no veo sino amarguras.
Los hijos de estas llanuras
tienen valor admirable;
Belgrano, grande y afable,
a mi me ha juramentado,
y pues todo está acabado
ahí te mando, primo, el sable.
Vencedores
los patriotas en Salta (20 de febrero de 1813), ocurrió, sin embargo, la
particular circunstancia en que, después de triunfar ante el General realista
Pío Tristán y cuando éste decidió capitular para evitar un inútil derramamiento de sangre, el General Manuel Belgrano
aceptó la capitulación y a su vez ofreció honrosas condiciones: dejó en
libertad a todos los combatientes realistas, exigiéndoles solamente que
hicieran el juramento de no volver a tomar las armas en contra de
¡Eso sí, Ramón Contreras!
¿Se acuerda del fandangazo
que vimos en lo de Andújar
cuando el general Belgrano
hizo sonar los cueritos
en Salta a los maturrangos?
Por cierto que en esta aición
(sin intención de dañarnos)
hizo un barro el general
que aun hoy lo estamos pagando.
El quiso ser generoso
y presto miró su engaño,
cuando hizo armas en su contra
el juramentado Castro,
que quebrantando su voto
manchó su honor y su grado.
Después de la batalla de Salta, Belgrano siguió
camino con su ejército por
Sin embargo, vencedor en Tucumán (24 de septiembre de 1812) y en Salta (20 de febrero de 1813) el general Belgrano fue honrado con versos de apasionado agradecimiento, como estos de incuestionable influencia femenina, que comienzan;
Los pechos de las hermosas/ son aras en que arderán/ los inciensos que
reciba/ el Marte de nuestra edad.
[1] Fernández Latour, O. 1960
[2] Metátesis de “derrota” en el sentido de “derrotero”. El uso popular de la voz “redota” es uno de los primeros testimonios lingüísticos rioplatenses del “vesre” o “hablar al vesre” que registran con frecuencia, en el siglo posterior, las letras de tangos y milongas de nuestro país. La idea del éxodo para fomentar una política de tierra arrasada como arma defensiva encuentra curiosas coincidencias en la historia de aquellos años iniciales del siglo XIX. Acaso haya sido sugerida por Belgrano a Artigas, tras su propia derrota en el Paraguay (1811) frente al pueblo de allí nativo, habituado a la mítica búsqueda de la “Tierra sin mal” y la práctica de la “roza” y puesta en práctica por el porteño en 1812, al provocar el “éxodo jujeño”. De todos modos la estrategia de la “tierra arrasada” fue practicada desde la remota antigüedad en el mundo entero y, en el orden mundial, es fama que la pusieron por obra los moscovitas para vencer a la invasión napoleónica llegada a su ciudad en el mismo año del éxodo jujeño.
[3] Carrizo, J, A. , 1933.
[4] Fernández Latour, O. 1960.
[5] En la versión anotada
por Carrizo en Salta los dos últimos versos de la primera décima dicen precisamente así “No nos
dejan trabajar/ y vienen gritando ¡patria!”
[6] En su libro Cantares históricos del Norte argentino (1939)
el gran estudioso catamarqueño
agrega detalles referentes a las circunstancias en que Belgrano se hizo
cargo del Ejército del Norte y versos
cantados en Salta que, según su concepto, fueron las primeras estrofas
patrióticas compuestas en nuestro país, ya que preceden a las de la “Canción
patriótica” que Esteban de Luca compuso después de la batalla de Suipacha, cuyo
estribillo dice: Sudamericanos/ mirad ya
lucir/ de la dulce Patria/ la aurora feliz.”
[7] Así llamó Bartolomé Mitre al poeta
montevideano, en carta a José Hernández con motivo de la aparición de “La vuelta de Martín Fierro” (1879),
segunda parte de su famoso poema gauchesco.
[8] “Diálogo
patriótico interesante entre Jacinto Chano, capataz de una estancia en las Islas del Tordillo, y el
gaucho de
[9] Uso aquí la voz “tradición” no para designar al proceso general de transmisión generacional que es esencia del hecho folklórico sino, tal como lo ha propuesto don Bruno Jacovella (1959) , como nombre de un género literario que se transmite por medio de la oralidad pero cuyos personajes son no solamente reales sino también protagonistas de la gran historia de su país. Esto es, a la manera de las Tradiciones peruanas de Ricardo Palma o de las Tradiciones argentinas de Pastor Obligado
[10] Carrizo realiza varias referencias a Daniel Ovejero y a su trabajo de 1931 sobre el éxodo jujeño
[11] Puede inferirse que la copla se entonaría con aire de Baguala tritónica y acompañamiento de caja, según la tradición de esa área cultural
[12] Por su forma parece ser copla de Vidalita, la especie definida por el estribillo “vidalitá ”, según C. Vega.
[13] Cantar de coplas octosilábicas romanceadas , con estribillos, y baile de conjunto de parejas interdependientes derivado de las contradanzas europeas y de la familia del Pericón.
[14] “Chupa” es
nombre de una “prenda
de vestir masculina que cubría el tronco del cuerpo, a veces con faldillas de la
cintura para abajo y con mangas ajustadas; se ponía generalmente en traje
militar, debajo de la casaca” . Belgrano, caballero atildado en el vestir, solía
usar la chaquetilla de su uniforme militar de color
verde, de ahí que la tropa –acaso también con pícara referencia a su voz
aguda- lo llamara, entre otros apodos
frecuentes en la época, “cotorrita” o
“chupa verde”, denominación que,
según ciertas fuentes, alcanzó luego a
todos los soldados del arma de Infantería, que tiene al verde como color distintivo
[15] Se trata de un episodio del tiempo de las invasiones inglesas. Dice Lynch: “Los ingleses se reponen, hacen fuego nutrido sobre los fugitivos y logran matar el caballo de Pueyrredon. Aquí fue cuando Márquez (de quien el puente ha tomado su nombre), paisano oscuro que ocupaba el puesto de alcalde en el Pilar, hace girar rápidamente su caballo, recoge las riendas y presenta las ancas a Pueyrredon, que de un brinco se coge a la cintura de su salvador.”. En nota agrega: “Por esta acción, el Cabildo acordó a Márquez una medalla de oro que aún se conserva e nel salón de Jurados de Imprenta”.
[16] Diario de marcha del Coronel Belgrano a Rosario, en: Escorzo Belgraniano 3, (Cuadernos de Investigaciones Históricas), Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano, Convento Santo Domingo, 1995, p. 24.
[17]
Puede suponerse que el himno patriótico entonado entonces fuera la canción
escrita por Esteban de Luca, que se publicó en
[18] Contrahechura (del lat. contrafactum) es voz empleada en los estudios literarios para designar a las composiciones de tema “humano” cuyo “molde” se utiliza para cantar “a lo divino” (Bruce Wardropper, 1958) Antes de ahora (Fernández Latour, O., 1963), quien esto escribe ha aplicado la denominación a toda pieza construida sobre un molde poético preexistente, cambiando su tema, especialmente cuando este cambio implica la adopción de una posición opuesta, lo que es muy frecuente en nuestro cancionero histórico-político.
[19] Véase: Bartolomé Hidalgo /.../ 2007.
[20] Un
nuevo testimonio de esta forma de la
oralidad compartida, contemporáneamente,
por el área rioplatense y por la región noroéstica de
[21] Carrizo, J.A., 1935, Discurso preliminar. Capítulo quinto. La búsqueda.
Un héroe que forma el hado,/ y al Sud regala el destino,/ merece un honor divino,/ y un culto divinizado,/ en un altar consagrado/ a sus acciones gloriosas/ libaciones amorosas/ oblarle debe el deseo/ y que sirvan este empleo/ los pechos de las hermosas. /…/
Durante algunos años Manuel Belgrano fue al parecer ignorado por la alta poesía de su ciudad porteña , a la cual había vuelto para habitarla, hasta el día de su muerte: 20 de junio de 1820. Así, el Cancionero popular de la Revista de Derecho, Historia y Letras, compilado por Estanislao S. Zeballos, sólo anota una burlesca composición titulada : HISTORIA DEL DOCTOR BUÑUELOS, ESCRITA EN FRANCÉS POR Mr BOUDEIN Y TRADUCIDA AL CASTELLANO POR DON SANCHO RABIOLES que, en sabrosa nota de pie de página, Zeballos atribuye al “coronel Cabello”, director del Telégrafo Mercantil, donde fue publicada en 1801 y supone referida al “doctor don Manuel Belgrano” que había regresado a Buenos Aires en 1794.
Entonces floreció una rica producción
literaria, recogida en gran parte por La
lira argentina , tanto de autores anónimos
como con las prestigiosas firmas
de Fray Francisco de Paula Castañeda , Juan Crisóstomo Lafinur , Juan Cruz Varela o del mismo Esteban de Luca , de cuya
pluma proceden varias piezas y entre
ellas las Octavas de las que tomo estos
angustiados versos: “Ved a
Pero la memoria
popular conserva otros rasgos muy simpáticos referentes al carácter y a los hábitos del gran patricio. Sábese que, entre
tantas travesías y combates, el general
Belgrano, hombre de mundo y de refinada formación ciudadana tanto en Europa
como en América, parece no haber rehuido nunca la vida social. Así, de sus
estancias en las ciudades del Noroeste argentino surgen anécdotas que lo
vinculan con salones y con señoras y niñas de la sociedad. No hay cantares sobre
ello pero sí un Minué-Gavota con “allegro”, de Zamba, sin
letra tradicional, llamado
El
espíritu del general Belgrano impregna, sin duda, la breve pero emotiva colección de versos populares
que hemos podido reunir para homenajearlo
con un pequeño cancionero Varios somos los autores actuales que le hemos dedicado
nuestros versos y diversos los músicos y los cantores que los interpretan, por
lo que quisiera evocarlo, como al comienzo de estas páginas, con las palabras
del gran poeta puntano León Benarós quien, en su Zamba titulada Adiós
general Belgrano [2] , y para darnos letra en nuestra despedida, dice:
(Recitado) Al alba ya
está Belgrano (Cantado) Adiós, general Belgrano
alertando a sus soldados.
peregrino de la Patria,
¡Ah, generalito lindo, memorias le traigo
yo
por bueno y sacrificado!. de Tucumán y de Salta
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Buenos Aires, Academia Nacional de
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presentación en
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Lírica gauchesca. Tomo 1. Buenos Aires,
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Martín Fierro. Contiene al final una interesante memoria sobre el Camino
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