sábado, 19 de noviembre de 2022

Discurso del Señor Presidente de la Academia Belgraniana en ocasión de la entrega del Pabellón a la Escuela Nro. 4036 de la Ciudad de Salta, Provincia de Salta

 


A los 42 años de edad Manuel Belgrano asume como General en Jefe del Ejercito del Norte, fue elegido porque era el único capaz de tomar ese desastre que era el ejército, para sacarlo de la nada y convertirlo en una milicia vencedora. El no encontró un ejército formado, por lo que puso todo cuanto pudo para sacarlo de tal ostracismo, a tal punto de sufrir enfermedades e inconvenientes, que si bien eran propios de la época, afectaban su paupérrima realidad.

 

En ese marco de instancias adversas logra el triunfo de Tucumán, al amparo y auxilio de nuestra Señora de las Mercedes – quien por el mismo es proclamada Patrona del Ejército-, Manuel Belgrano -el Libertador de Pueblos- se dirigió a Salta. Aquí, escuchó el consejo de un hijo pródigo de estas tierras, el capitán Apolinario Saravia, quien llevó al General a la casa de sus padres, solar ubicado en cercanías del casco histórico de esta ciudad, hoy conocido como Finca de Castañares.

 

El Cerro San Bernardo fue testigo de la estrategia del Gran General que debía enfrentarse con un enemigo que otrora fuera su amigo, Pio Tristán lo estaba esperando; y si bien su mente estaba turbada por esta situación, su espíritu trasunto no dudó en jurar fidelidad y lealtad a los ideales de Mayo, representados entonces por la Asamblea del Año XIII.

 

El 20 de febrero de 1813 tuvo lugar la Batalla de Salta, donde se enfrentaron el Ejército del Norte, al mando del general Manuel Belgrano, y el realista, conducido por el general Pío Tristán. La contienda, que se desarrolló en los campos de Castañares, luego de tres horas, se volcó a favor de las tropas patriotas, dándoles la victoria.

 

La cruz a los vencedores y vencidos marca nuevamente la afirmación que hemos hechos reiteradas veces: “Belgrano fue el más religioso de nuestros próceres”; sus acciones civiles y militares estuvieron siempre en sus oraciones, tanto anteriores, durante como posteriores a cada empresa.

Su condición de cristiano comprometido con su fe lo hizo apelar al perdón, un gesto de magnanimidad que garantizaba a los vencidos, unas 20.000 almas promedio, su libertad siempre que juraran no volver a empuñar las armas contra las Provincias Unidas del Río de la Plata. Un grupo de perjuros demostró lo contrario y puso en evidencia una vez más la torpe soberbia que embarga mucha veces a los hombres haciéndolo ingratos.

 

Su grandeza personal, su elevación de ánimo por sobre muchos, su generosidad demostraron en este acto la corona de virtudes que lo cubrían. Pero ¿qué buscó el General Belgrano con este acto? Pues nada más ni nada menos que presentar a la emancipación como un gran propósito, disponiendo los ánimos en grado eminente con el objeto de ejercer las cosas grandes conforme a la recta razón, trayendo apoyo a la esperanza que menguaba y presentando resistencia eficaz contra la desesperación que crecía.

 

Al respecto, en la carta que don Manuel Belgrano escribiera a Feliciano Chiclana, decía: 

“Siempre se divierten los que están lejos de las balas, y no ven la sangre de sus hermanos, ni oyen los clamores de los infelices heridos; también son ésos los más a propósito para criticar las determinaciones de los jefes: por fortuna, dan conmigo que me río de todo, y que hago lo que me dictan la razón, la justicia, y la prudencia, y no busco glorias sino la unión de los americanos y la prosperidad de la Patria”.

 

Como corolario solo mencionar que el general patriota Manuel Belgrano y su par realista Pío Tristán, eran ambos nacidos en territorio americano, uno en Buenos Aires y otro en Arequipa – Perú, educados en España, llegaron a ser compañeros en la Universidad de Salamanca, pero supieron abrazar distintos bandos durante la guerra de la independencia. 

 

Diversos autores simplifican este período tildándolo de una lucha entre revolucionarios contra la corona española, obviando que en realidad la mayoría de la sangre que corrió era de personas nacidas en la propia América, que por convicción, obligación o conveniencia se alinearon en uno u otro bando.

Para el español el Creador de la Bandera quebraba la unidad americana. Belgrano era de los que veía más allá de su presente, él vislumbraba el futuro de estas tierras, el porvenir, el destino de grandeza al que podía llegar. Y eso lo convirtió en el ideal de su vida, motivo de todas sus acciones. Belgrano no creía en la muerte, Belgrano creía en la vida y en la armonía de los seres humanos y él deseaba unir a todos en un ideal superior.

 

El triunfo en Salta sobre las tropas de Tristán - ahora de manera contundente, consiguiendo la capitulación absoluta del ejército español -, fue uno de sus principales logros.

 

El ejemplo de su abnegación, el brillo de sus ideas y la pertinencia de las mismas colocan a Belgrano como la principal figura hacedora de la patria. El es el artífice de la autonomía e identidad argentina. El creyó que había llegado la hora de emanciparse y realizar las propias ideas, las que convenían al país y a sus olvidados habitantes.

 

Sus palabras enviadas a la Asamblea luego de hacer jurar a sus soldados en el Río Pasaje, expresan: 

“Yo no puedo manifestar a V.E. cuánto ha sido el regocijo de las tropas y demás individuos que siguen este ejército: una recíproca felicitación de todos por considerarse ya revestidos con el carácter de hombres libres, y las más ardientes y reiteradas protestas de morir antes de volver a ser esclavos, han sido las expresiones comunes con que han celebrado tan feliz nueva y que deben afianzar las esperanzas de cimentar, muy en breve, el gran edificio de nuestra libertad civil”.

 

La libertad civil a la que nos llamó el hijo pródigo de Buenos Aires tuvo en el paño blanco y celeste creado en 1812 y oficializado en 1816 y 1818, una expresión inequívoca de grandeza. Esa Bandera que nos representa y en la que encontramos cobijo, resume nuestra historia, nuestra geografía, nuestra cultura, nuestra política y nuestra religión puramente mariana.

 

A 209 años de aquella Batalla que colocó a Salta entre las Provincias Belgranianas por excelencia, la Academia Belgraniana de la República Argentina por intermedio de su Presidencia traen a estas tierras un Pabellón que tremoló junto al Mausoleo de su Creador durante un mes. Fueron 30 días que ondeando permanentemente de día y de noche junto al  ideal de su Padre, impregnada de los ideales y valores belgranianos, es donada hoy a este hermoso pueblo y dejada en custodia de la Escuela Nro. 4036 “Dr. Augusto Raúl Cortázar”.

 

Que este paño celeste, blanco y celeste que en su centro porta el sol patrio sea guía y faro para las futuras generaciones de salteños en quienes depositamos nuestra esperanza como adultos y en quienes confiamos una mayor grandeza para la Patria tal cual la soñara Manuel Belgrano el insigne prócer porteño, el pionero de la política pública de educación y el verdadero revolucionario que supo enseñarnos que es ser un patria y tener un país.

 

¡Viva Salta!, ¡viva el General Belgrano!


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Ciudad de Salta, 15 de noviembre de 2022

 

jueves, 27 de octubre de 2022

El General don Manuel Belgrano proclama a Nuestra Señora de la Merced Patrona del Ejército Argentino

 


Manuel Belgrano, el más religioso de nuestros próceres, vivía en permanente oración y ya en Buenos Aires, desde temprana edad, oraba ante el altar de la Madre de Dios en su advocación del Santísimo Rosario. Estando en Tucumán previo al combate del 24 de septiembre de 1812, fiesta litúrgica de Santa María en su advocación de la Merced, imploró su protección para sus soldados, ruegos que alcanzaron la intercesión milagrosa obteniéndose la victoria.

 

En el parte que transmitió al Gobierno, el Libertador de Pueblos expresa: “La patria puede gloriarse de la completa victoria que han tenido sus armas el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de las Mercedes bajo cuya protección nos pusimos “. 

 

Luego de la batalla el General Belgrano se hizo tiempo para rezar, oír Misa, ordenar novenarios en agradecimiento a la “intercesión de la Divina Señora” según respuesta del Poder Ejecutivo quien el 27 de septiembre de 1813 autoriza los gastos necesarios para los homenajes “que anualmente deben hacerse en manifestación de gratitud a la Santísima Virgen de Mercedes”.

 

Así es como Belgrano manda organizar una procesión acorde; a tal fin dispuso días de asueto, e hizo que la tropa participara de las plegarias, destacándose un escuadrón militar de honor, e incluso hizo participar de aquellas devociones al escuadrón de caballería comandado por Díaz Vélez que regresaba de la campaña de hostigamiento a la retaguardia realista, sin importar su cansancio y atuendos.

 

Como hombre de plena fe y ferviente devoción, agradecido desde siempre al Creador y a la mediación de su Santa Madre, su ser estaba a los pies de la Salvadora y como símbolo perenne de su gratitud, Manuel Belgrano puso en manos de la sagrada imagen su bastón de mando y la proclamó General del Ejército allí mismo en el Campo de las Carreras, donde se había librado la batalla.

 

Aquel bastón de mando entregado era de mimbre. Tiempo después Belgrano solicita a su hermano mas allegado, el comerciante Joaquín Cayetano (nacido en 1773 y fallecido en 1848) residente en Buenos Aires, la confección de otro de mayor solemnidad; cumpliendo su pedido y costeándolo de su peculio remitió un bastón confeccionado en marfil con empuñadura y regatón en oro, al que luego se le adicionó un sello en oro con el escudo de la Asamblea del Año XIII. Este bastón, el original, lo luce la imagen de la Virgen de la Merced que se venera en la Parroquia la Victoria en San Miguel de Tucumán.

 

A su vez la imagen original ante la cual se postró Belgrano, por decisión de los descendientes del matrimonio Carranza – Tejerina de Tucumán, camareros de la imagen desde que la Cofradía la costeara en 1787; su depositaria la Orden Mercedaria desde 1913 y la confirmación de la Arquidiócesis de Buenos Aires de 1936, se encuentra actualmente en la Basílica menor de Nuestra Señora de Buenos Aires del barrio del Caballito, de la Ciudad capital argentina.

 

Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Académico Presidente


Buenos Aires, 27 de octubre de 2022

jueves, 22 de septiembre de 2022

El aporte de Manuel Belgrano a la cultura y a la educación nacional


Ponencia de la Sra. Museóloga Zulema Cañas Strom, Consejera Académica
Salón de Sesiones "Manuel Belgrano" de la Sede de la Academia Belgraniana 21/09/2022


EL CONSULADO 

Los consulados eran juntas con funciones judiciales en materia económica que además fomentaban la agricultura, la ganadería, las industrias y el comercio. El de Buenos Aires creado por Carlos VI a comienzos de 1794 siendo su primer secretario, nombrado por el monarca, Manuel Belgrano, que regreso de España al Río de la Plata para hacerse cargo de sus funciones, las que desempeño hasta 1810 (con algunas interrupciones en las que fue secundado por Juan José Castelli). Durante 16 años Belgrano intentó poner en practica las ideas económicas fisiocráticas y liberales que había absorbido en España.

Manuel Belgrano, espíritu promotor de las ciencias! 

Los ingenieros navales y militares y médicos graduados de las instituciones de enseñanza surgidas de las reformas borbónicas alimentaban gran parte de la actividad de la ciencia en el Río de la Plata pre revolucionario. La enseñanza de la matemática aplicada constituyo una de las columnas vertebrales de la instrucción científica como también la enseñanza médica. La base institucional de este tipo de actividad fue el Consulado. Desde el Consulado Belgrano, promovió la ciencia como fundamento del comercio (navegación), la agricultura, la industria y conocimiento del territorio. Creó la Academia de Geometría y Dibujo; escuelas agrícolas, de hilanzas de lana y de algodón; de enseñanza primaria, gratuita y obligatoria y escuelas para mujeres.

CREACION DE LA ESCUELA DE NÁUTICA 

La Escuela de Náutica de Argentina fue fundada el 25 de noviembre de 1799 por Manuel Belgrano, uno de los padres de la patria argentina y por Ventura Miguel Marcó del Pont, Síndico del Consulado de Comercio. Es una escuela de formación dependiente de la Armada Argentina y la única institución que forma personal superior de la Marina Mercante en la República Argentina, siendo la Escuela de Náutica la encargada de formar Pilotos de Ultramar y Maquinistas Navales.

Abrió sus cursos en la sede del Consulado, al igual que la Academia de Dibujo. Pedro Antonio Cerviño, ingeniero naval que estaba interesado en la enseñanza de los fundamentos matemáticos de la náutica fue designado maestro principal de la escuela y Juan Alsina, segundo. Las materias que serían enseñadas en el instituto se encuentran contenidas en su Reglamento: se trataba de un plan de estudios extenso y basado en conceptos teóricos y prácticos. Juan de Alsina (ingeniero, geógrafo, cartógrafo, matemático, pedagogo y militar gallego), como miembro de la Comisión Demarcadora de Límites entre las posesiones de España y Portugal. Fue reconocido como un buen piloto, agrimensor general del virreinato y especialista en matemáticas y en astronomía. Se había casado con María Pastora Ruano, con la que dio origen a una distinguida familia porteña. Hijos suyos fueron los jurisconsultos Juan José y Valentín Alsina, y nieto, el doctor Adolfo Alsina.

El maestro principal debía enseñar: la Geometría elemental, y práctica; la trigonometría rectilínea, y esférica; la Hidrografía, el Dibujo, y además podrá destinar el tiempo conveniente para enseñar Álgebra, y su aplicación a la Aritmética, y Geometría: las secciones cónicas; el cálculo diferencial, e integral. Los principios generales de la mecánica, y aplicación de ellos a las máquinas" - Reglamento para la Escuela de Náutica, cuya redacción se encargó al Secretario del Real Consulado, Manuel Belgrano.

Belgrano además de la Escuela de Náutica fundó la Academia de Geometría y Dibujo, a través del Consulado, también abogó por la creación de la Escuela de Comercio y la de Arquitectura y Perspectiva.

LA ACADEMIA DE MATEMATICAS 

La Academia de Matemáticas abierta en Buenos Aires en septiembre de 1810, subvencionada por el Consulado y con la dirección de Felipe Sentenach, tuvo otro carácter que el de la Academia de Náutica, exigido por los nuevos tiempos, posteriores a Mayo: todos los oficiales y cadetes de la guarnición debían ser sus alumnos. La matemática es la ciencia más útil para un militar. Un oficial particular (de infantería) necesitaba conocer cuatro materias: aritmética, geometría plana y trigonometría, geometría práctica y fortificaciones. Los oficiales ingenieros y artilleros debían estudiar otras cuatro: álgebra, secciones crónicas, principios de la mecánica y estática, y nociones generales de geometría.

De nuevo, es Belgrano quién aparece como protector de la nueva Institución. En el discurso inaugural, pronunciado en un festivo 12 de septiembre en los salones de Consulado, con la presencia de la Junta de Gobierno, la Audiencia y al son de música marcial, el futuro vencedor de Salta y Tucumán anunciaba que los jóvenes que seguían la profesión militar hallarían en dicho establecimiento: todos los auxilios que puedan suministrar la ciencia matemática. (publicado en La Gaceta 17 de septiembre de 1810). Una semana antes Belgrano había sido nombrado comandante de la fuerzas de la Banda Oriental y el 22 de ese mes se extendió su autoridad al litoral y al Paraguay.

GRATUIDAD Y LUGAR PARA LAS NIÑAS

Proponía también la gratuidad de la enseñanza para que los pobres pudieran “mandar a sus hijos sin tener que pagar cosa alguna por su instrucción: allí se les podría dictar buenas máximas e inspirarles amor al trabajo, pues un pueblo donde no reine éste, decae el comercio y toma lugar la miseria; las artes que producen abundancia que las multiplica después en recompensa, decaen; y todo, en una palabra, desaparece, cuando se abandona la industria, porque se cree no es de utilidad alguna.”

Otra propuesta fue “poner escuelas gratuitas para las niñas, donde se les enseñase doctrina cristiana, a leer, escribir, coser, bordar, etc., y principalmente, inspirándoles amor al trabajo, para separarlas de la ociosidad.”

CRONISTA DE VIAJE 

Otro factor importante en el desarrollo de las ideas de Manuel Belgrano fue que mantuvo una fluida correspondencia con los diputados en las distintos provincias, a quienes solicitaba información detallada sobre las características geográficas y de las producciones locales. También realizó decenas de viajes de reconocimiento a los diferentes territorios, hecho que le permitió conocer las condiciones económicas y sociales de las poblaciones. Belgrano elaboró para el Consulado un detallado registro de cada una de sus experiencias y recorridos, por lo que hoy podemos decir que fue nuestro primer cronista de viajes.

Belgrano y su participación en los periódicos del Virreinato En su vuelta a Buenos Aires, Manuel Belgrano convence al militar, abogado y escritor Francisco Antonio Cabello y Mesa de fundar un periódico. En abril de 1801 apareció el Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata. Junto a Juan José Castelli y Domingo de Azcuénaga, los hombres que más tarde conformarían el primer gobierno patrio, publican artículos sobre agricultura, debaten sobre recursos provinciales y los nuevos horizontes del comercio. El periódico logró publicar 110 números y fue clausurado por orden del Virrey del Pino el 17 de octubre de 1802. Sin embargo, un mes antes de su cierre Juan Hipólito Vieytes, el hombre de la jabonería, lanzó el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio.

El comercio: Hacia el siglo XVIII, la corona española (ahora a cargo de los Habsburgo) inició la liberación del comercio colonial. Se flexibilizaron sus reglas, por ejemplo permitiendo el desembarco de mercancía en otros puertos además del de Sevilla, que hasta ese momento era el puerto exclusivo de este comercio.

En este semanario Manuel Belgrano plasmó varias de sus ideas sobre educación según los artículos publicados en 1802 titulados "Educación Moral" o "Educación político moral" se dirige a los jóvenes destacando la importancia de formar una población de "hombres industriosos y ocupados" con una sólida formación moral y cristiana: "el único molde en que pueden vaciarse los hombres grandes". 

También se ocupa de la enseñanza de los niños y aconseja a sus padres para instruirlos en el conocimiento de la geometría, la geografía, la práctica y teoría de la agricultura, además de la lectura y escritura. "El amor a nuestros semejantes es obra de la naturaleza; pero el dirigirnos hacia los deberes de verdaderos ciudadanos es una sagrada obligación que nos impone la sociedad".

LAS ESCUELAS DEL NORTE ... LEGADO BELGRANIANO 

En 1813, la Asamblea Constituyente premió a jefes y soldados por las batallas de Salta y Tucumán y obsequió a Belgrano cuarenta mil pesos, un sable con guarnición de oro y una medalla al valor, único objeto que Belgrano conservó hasta su muerte. Pero Belgrano respondió con abnegación y desinterés: el dinero –creía degradaba la virtud y el talento entregado en defensa de la revolución. Donó ese dinero para la construcción de cuatro escuelas en en Tarija, Salta, Tucumán y Santiago del Estero,

 En 1818, las provincias beneficiarias hicieron un reclamo en conjunto al Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón que fue respondido en 1823 por Bernardino Rivadavia quien sostuvo que no había podido dar con los fondos. Diez años después el gobernador de Buenos Aires, Juan Ramón Balcarce, admitió oficialmente que ese dinero formaba parte de la enorme deuda de la provincia de Buenos Aires. En 1858, Amadeo Jacques, reflotó el tema y en 1870, el Estado bonaerense reconoció públicamente que los fondos existían. En 1882, los fondos belgranianos pasaron a una ingeniosa cuenta llamada Fondos Públicos Primitivos, cuenta en la que durante cuarenta y cinco trimestres, el Banco Provincia dispuso de los recursos donados por Belgrano, sin pagar un centavo de interés.

JUJUY: Hubo que llegar al año 2000 y que los fondos fueran financiadas por la provincia de Jujuy, ya que los sucesivos gobiernos centrales nunca enviaron, para que se anuncie el reinicio de la obra. Un inicio trunco porque la empresa adjudicataria de la licitación quebró. Un año después se volvió a licitar, pero la empresa desistió de la obra por lo que en 2002 se rescindió el contrato que se adjudicó a una nueva empresa que construyó diez aulas para el nivel primario, una sala de informática, sanitarios, un salón de usos múltiples, un jardín de infantes, ocho aulas para nivel secundario, dos aulas especiales, biblioteca y patio. La escuela, que lleva el número 452 y Legado belgraniano como nombre, está emplazada en el humilde barrio de Campo Verde, a tres kilómetros del centro de San Salvador de Jujuy. Costó a 700.000 dólares y fue inaugurada el 7 de julio de 2004.

TARIJA: En tiempos de la donación Tarija formaba parte de Salta. Tras la independencia del Alto Perú, la villa eligió integrarse a la flamante República Bolivia donde hoy se erige la Unidad Educativa General Manuel Belgrano que se construyó con dinero argentino y fue inaugurada en 1974 durante la tercera presidencia de Juan Domingo Perón. Tras Ayacucho, el ayuntamiento de Villa Bernardo de la frontera de Tarija declara que “con la donación que mandó fundar el excelentísimo señor general don Manuel Belgrano de inmortal memoria, reúna las cualidades que exige el reglamento del expresado señor general: debíamos mandar y mandamos que desde el día de mañana 17 del corriente, se abra la Escuela Pública de primeras letras para la instrucción de la juventud.”

Durante años, Jujuy y Tarija compartieron gestión de cobranzas hasta que pasó a la jurisdicción de la República de Bolivia. El complejo ocupa una manzana de superficie, en la que funcionan desde entonces cuatro escuelas de nivel primario y secundario.

TUCUMÁN: En 1975, el gobierno de Tucumán creó por ley la Escuela de la Patria en homenaje de la primera escuela pública. Ésta debería ocupar el lugar donde se establecieron la Escuela Lancasteriana en 1832 y la escuela pública en el Convento de la Merced en 1856 y que funcionaron según la reglamentación de Belgrano. En diciembre de 1976 se creó la comisión de rigor para intentar concretar la iniciativa frustrada en 1818, 1823, 1832, 1833 y 1870, y gestionar ante la Nación los fondos. Se eligió el lugar y en 1981 se puso la piedra fundamental de una obra que recién en 2001 comenzó a funcionar.

SANTIAGO DEL ESTERO: La Escuela de Santiago del Estero, fue inaugurada por el gobernador Felipe Ibarra, con fondos propios, en mayo de 1882, y funcionó hasta 1926. Fue reinaugurada recién el 15 de julio de 1999 en Loreto. Una de las preguntas que surge es por qué Belgrano decidió legar una escuela en Santiago y no en Salta donde logró la victoria. Se especulan con dos razones: la primera es que a diferencia de la ciudad de Lerma, Santiago no contaba con escuela pública primaria. La otra sería de índole afectiva y se relaciona con su abuelo materno, Juan Manuel González Islas, oriundo del santiagueño pueblo de Loreto, en donde se asentaba El yugo, un establecimiento rural en el que el creador de la bandera pasó algunas temporadas.

El reglamento de Belgrano - Los veintidós artículos demuestran que el donante se regía por los lineamientos del gran educador suizo Enrique Pestalozzi. Además, se concentró en la financiación. Explicaba que si a cada provincia se le entregaban diez mil pesos, el interés anual que obtendrían sería de quinientos por escuela. Ese dinero tenían que utilizarlo de la siguiente manera: cuatrocientos pesos para pagar el sueldo del maestro (era una buena remuneración) y cien para asistir a los padres de bajos recursos con los elementos para el aula: papel, tinta y libros. En caso de que hubiera un excedente, se emplearía para comprar premios para estímulo de los estudiantes más destacados. Este reglamento terminó siendo utilizado en Santiago de Chile, en Córdoba y en algunas otras ciudades del país. Fue modelo para escuelas que estaban formándose en el territorio.

CORREO DE COMERCIO 

El Correo de Comercio fue un periódico de Buenos Aires publicado al final de la etapa virreinal y durante los primeros tiempos de gobiernos autónomos, del 3 de marzo de 1810 al 6 de abril de 1811. Historia El Correo de Comercio se publica entre el 3 de marzo de 1810 (si bien el “Prospecto” es anterior al 24 de enero, fecha en la que el virrey Baltasar Hidalgo Cisneros autoriza la circulación del periódico) y el 6 de abril de 1811. A partir del número ocho, del 21 de abril de 1810, agrega “de Buenos-Aires” en la segunda línea del título, en tipografía menor. Salía cada sábado.

SUSCRIPCIÓN: Se dará de este Periódico un pliego en el sábado de cada semana, y un medio pliego de suplemento; y se suscribirá á el en la Imprenta de Niños Expósitos; siendo su precio el de un peso al mes para los de esta Capital, diez reales para los Pueblos comprehendidos en esta Administración principal de Correos, y doce reales para los del Perú y Chile, no admitiéndose suscripción para esta Ciudad por menos de tres meses, y de seis para los de fuera; debiéndose anticipar su importe, y recibiéndolo en sus casas los de esta ciudad; y fuera, francos de todo porte.

Su principal redactor fue Manuel Belgrano, secretario del Real Consulado de Comercio cuando se comienza a editar. También colaboraron Pedro Antonio Cerviño y Juan Hipólito Vieytes. En buena medida fue el "sucesor" del periódico redactado por este último, el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, dada su concentración en materias económicas.

 Proponía, en síntesis, una educación para elevar las condiciones de vida. Fisiócrata, no creía en que la disponibilidad infinita de ganado fuera una bendición sino una oportunidad. En ese sentido proponía “traer de Europa a maestros curtidores, o en enviar seis estudiantes a capacitarse en dicho oficio” o aplicar las Matemáticas para mejorar las maquinarias y potenciar la agricultura.

CRÍA DE GANADOS

La ganadería es el pilar más importante de la economía del Río de la Plata. Se exportan cabezas de ganado a todo el continente y es un producto “trascendental” para Europa. Pero los hacendados atraviesan varias dificultades. El primer problema que menciona respecto de la ganadería es la exportación de hembras, lo cual afecta el desarrollo de la actividad en estas provincias. Se aconseja la prohibición de vender las hembras fuera de la provincia, porque de este modo se desarrolla la ganadería en otras que compiten en su comercio. El artículo continúa con la identificación de grupos sociales que afectan el trabajo de los hacendados.

Si bien el autor se opone a establecer un límite máximo a la cantidad de hectáreas que puede tener un hacendado, deben evitarse las grandes propiedades pertenecientes a hombres de grandes fortunas que las acaparan sin que las aprovechen en toda su extensión. Otro grupo de individuos que afectan el trabajo de los criadores de ganado son aquellos que, sin tener tierras propias, crían caballos, porque su actividad afecta a los campos vecinos de varias maneras. El autor aconseja que se los envíe a la frontera y ocupen campos realengos, en donde podrán dedicarse a la agricultura bajo la supervisión de jueces, comandantes y curas.

Los hacendados también se ven perjudicados por los comerciantes de ganado, los cuales suelen estafarlos aprovechándose de la ignorancia de los primeros. Los pulperos resultan otro gran perjuicio, porque acopian cueros, suero y grasa que compran de ladrones de ganado. Por último, se recomienda designar “un sugeto comisionado con tropa correspondiente” para ofrecer seguridad en el campo, así como el empadronamiento de los habitantes de la campaña, que permitiría identificar aquellos que viven del robo.

sábado, 3 de septiembre de 2022

Discurso del Señor Presidente de la Academia Belgraniana en ocasión de la entrega del Pabellón a la comunidad de Berón de Astrada, Provincia de Corrientes

La Academia Belgraniana se apersona en San Antonio de Itatí, ciudad cabecera del departamento Berón de Astrada, para entregar formal y oficialmente el Pabellón que tremoló junto al Mausoleo del General Manuel Belgrano en el convento de Santo Domingo de la Ciudad de Buenos Aires desde el 3 de junio al 3 de julio del presente año. Tal período no es menor dado que el 3 de junio se conmemora al nacimiento del Prócer.

En el marco de la campaña institucional denominada “Bandera Argentina” traemos este símbolo nacional por excelencia, para que cubra y cobije a los hijos de esta tierra en sus anhelos y esperanza, en sus alegrías y tristezas, en sus trabajos y estudios.

Ella representa a todos los argentinos por igual, los que fueron, los que somos y los que serán, aun en la diversidad y por encima de las luchas internas del pasado y del presente.

Es símbolo del ideario de libertad con el que nació la patria, encarnado en los valores de Manuel Belgrano y de todos los hombres que lucharon por una patria grande.

Es símbolo de nuestra fe al ponernos bajo el amparo de Nuestra Señora en su advocación de Itatí, Reina del Paraná y Patrona de Corrientes, cuya fiesta litúrgica se celebra -como todos aquí bien saben- cada 9 de julio, feliz coincidencia con el día de nuestra Independencia; es símbolo también de nuestros sueños y esperanzas al invitarnos a contemplar el ciclo reflejado en sus colores; y símbolo del humilde respeto a nuestra madre patria, de todo lo heredado y de la anhelado para ella.

Que este Pabellón, perenne legado belgraniano, sea punto de unión y de encuentro. En ella debéis encontrar la razón de cada día. Este paño, hoy dejado a Vuestro cuidado, se llenó de novado patriotismo allí donde el hijo pródigo de Buenos Aires rezaba y jugara cuando niño –junto a la Madre en su Basílica del Santísimo Rosario lindera a su casa paterna-, donde estudio sus primeras letras, donde descansan sus padres y hermanos, donde anidó y albergó su proyecto de país, donde tantas veces estuvo y donde ahora reposa eternamente.

Belgrano, ese ilustrado abogado, agudo periodista,  brillante político y estratega militar argentino, dejó huellas en Corrientes:

Las cartas del General, escritas  desde Concepción del Yaguareté Corá dan incontestable testimonio del paso del Creador de la Bandera por tierra correntina.  Entre ellas, escribía el 25 de noviembre de 1810 al Gobierno de Buenos Aires lo siguiente:

"Incluyo á V. E. las copias de lo que he determinado para los pueblos de Curuzucuatiá y Mandisoví é igualmente la gracia que hice a Don Pedro Maxote, natural del Reyno de Galicia, vecino del primero: por los motivos que expreso y que no dudo influyan en V. E. para su aprobación.

Pero no puedo menos que manifestar á V. E. el abandono en que se halla el vecindario del nominado pueblo de Curuzucuatiá por lo que respecta al pasto Espiritual: ya iban a contarse dos años que ni aún Misa oían, y es de necesidad que V. E. oiga los clamores que por mí le dirigen para que el Reverendo Obispo provea á esa falta y se les ponga un sacerdote; sobre iguales necesidades hablaré a V. E. en otra ocasión, es muy urgente Señor Excelentísimo, un arreglo de los distritos de los curatos, pues tenemos mucha población que si sabemos dividirla muy pronto nos proporcionará grandes ventajas.

Dios guarde a V. E. muchos años.

Yaguareté Corá 25 de Noviembre de 1810.

Excelentísimo Señor

Manuel Belgrano.

Presidente y Vocales de la Excelentísima Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata."

Manuel Belgrano, quien como Secretario de la Primera Junta, fundara el 16 de noviembre 1810 la localidad de Nuestra Señora del Pilar del Curuzú Cuatiá se preocupa y se ocupa por el bien espiritual del pueblo. Un rasgo no menor de nuestro Prócer, el más religioso de todos ellos.  Este territorio donde hoy está la ciudad, estaba habitado por guaraníes e indios charrúas, habitantes originarios para quienes el Libertador de Pueblos dictara el “Reglamento para los pueblos de las Misiones”, uno de los documentos jurídicos más revolucionarios de nuestra historia, en el que por primera vez quedan claramente explicitados y garantizados los derechos de los pueblos originarios. Este Reglamento, redactado en diciembre de 1810, será incorporado por Juan Bautista Alberdi en 1853 como una de las bases de la Constitución Nacional. Curuzú Cuatiá, tierra correntina que con justa justicia fuera declarada Primer Pueblo Patrio por Ley Nacional 27.315. Curuzú Cuatiá siempre estuvo en el pensamiento de su promotor. No solo fue fundarla sino también consolidarla hasta en su aspecto espiritual.

De todas y cada una de las huellas que dejara en estas tierras el Precursor y Fundador de la Independencia Argentina resuena el tambor de Tacuarí. Aquella entrega de Pedro Ríos, a quien en este momento la Academia Begraniana de la República Argentina rinde especial homenaje y expresa eterna gratitud; un adolescente de 12 años es ejemplo de entrega e inmolación cívica; modelo para la juventud actual y de todos los tiempos. Aquel niño acompañó a Manuel Belgrano, jefe de la expedición a Paraguay, dando muestras de valentía y entrega por su patria.

Corrientes dijo presente cuando eran recibidas las escasas tropas libertadoras al mando del general Manuel Belgrano, pasando a revistar voluntariamente en ellas muchos otros jóvenes anónimos correntinos.

Manuel Belgrano estuvo en Corrientes aproximadamente entre el 29 de agosto y el 24 de setiembre de 1811 esperando su ingreso al Paraguay.  Son conocidas recientemente las cartas que remite desde estos pagos a don Elías Galván, que era el teniente de gobernador, estos escritos están ahora a resguardo en el Archivo General de esta Provincia. Se trata de 45 cartas escritas de puño y letra por Belgrano, donde solicitaba insumos varios que iban a ser de utilidad en su campaña militar.

Los historiadores y esta misma Academia Belgraniana deben profundizar aún más en la estadía del Libertador de Pueblos en estos pagos, para encontrar luz en este breve capítulo de la brillante trayectoria de Manuel Belgrano, porque estamos seguros que algo mas hizo además de escribir cartas y diagramar y perfeccionar su estrategia militar, nos referimos a las huellas del hombre que no pasaba desapercibido donde quiera que fuera. Su luz de vida dejó transparencias también para el pueblo correntino y es necesario profundizar en ellas.

Para finalizar, regresando a nuestros días, en estos tiempos difíciles para nuestra querida Argentina, quisiera traer al presente las palabras que Manuel Belgrano, el primer periodista del país, que escribiera y publicara el 19 de mayo de 1810 en el diario Correo de Buenos Aires:

“Esta sola voz es capaz de traer a la imaginación los más horribles desastres que con ella puede sufrir la sociedad, sea cual fuere el gobierno que la dirija: basta la desunión para originar las guerras civiles, para dar entrada al enemigo por débil que sea, para arruinar el imperio más floreciente”.

“Todos saben la consonancia que hay entre el cuerpo político con el cuerpo físico: uno y otro tienen su principio, medio y fin; y así como este se acelera en el segundo, cuando pierde la unión de las partes que lo componen del mismo modo sucede en el primero, cuando por la división de opiniones, por el choque de intereses, por el mal orden, y otras concausas resulta la desunión”.

“Pero si todavía hay alguno que lo dudare, examine la historia de su propia familia, que no es más que en punto menor la copia de la gran familia que se llama una nación; y estamos ciertos que encontrará muchas razones para convenir con nosotros, que la desunión de sus individuos le habrá hecho experimentar mil perjuicios, y tal vez descender de la prosperidad a la desgracia más espantosa”.

“Los políticos sabios de todas las naciones siempre han aconsejado a las suyas que sea perpetua la unión y que exista del mismo modo el afecto fraternal entre todos los ciudadanos”.

“La unión es la muralla política contra la cual se dirigen los tiros de los enemigos exteriores e interiores, porque conocen que arruinándola, está arruinada la nación venciendo por lo general el partido de la injusticia, y de la sinrazón, a quien comúnmente, lo diremos más bien, siempre se agrega el que aspira a subyugarla. Por lo tanto, es la joya más preciosa que tienen las naciones.

Infelices aquellas que dejan arrebatársela, o que permitan, siquiera, que se les descomponga; su ruina es inevitable, y lo peor es que se hace imposible recuperarla, o si se consigue, es padeciendo las convulsiones más violentas, y los males más penosos”.

“De lo dicho deducimos que la desunión es el aniquilamiento de las naciones; y que al opuesto, la unión, cuando no las engrandezca, al menos las conservará en medio de las asechanzas, insidias y ataques por poderosos que sean. (…)

“La unión es un valor inestimable en una nación para su general y particular felicidad; todos sus individuos deben amarla de corazón y pensar y hablar de ella como de la égida de su seguridad; cualesquiera que así lo ejecuten, no importa que le falten grandes recursos; con la unión se sostendrá, con la unión será respetable; con ella al fin se engrandecerá”.

Concluyo con una popular frase que se escribieran en la quinta de Perdriel, en aquella estancia que fuera casa de campo de los Belgrano en tiempos de las invasiones británicas, perteneciente por entonces a la sucesión de don Domingo Belgrano, el Padre de don Manuel, y en la que habría de nacer José Hernández, quien escribiera: 

“Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera”.

Muchas gracias.

Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Berón de Astrada, Corrientes, 29 de agosto de 2022

jueves, 16 de junio de 2022

Manuel Belgrano  en   el cancionero. Pasado y presente.

Ponencia de la Sra. Prof. Dra. Olga Fernández Latour de Botas, Académica honoraria

Salón de Sesiones "Manuel Belgrano" de la  Sede de la Academia Belgraniana 15/06/2022

 

Resumen.
La intensa vida pública del patricio don Manuel Belgrano, sus campañas militares, su genio creador de símbolos nacionales, sus victorias, sus derrotas, su actividad social, su salud quebrantada,, su retorno a la casa natal y su muerte han sido temas para cantares surgidos en diversos niveles referenciales de la sociedad argentina y en distintos tiempos.


Abstract
The intense public life of  patriot  Manuel Belgrano, his military campaigns, his creative imagination for nationals symbols, his victories, his defeats, his social life, his health, his return to his birthplace and his death have all been subject for songs emerged in different reference levels of the argentinean society and at different time

 

A Manuel Belgrano[1] le tocó ser contemporáneo de una floración poética tan heterogénea como apasionada: la de la verdadera poesía revolucionaria.

     En efecto, una perspectiva estratigráfica puede reconocer fácilmente en la producción literaria en verso de aquellos años, la existencia de

-          un nivel urbano cultivado, casi palaciego, como que copiaba los modos imperantes en la metrópoli española europea;

-          un nivel decididamente popular y tradicional, que ahora designamos como “folklórico”, de versos compuestos para ser cantados por  bardos anónimos y transmitidos generacionalmente, con cambios de formas  y funciones que demuestran su apropiación libre por quien se siente identificado con ellos;   

-          un nivel naciente, de poesía “a lo rústico”, con características netamente americanas, que tomó como arquetipo humano al jinete ganadero de las pampas y de las cuchillas, al gaucho rioplatense.



[1] Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano  vino al mundo en Buenos Aires el  3  de junio de 1770   y  falleció el 20 de junio de 1820  en la misma ciudad, en el idéntico solar, en la misma  casa y, tal vez, hasta en la  precisa alcoba que lo vieron nacer.


Cumplidos ya los bicentenarios de la creaciones de la escarapela[1] y de la bandera nacionales [2],   del éxodo jujeño[3], del combate de Las Piedras [4], de la Batalla de Tucumán[5] y de la batalla de Salta[6], circunstancias todas que tienen al general Manuel Belgrano y a sus tropas como protagonistas,  me he propuesto intentar, en apretada síntesis, un recorrido por la producción  poética cantable  referida a la vida o a la obra del  patriota porteño. Hemos de mencionar también, en cumplimiento de nuestros propósitos citados en el título, algunas de las expresiones del cancionero belgraniano,  obras de autores identificados, surgidas por en nuestros días.

 

Manuel Belgrano en las tradiciones argentinas.  Documentos y proyecciones.                            

       La poesía popular anónima, aquella que por la voz del cantor expresa, con rituales adecuaciones a las modalidades de la tradición regional,  las creencias, los intereses y los sentimientos de la gente, suele dejar escasos testimonios de piezas referentes a los más grandes próceres argentinos. Por el contrario, varias obras poéticas de autores firmantes, ya sean de intención didáctica. en lengua general urbana, como de inspiración gauchesca o regional nativista, han tomado al creador de nuestra Bandera como uno de sus hombres-símbolos. En el caso del General Belgrano vale, para designarlo con la mirada del pueblo, el título de una composición del poeta  León Benarós incluida en el disco “Forjadores de la patria” que lo llama “Manuel el Bueno” .y dice en su copla reiterada como estribillo: Mis ojos en claro día/ levanto al cielo sereno/ y digo en mi corazón/ allá está Manuel el Bueno.”  Y también quien esto escribe exaltó los rasgos de carácter del prócer en distintas coplas de cantares y de bailes como “Una doble para Belgrano” que pertenece a la Balada belgraniana 1812[7]  y dice: A mi general Belgrano / le canto esta Chacarera , /  porque la piedad brotaba/  de su alma en plena contienda. La idea es la misma que se mantiene en el corazón de los argentinos: Belgrano virtuoso, Manuel el Bueno

     En primer lugar debemos señalar que la carencia de cantares tradicionales  referidos a   Manuel Belgrano no es una excepción respecto de lo que acontece con otros patricios y, si hurgamos en las obras de Ventura R. Lynch (1883)  y de Jorge M. Furt (1923-1925), en los Cancioneros de Juan Alfonso Carrizo (1926, 1933, 1935 , 1937, 1939, 1942 ), de Orestes Di Lullo (1940 ) , de Juan Draghi Lucero y Alberto Rodríguez (1938), o de Guillermo Alfredo Terrera( 1948 ), si recorremos el Romancero de Ismael Moya (1941),  las compilaciones poético musicales de Isabel Aretz (1946   a 1978  ) y mi propio libro titulado Cantares históricos de la tradición argentina (1960) por ejemplo, hallaremos una parva colección de piezas referidas tanto al creador de nuestra enseña nacional como al General José de San Martín, al General Martín Miguel de Güemes, al general Juan Martín de Pueyrredón y a la mayor parte de los más ilustres próceres de nuestra independencia. Es que, así como el folklore poético no es descriptivo de paisajes , tampoco es evocativo de personajes o de hechos.  El pueblo cantó, en sus coplas, décimas o “argumentos”, las historias, noticias y “casos” referidos a quienes le fueron próximos en el espacio y en el tiempo. No lo hizo espontáneamente, en cambio, respecto de las personalidades que, con escasa gravitación local,  se han destacado en el plano nacional o internacional por la grandeza de sus hechos o de sus ideas. No obstante hemos de ahondar en esta búsqueda de perlas escondidas.

      El cantar folklórico no registra menciones de Belgrano en tiempos de sus campañas al Paraguay y a la Banda Oriental, si bien la poesía de autor ilustrado, en una glosa de pie constante en cuatro décimas romanceadas de  Rafael Obligado [8],  ha inmortalizado la figura del heroico “tambor” que actuara en el  adverso combate de Tacuarí, con versos que fueron recitados por muchas generaciones de escolares en nuestra patria y  que en su primera estrofa  dicen así:

Es un grupo de argentinos           
el que marcha a combatir;           
es la Patria quien los mueve         
y es Belgrano su adalid.               

Con la bala y con la idea                                                                 
traen de Mayo el boletín;               
y las selvas paraguayas                

van abriendo al porvenir,               

mientras juega con sus chismes [9]   

el Tambor de Tacuarí .                    



[1]  Propuesta por Belgrano al Gobierno el 13 de febrero de 1812. El 18 de febrero de ese año, el Gobierno resolvió reconocer la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata con los colores blanco y azul celeste.

[2] "Siendo preciso enarbolar  bandera, y no teniéndola, la mandé hacer celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela nacional”.(Del oficio cursado por Manuel Belgrano al gobierno el 27 de febrero de 1812, día en que había izado el pabellón en las barrancas del Paraná.)

[3]  El 23 de agosto de 1812 se inicia el “éxodo jujeño”

  [4] Se refiere al combate entablado el 3 de septiembre de 1812  a orillas del río Las Piedras, actual provincia de Salta: la victoria fue para los patriotas. Hubo otro combate, en la Banda Oriental, en el que triunfaron sobre los realistas las fuerzas  comandadas por Artigas: el librado en mayo de 1811 en el paraje llamado San Isidro Labrador de las Piedras. Por ello Vicente López y Planes dice, en una estrofa de nuestro Himno Nacional: “San José, San Lorenzo, Suipacha/ ambas Piedras, Salta y Tucumán/ la Colonia y las mismas murallas/ del tirano en la Banda Oriental/ son letreros eternos que dicen/que aquí el brazo argentino triunfó,/que aquí el fiero opresor de la patria/ su cerviz orgullosa dobló.

[5] 24 de septiembre de 1812.

[6] 20 de febrero de 1813,

[7]  Fernández Latour de Botas, O., 2012. 

[8]  Obligado, R..  El autor del poema  Santos Vega, publicó estos versos, escritos por encargo de la Comisión designada por el Consejo General de Educación de la Provincia de Buenos Aires,  en 1909. La narración correntina  dice que el tambor de Tacuarí  fue un niño  nacido en  el establecimiento agropecuario "San Ignacio", Paraje Lomas de Verón, 1° sección del actual Departamento de Concepción de Yaguareté Corá, en la Pcia. de Corrientes. Su nombre era Pedro Ríos .Hijo de un maestro rural,  contaba con sólo 12 años de edad cuando se incorporó al Ejército Libertador de Belgrano en su campaña al Paraguay  sirviendo como lazarillo al Mayor Celestino Vidal. Con los redobles de su tambor alentó a las tropas patriotas  hasta el fin del desigual combate librado en Tacuarí,  Paraguay, el 9 de marzo de 1811. No se sabe a ciencia cierta si murió en  la contienda  pues su nombre no figura en el parte de la batalla, pero el mismo Belgrano, en sus documentos, exaltó su  comportamiento así como al de las Niñas de Ayohuma ( 14 de noviembre de 1813)  como símbolos del  heroísmo de niños y  mujeres patriotas en la gesta de la Independencia y dio pie a la mención que de él hace en su Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina,(1854)  el general Bartolomé Mitre. 

[9] chisme s. m. 1  fam. Objeto pequeño y de poco valor, especialmente si es inútil o estorba. 2  fam. Objeto o utensilio de forma extraña o complicada que no se sabe cómo nombrar: tengo en casa un chisme de esos que sirven para pelar patatas. 3  fam. Noticia o comentario, verdadero o falso, sobre las vidas ajenas, con el cual se pretende hablar mal de alguien o enemistar a unas personas con otras: en esa revista no cuentan más que chismes. cotilleo. Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L


Referencias a la relación entre Belgrano y los colores de la escarapela   y de la bandera  nacionales por ejemplo, no aparecen claramente en nuestro cancionero tradicional  Hay solo una coplita, que es molde poético utilizado también por  los cantores populares para referirse a otros personajes políticos décadas después, y que, sin mencionar colores, se deja teñir por los de nuestra imaginación patriota. Es la que dice: Manuel me ha dado una cinta,/ Belgrano me dio un cordón /.Por Manuel yo doy la vida,/por Belgrano el corazón.[1] 

     No hemos hallado piezas poéticas procedentes de la Banda Oriental con referencias a la acción o aunque solo sea a la presencia de Manuel Belgrano en su territorio, aunque su estancia en 1811 fue de verdadera importancia para el futuro del máximo prócer uruguayo, el general José Artigas a quien, el 10 de abril de ese año, designó  segundo jefe del Ejército Auxiliar del Norte. Sin embargo, el 22 de abril, la Junta Grande reemplazó a Belgrano por José Rondeau en el mando del Ejército de la Banda Oriental, desplazando a Artigas al cargo de Jefe de las Milicias Patriotas Orientales. Belgrano había sido suspendido en sus "Grados y Honores" para ser sometido a juicio por sus derrotas militares en la campaña del Paraguay, proceso que finalizó con la completa  devolución de títulos y honores para el general argentino   Así fue como, llamado Belgrano por el Gobierno de Buenos Aires el 27 de abril, no estuvo presente cuando, en octubre del mismo año, se produjo la famosa “redota”[2] del pueblo oriental en seguimiento de su caudillo: lo que hoy  se conoce como el "éxodo oriental", nombre  utilizado por  el historiador  uruguayo Clemente  Frigeiro  a fines de la década de 1880.

     En cambio, la actuación de Belgrano en el Noroeste argentino dejó huellas profundas por muchos motivos. En primer lugar, Belgrano, quien fuera el Secretario Perpetuo del Consulado de Buenos Aires desde la creación de este organismo (1794) y vocal de la Primera Junta de Gobierno Patrio electa el 25 de mayo de 1810, llegaba a hacerse cargo del Ejército del Norte en circunstancias particularmente azarosas. Bien lo expresan los versos de una glosa en décimas que perduraron en la memoria popular por lo menos hasta la tercera década del siglo XX  y cuya cuarteta temática y primeras dos décimas  dicen:    

 Desde el grito de la patria

 sigue nuestro padecer,

 los pueblos pacificados

 sin esperanzas de ver.             

    También en su Cancionero popular de Salta [3] incluyó Juan Alfonso Carrizo un fragmento de esta pieza  de la cual hemos publicado, asimismo, otro fragmento procedente de Catamarca[4]. Explica el estudioso catamarqueño con  su erudición característica: “Estas décimas me fueron dictadas en Guachipas, por don Esteban Giménez, el 29 de abril de 1930. Giménez es hombre de 45 años y había oído esta trova en Ledesma ( Jujuy), en 1902, a un viejito cuyo nombre no recordaba, pero que decía era la trova “De las guerras por la libertad”.// Yo también creo que son de las guerras por la libertad y que datan del año 11, pues dice ‘ las leyes se han abolido’, como aludiendo al hecho reciente de la caducidad del régimen español imperante hasta Mayo de 1811 y a que ‘vienen gritando patria’[5] como una novedad. Para que esto sea así, es necesario ubicar la trova en 1811 y 1812, cuando pasó el ejército revolucionario al Alto Perú, al mando de Antonio González Balcarce y Castelli. // A estar a lo que dice el general Belgrano en sus comunicaciones al Gobierno, en el año12, cuando se hizo cargo de las tropas en Yatasto, las poblaciones estaban muy mal impresionadas del ejército, parte por las exacciones a que se las obligaba, como por el espíritu abiertamente liberal y revolucionario de los oficiales porteños con Castelli a la cabeza”

     A continuación continúa Carrizo[6] sus sabrosas notas insertando palabras del propio Belgrano: “Es necesario –decía- mantener y sostener el  ejército para cuanto gasto cause, porque de otro modo acabaríamos por perder el crédito que felizmente ha tratado de recuperar D. Juan Martín de Pueyrredón” .Y después de recibido del mando, escribía :Para llevar adelante mis miras y mantener el ejército como debe ser, vestido, alimentado y pagado, recobrando el crédito perdido en el interior, se necesita dinero, y es indispensable que V.E. me provea de él. Para atender a estas exigencias, el gobierno le remitió 40.000 pesos fuertes. Con esta cantidad, sujetándose a la más severa economía, pudo atender al ejército, sin hacerlo pesar sobre las poblaciones” (Mitre: Historia de Belgrano/.../, Buenos Aires, Ed. La Nación).Tomo II, Pág. 48/)/. /.../”

     Estas penurias de Belgrano y de su ejército y la malversación que podía suponerse, por parte de los gobiernos, de los ingentes fondos que eran recaudados, sobre todo en  Buenos Aires, fueron recordadas después de la muerte del prócer por el “Homero” [7] de la poesía gauchesca, Bartolomé Hidalgo, en el primero de sus  Diálogos entre Chano y Contreras, de 1821[8],   con versos como: ‘Tantísima pesería! / ¡Yo no sé en qué se gastó! / Cuando el general Belgrano/ (que esté gozando de Dios) / entró en Tucumán, mi hermano/ por fortuna lo topó,/ y hasta entregar el rosquete/ ya no lo desamparó. /Pero ¡ah, contar de  miserias!/ ¡De la misma formación/ sacaban la soldadesca/ delgada que era un dolor!/ con la ropa hecha miñangos,/ y el que comía mejor/ era algún trigo cocido/ que por fortuna encontró/.../..

    El episodio conocido como “éxodo jujeño”  en que, el 23 de agosto de 1812, obedeciendo a un bando del general Belgrano, el pueblo todo de la ciudad de Jujuy   abandonó sus hogares y se puso en marcha hacia Tucumán dejando sin recursos al avance de las tropas realistas, impactó profundamente en la memoria histórica de esa provincia. Ello se refleja en algunas coplas rescatadas en sus trabajos de campo por don Juan Alfonso Carrizo que, treinta años después, ya no pudimos recoger.  Pero, además, referencias al tiempo y a las obras del general Belgrano han perdurado en algunas de las tradiciones[9] populares de todo el Noroeste argentino. De esta manera en Jujuy, aún en la tercera década del siglo XX, corría  el siguiente relato que anota Carrizo:

Cuenta la tradición lugareña que un joven oficial de la patrulla encargada de recorrer la ciudad, para informar al jefe sobre el cumplimiento de la orden, al dejar la ciudad desierta, cantó esta copla. Así me refirió el doctor Ovejero[10],  quien tuvo la gentileza de darme estos datos y la copla: “ ¡Adiós, Jujuycito, adiós!/Te dejo y me voy llorando: /la despedida es muy triste, /la vuelta, quién sabe cuándo”.  [11]

     Respecto de la cuarteta, tal vez deteriorada, de rima 6a5b6c6b  que dice:¡Vamos tucumanos,/vamos hermanos!/Que corre peligro/ el bravo Belgrano//,  explica Carrizo que “Es también copla del Éxodo, la cantaban los soldados jujeños durante la retirada del ejército y de la población en masa. Numerosos jefes y oficiales del ejército y muchos de los soldados eran tucumanos, o se habían alistado en esa provincia, por eso dice: ¡Vamos tucumanos! [12]

      Otra tradición referida a la vida del General Belgrano trae consigo el recuerdo de una intencionada coplita. Ricardo Rojas fue el primero en exhumar, para la literatura, esta anécdota belgraniana relatada por el Coronel Lorenzo Lugones, que actuó en el ejército auxiliar del Perú.  Cuenta que los soldados entonaban un Cielito[13] para recomendar al General Belgrano, a quien risueñamente llamaban Chupa Verde[14], que no se manifestara encantado de la gestión de sus abastecedores pues los tasajos que le habían enviado estaban en mala condición. Y decían así: Cielito, cielo que si,/ cielito del Puente e Márquez,/ no te andes pintando,  Chupa,/ que están podridos los charques. La referencia a Puente de Márquez  se relaciona  con hechos en la provincia de Buenos Aires, pues el topónimo, cuyo origen fue explicado por Ventura R. Lynch en su obra de 1883 [15] señala un paraje ubicado hacia el Oeste de la Capital, cerca de los actuales  pagos de Moreno.  Belgrano en su Diario de Marcha a Rosario,[16] relata que el día 26 de enero de 1812, encontrándose en el Puente de Márquez, al que llegaron a las 7 y ½ de la tarde, habiendo mejorado el mal tiempo, “hubo retreta con música a la noche y se cantó el himno patriótico, y todos se retiraron después de un viva general por la Patria”. [17] Por referencias del mismo memorialista y actor en los hechos, se conoce una linda anécdota referida al juramento de lealtad a la Asamblea Constituyente que había comenzado a sesionar en Buenos Aires pocos días antes, y a la bandera  diseñada por Belgrano,  realizado  el 13 de febrero de 1813 a orillas del río Pasaje,  que, desde entonces, se llamó Juramento.  Cuenta  Lorenzo Lugones.

El ejército ratificó su juramento besando una cruz que formaba la espada de Belgrano, tendida horizontalmente sobre el asta de la bandera: con este ceremonial concluyó el acto y el ejército quedo dispuesto para la primera señal de partida. A distancia de cien pasos del río, sobre la ribera que gira al oeste, a la altura de un notable barranco, había un árbol que, por su magnitud, se distinguía sobre todos los de sus cercanías; limpiando una parte de su corteza, hacia media altura de un hombre, en medio de un círculo de palma y laurel, dibujado en el tronco de un árbol se grabó una inscripción que decía: Río Juramento, y más abajo, la siguiente estrofa: Triunfaréis de los tiranos/
y a la patria daréis gloria,/si, fieles americanos,/juráis obtener victoria.

    La batalla de Tucumán, pese a la profunda gravitación que tuvo en la política de toda la nación naciente, no ha conservado poesía de cantares folklóricos que la recordara, por eso, en nuestra Balada belgraniana 1812 describimos sus casi milagrosas instancias y le dedicamos una  humilde pero reverente coplita  del “Romance a la gloria de Belgrano”: “24 de septiembre/ ¡No ha habido batalla igual!/ Es de Belgrano y del pueblo/ la gloria de Tucumán”.

      Llegamos así, tras la infructuosa búsqueda de un verdadero cancionero folklórico belgraniano, a los días que siguieron a la batalla de Salta (20 de febrero de 1813) en los cuales aparece una composición que no solamente fue divulgada por todos los ámbitos del territorio rioplatense sino que fue objeto de contrahechuras[18] y variaciones demostrativas de la eficacia de su continente poético y del prestigio ganado por la anónima y perdurable pieza. Se trata de una glosa en décimas, de pies atados a una cuarteta temática, según el molde típico de estas trovas en España y América, y completada por un atípico “envío”, llamado por su desconocido autor con término corriente en las cartas postales para los agregados después de la fecha: “Post-Data”. Fue recogida en obras historiográficas y literarias como la Historia de Güemes  de Bernardo Frías  y el Cancionero popular de la Revista de Derecho, Historia y Letras, donde la publicó Estanislao S. Zeballos tomándola de escritos de Ángel J. Carranza. Su cuarteta temática y su primera décima, dicen  así:

                                    Ahí te mando, primo, el sable,. Ahí te mando, primo, el sable;
                                   
no va como yo quisiera;
                                    de Tucumán es la vaina
                                    y de Salta la contera.

              1                                                          3
Cercado de desventuras,                   
desdichas y desaciertos,                   
no distingo sino muertos;                 
no veo sino amarguras.                      
Los hijos de estas llanuras                
tienen valor admirable;                      
Belgrano, grande y afable,                
a mi me ha juramentado,                   
y pues todo está acabado                  
ahí te mando, primo, el sable.          


      Vencedores los patriotas en Salta (20 de febrero de 1813), ocurrió, sin embargo,  la particular circunstancia en que, después de triunfar ante el General realista Pío Tristán y cuando éste decidió capitular para evitar un inútil derramamiento de sangre, el General Manuel Belgrano aceptó la capitulación y a su vez ofreció honrosas condiciones: dejó en libertad a todos los combatientes realistas, exigiéndoles solamente que hicieran el juramento de no volver a tomar las armas en contra de la Patria. Diecisiete jefes y oficiales (incluyendo a Tristán) y casi 3.000 soldados, la completa vanguardia del ejército de Goyeneche, cayeron prisioneros en la batalla de Salta. Después de este hecho Tristán cumplió su palabra y abandonó el ejército, retirándose a su natal Arequipa, pero otros oficiales, especialmente el fluctuante Domiciano Castro (que en algunos escritos se menciona como Saturnino y que luego sería fusilado por traidor a la causa española) rompieron la promesa pues un prelado realista consideró que era un juramento hecho ante herejes.   Por ello Bartolomé Hidalgo pone en boca de Chano, aquel gaucho Capataz de una estancia en las Islas del Tordillo con cuyo nombre luego fue el mismo poeta  identificado[19] estos versos cargados de tristes memorias:

¡Eso sí, Ramón Contreras! 

¿Se acuerda del fandangazo

que vimos en lo de Andújar

cuando el general Belgrano

hizo sonar los cueritos

en Salta a los maturrangos?  

Por cierto que en esta aición

(sin intención de dañarnos)

hizo un barro el general

que aun hoy lo estamos pagando.

El quiso ser generoso  

y presto miró su engaño,

cuando hizo armas en su contra

el juramentado Castro,

que quebrantando su voto

manchó su honor y su grado.

 

     Después de la batalla de Salta, Belgrano siguió camino con su ejército por la Quebrada de Humahuaca, hacia el Alto Perú que, de acuerdo con el juramento de Tristán, habría vuelto a pertenecer a las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero la situación no benefició sus planes y hubo guerrillas en ese trayecto. A ellas se refiere la copla que Carrizo recoge en su Cancionero popular de Jujuy  :  Ya vienen los soldados/ por la Quebrada/ y los godos disparan/ como bandadas. Continuó este ejército luego por la Puna, en su intento de reconquistar el Alto Perú y Carrizo recoge una cuarteta que declara con patriótico fervor lugareño: Vámonos compañeritos/ a defender la Bandera/ que la sangre de la Puna/ no se redama[20] andequiera.  Pero, luego de su llegada a Potosí, donde se le dedicaron grandes homenajes materiales y literarios que han sido incluidos por Estanislao Zeballos en su Cancionero popular (1905) ,  habrían de sucederse para  Belgrano las crueles derrotas de Vilcapugio  (1º de octubre de 1813) y  de Ayohuma (14 de noviembre del mismo año)  con lo que volvió a perderse el Alto Perú y Belgrano, después del encuentro con San Martín en la posta de Algarrobos, provincia de Salta,  entregó el mando del ejército, al futuro vencedor de los Andes. Vale destacar que en ese encuentro entre ambos próceres, se produjo el famoso “abrazo”, recordado erróneamente como “abrazo de Yatasto”, ya que en realidad se produjo en la posta de Algarrobos, a doce leguas de aquella.  Respecto de este último combate, Carrizo ha anotado, en Abrapampa, “a un viejo que cantaba con caja” la copla que dice, con cierto fatalismo ante lo irreversible: “¡Palomita, plomita!/ ¡Palomita de la Puna!/ A Belgrano lo vencieron/ en la pampita de Ayuma” [21]

     Sin embargo, vencedor en Tucumán (24 de septiembre de 1812)  y en Salta  (20 de febrero de 1813)  el general Belgrano fue honrado  con versos de apasionado agradecimiento, como estos de incuestionable influencia femenina, que comienzan;

Los pechos de las hermosas/ son aras en que arderán/ los inciensos que reciba/ el Marte de nuestra edad.

 


[1]  Fernández Latour, O. 1960

[2] Metátesis de “derrota” en el sentido de “derrotero”. El uso popular de la voz  “redota” es uno de los primeros testimonios lingüísticos rioplatenses del “vesre” o “hablar al vesre”  que registran con frecuencia, en el siglo posterior, las letras de tangos y milongas de nuestro país.  La idea del éxodo para fomentar una política de tierra arrasada como arma defensiva encuentra curiosas coincidencias en la historia  de aquellos años iniciales del siglo XIX.  Acaso haya sido sugerida por Belgrano a Artigas, tras su propia derrota en el Paraguay (1811) frente al pueblo de allí nativo, habituado a la mítica búsqueda de la “Tierra sin mal” y la práctica de la “roza” y puesta en práctica por el porteño en 1812, al provocar el “éxodo jujeño”. De todos modos la estrategia de la “tierra arrasada” fue practicada desde la remota antigüedad en el mundo entero y, en el orden mundial, es fama que  la pusieron por obra los moscovitas para vencer a la invasión napoleónica llegada a su ciudad en el mismo año del éxodo jujeño.

[3]  Carrizo, J, A. , 1933.

[4]  Fernández Latour, O. 1960.

[5] En la versión anotada por Carrizo en Salta los dos últimos versos de la primera décima dicen  precisamente así  “No nos dejan trabajar/ y vienen gritando ¡patria!”

[6] En su libro Cantares históricos del Norte argentino  (1939)  el gran estudioso catamarqueño  agrega detalles referentes a las circunstancias en que Belgrano se hizo cargo del Ejército del Norte  y versos cantados en Salta que, según su concepto, fueron las primeras estrofas patrióticas compuestas en nuestro país, ya que preceden a las de la “Canción patriótica” que Esteban de Luca compuso después de la batalla de Suipacha, cuyo estribillo dice: Sudamericanos/ mirad ya lucir/ de la dulce Patria/ la aurora feliz.”

[7] Así llamó Bartolomé Mitre al poeta montevideano, en carta a José Hernández con motivo de la aparición de “La vuelta de Martín Fierro” (1879), segunda parte de su famoso poema gauchesco.

[8]Diálogo patriótico interesante entre Jacinto Chano, capataz de una  estancia en las Islas del Tordillo, y el gaucho de la Guardia del  Monte”. (1821), en Bartolomé Hidalgo. Un patriota de las dos Bandas. . Obra completa /.../. Edición crítica  2007..

[9] Uso aquí la voz  “tradición”  no para designar al proceso general de transmisión generacional que es esencia del hecho folklórico sino, tal como lo ha propuesto don Bruno Jacovella (1959) ,  como nombre de un género literario que se transmite por medio de la oralidad pero cuyos personajes son no solamente reales sino también protagonistas de la gran historia de su  país.  Esto es,  a la manera de las Tradiciones peruanas de Ricardo Palma  o de las Tradiciones argentinas  de Pastor Obligado 

[10] Carrizo realiza varias referencias a Daniel Ovejero y a su trabajo de 1931 sobre el éxodo jujeño

[11] Puede inferirse que la copla se entonaría con aire de Baguala tritónica y acompañamiento de caja, según la tradición de esa área cultural

[12] Por su forma parece ser copla de Vidalita, la especie definida por el estribillo “vidalitá ”, según C. Vega.

[13] Cantar de coplas octosilábicas romanceadas , con estribillos,  y baile de conjunto de parejas interdependientes derivado de las contradanzas europeas y de la familia del Pericón.

[14] “Chupa”  es nombre de  una  “prenda de vestir masculina que cubría el tronco del cuerpo, a veces con faldillas de la cintura para abajo y con mangas ajustadas; se ponía generalmente en traje militar, debajo de la casaca” .  Belgrano, caballero atildado en el vestir, solía usar   la chaquetilla de su uniforme militar de color verde, de ahí que la tropa –acaso también con pícara referencia a su voz aguda-  lo llamara, entre otros apodos frecuentes en la época, “cotorrita” o  “chupa verde”,  denominación que, según ciertas fuentes,  alcanzó luego a todos los soldados del arma de Infantería, que tiene al verde como color distintivo 

[15]  Se trata de un episodio  del tiempo de las invasiones inglesas. Dice Lynch: “Los ingleses se reponen, hacen fuego nutrido sobre los fugitivos y logran matar el caballo de Pueyrredon. Aquí  fue cuando Márquez (de quien el puente ha tomado su nombre), paisano oscuro que ocupaba el puesto de alcalde en el Pilar, hace girar rápidamente su caballo, recoge las riendas y presenta las ancas a Pueyrredon, que de un brinco se coge a la cintura de su salvador.”. En nota agrega:  “Por esta acción, el Cabildo acordó a Márquez una medalla de oro que aún se conserva e nel salón de Jurados de Imprenta”.

[16] Diario de marcha del Coronel Belgrano a Rosario, en: Escorzo Belgraniano 3, (Cuadernos de Investigaciones Históricas), Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano, Convento Santo Domingo, 1995, p. 24.

[17] Puede suponerse que el himno patriótico entonado entonces fuera la canción escrita por Esteban de Luca, que se publicó en la Gaceta de Buenos Aires  el 15 de noviembre de 1810, tras la batalla de Suipacha, y  a la que habría puesto música –como después lo hizo con los  versos de López- el español Blas Parera, cuyo estribillo dice: Sudamericanos/ mirad ya lucir/ de la dulce Patria / la aurora feliz.

[18] Contrahechura (del lat. contrafactum) es voz empleada en los estudios literarios para designar a las composiciones de tema “humano” cuyo “molde”  se utiliza para cantar  “a lo divino” (Bruce Wardropper, 1958)  Antes de ahora (Fernández Latour, O., 1963), quien esto escribe ha aplicado  la denominación a  toda pieza construida sobre un molde poético preexistente, cambiando su tema, especialmente cuando este cambio implica la adopción de una posición opuesta, lo que es muy frecuente en nuestro cancionero histórico-político.  

[19] Véase: Bartolomé Hidalgo /.../    2007.

[20] Un nuevo testimonio de esta forma  de la oralidad compartida, contemporáneamente,  por el área rioplatense y por la región noroéstica de la Puna jujeña; “redama” por “derrama”  en el área puneña se suma a la ya mencionada forma “redota” por “derrota”  en la Banda Oriental del Río de la Plata.

[21] Carrizo, J.A., 1935, Discurso preliminar. Capítulo quinto. La búsqueda.


 Un héroe que forma el hado,/ y al Sud regala el destino,/ merece un honor divino,/ y un culto divinizado,/ en un altar consagrado/ a sus acciones gloriosas/ libaciones amorosas/ oblarle debe el deseo/ y que sirvan este empleo/ los pechos de las hermosas. /…/


    Durante algunos años Manuel Belgrano fue al parecer ignorado por la alta poesía de su ciudad porteña , a la cual había vuelto para habitarla, hasta el día de su muerte: 20 de junio de 1820.  Así, el Cancionero popular de la Revista de Derecho, Historia y Letras, compilado por Estanislao S. Zeballos, sólo anota una burlesca composición titulada : HISTORIA DEL DOCTOR BUÑUELOS, ESCRITA EN FRANCÉS POR Mr BOUDEIN Y TRADUCIDA AL CASTELLANO POR DON SANCHO RABIOLES que, en sabrosa nota de pie de página, Zeballos atribuye al “coronel Cabello”, director del Telégrafo Mercantil, donde fue publicada en 1801 y supone referida al “doctor don Manuel Belgrano” que había regresado a Buenos Aires en 1794.

     Entonces floreció una rica producción literaria, recogida en gran parte por La lira argentina , tanto de autores anónimos  como con las prestigiosas  firmas de  Fray  Francisco de Paula Castañeda ,  Juan Crisóstomo Lafinur , Juan Cruz Varela  o del mismo Esteban de Luca , de cuya pluma  proceden varias piezas y entre ellas las Octavas de las que tomo estos angustiados versos:  “Ved a la Patria en tan aciago día/ triste, eclipsada la apacible frente,/  que antes con gloria y majestad lucía;/ vedla sobre el sepulcro amargamente/ de Belgrano llorar sensible y pía;/ llorad todos, sentid, como ella siente,/ mientras admiran todas las naciones/ del héroe más virtuoso las acciones.”

     Pero la memoria popular conserva otros rasgos muy simpáticos referentes al carácter y  a los hábitos del gran patricio. Sábese que, entre tantas travesías y combates,  el general Belgrano, hombre de mundo y de refinada formación ciudadana tanto en Europa como en América, parece no haber rehuido nunca la vida social. Así, de sus estancias en las ciudades del Noroeste argentino surgen anécdotas que lo vinculan con salones y con señoras y niñas de la sociedad. No hay cantares sobre ello pero  sí un  Minué-Gavota con “allegro”, de Zamba, sin letra tradicional, llamado La Condición  que vincula al prócer con la elección de una determinada dama como compañera de baile, dama cuyo nombre cambia según se lo narre en una o en otra de las provincias del antiguo Tucumán[1]    

      El  espíritu del general Belgrano impregna, sin duda, la  breve pero emotiva colección de versos populares que hemos podido reunir para  homenajearlo con un pequeño cancionero  Varios somos los  autores actuales que le hemos dedicado nuestros versos y diversos los músicos y los cantores que los interpretan, por lo que quisiera evocarlo, como al comienzo de estas páginas, con las palabras del gran poeta puntano León Benarós quien, en su Zamba  titulada Adiós general Belgrano  [2] , y  para darnos letra  en nuestra despedida, dice:


 (Recitado) Al alba ya está Belgrano      (Cantado) Adiós, general Belgrano
alertando a sus soldados.                      peregrino de la Patria,
¡Ah, generalito lindo,                            memorias le traigo yo
por bueno y sacrificado!.                       de Tucumán y de Salta

 

Bibliografía

   1.- Aretz-Thiele, Isabel. Música tradicional argentina. Tucumán, Historia y Folklore. Buenos Aires, U.N.T., 1946

   2.-   Aretz , Isabel. Música tradicional de La Rioja. Caracas, INIDEF-OEA  1978.

 . 3.-  Benarós, León. Manuel el Bueno. Milonga con Gato. Letra: L. Benarón, música: E.Inchausti;  Adiós,General Belgrano. Zamba. Letra:  L.Benarós, música:  C.Di Fulvio   

   4.- Borges, Jorge Luis. El “Martín Fierro”. Buenos Aires, Columba, 1960. (Esquemas)

   5.- Carrizo, Juan Alfonso. Antiguos Cantos Populares Argentinos. Cancionero Popular de Catamarca. Prólogo de Ernesto Padilla. Buenos Aires,   1926

     6-  _----------Cancionero Popular de Salta .Buenos. Aires, UNT,1933.

    7.-   -----------Cancionero Popular de Jujuy .  Tucumán, UNT,  1935.

     8.-  ------------Cancionero Popular de Tucumán (2 tomos),  Buenos Aires, UNT,  1937

     9. _------------Cantares históricos del Norte argentino, Buenos Aires, Ed. Centro Instrucción de Infantería, 1939  (Biblioteca del Suboficial, 94).

    10.-   ----------- Cancionero Popular de la Rioja (3 tomos) . Buenos Aires, UNT, Espasa-Calpe Argentina, Impr. Baiocco,  1942 .

    11.- Cortazar, Augusto Raúl. Folklore y Literatura. Buenos Aires, EUDEBA, 1964.

  12- Diario de marcha del Coronel  Belgrano a Rosario”, en: Escorzo Belgraniano 3, (Cuadernos de Investigaciones Históricas), Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano, Convento Santo Domingo, 1995

      13.- Di Lullo, Orestes. Cancionero popular de Santiago del Estero. Prólogo y notas de    

         Juan  Alfonso Carrizo. Buenos Aires, Universidad Nacional de Tucumán, 1940

14.- Fernández Latour, Olga. Cantares históricos de la tradición argentina. Selección, introducción y notas por /…/ Pr´l. de Julián Cáceres Freyre.  Buenos Aires, Instituto Nacional de Investigaciones Folklóricas, 1960.

15.- .------------------------ “Un poeta glosador que vivió en Jachal (San Juan) en el siglo XIX: don Víctor José Capdevila” En: Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología, Nº 4, Buenos Aires, Ministerio de Educación y Justicia, Dirección General de Institutos de Investigación, 1963

16-  ----------------------------, /Olga Elena/. Historias gauchescas en las Fiestas Mayas rioplatenses. Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 2009.

17.- ----------------------------- Balada belgraniana 1812. Sobre una idea original de José Raúl Buroni. Musicalización de Víctor Betinotti.  Buenos Aires, Obras de Ferlabó, 2012.  /Hay video de su presentación en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, 2012./

18.- Frías, Bernardo. Historia del Gral. Don Martín Güemes y de la provincia de Salta, de 1810 a 1832., 3 tomos. Salta, 1902. .

19.- Furt. Jorge Martín. Cancionero popular rioplatense. Lírica gauchesca. Tomo 1. Buenos Aires, La Facultad, 1923.

20.- Hernández, José. Martín Fierro.  /La obra comprende dos partes: El gaucho Martín Fierro. Contiene al final una interesante memoria sobre el Camino Trasandino, Buenos Aires, Imprenta de La Pampa, 1872; y  La vuelta de Martín Fierro. Buenos Aires, Librería del Plata, 1879 (10 láminas de Carlos Clerici) /.

21.- Hidalgo, Bartolomé. Bartolomé Hidalgo. Un patriota de las dos Bandas. Obra completa del primer poeta gauchi-político rioplatense. Edición crítica por  Olga Fernández Latour de Botas. Selección iconográfica Carlos Dellepiane Cálcena. USA, Stockcero, 2007

22. Jacovella, Bruno C. “Las especies literarias en verso” . En: Folklore argentino, Dir. J. Imbelloni, Buenos Aires, Nova, 1959.

23.-   La  Lira Argentina o colección de las piezas poéticas dadas a luz en Buenos Aires durante la guerra de su independencia. Edición crítica, estudio y notas por Pedro Luis Barcia, Buenos Aires, Academia Argentina de Letras, 1982 (1ª ed. 1824).

24.- Lugones, Lorenzo. Recuerdos históricos, 2ª ed, Buenos Aires, 1888 (Carrizo,1933)

25.- Lynch, Ventura Robustiano. La provincia de Buenos Aires hasta la definición de la cuestión capital de la República. Atlas. Costumbres de indio y gaucho.   Bs. As. Ed. La Patria Argentina 1883

26.- Mitre, Bartolomé. Rimas Con un Prefacio del Autor. 1ª ed. Buenos Aires. Imprenta de Mayo, 1854.

27.-_-----------------.Historia de Belgrano y de la independencia argentina. Buenos Aires, Ed .La Nación, 1857  .   

28.- Moya, Ismael. Romancero. Buenos Aires, UBA, FFyL, Inst.de Lit. Arg., 1941. 

29.- Terrera, Guillermo Alfredo. Primer cancionero popular de Córdoba.  Córdoba, Imprenta de la Universidad, 1948. Textos musicales anotados por Julio Viggiano Esain

30.- Obligado, Pastor . Tradiciones argentinas. .Buenos Aires, Hachette, 1955. (1ª ed. )

31.- Obligado, Rafael.  “El tambor de Tacuarí”  en  El Monitor de la Educación Común. Buenos Aires : Consejo Nacional de Educación. 1909. 

32.- Ovejero, Daniel. El Exodo Jujeño. Conferencia pronunciada en Buenos Aires el 23 de agosto de 1931, en la sala de la Wagneriana, bajo los auspicios de la Asociación de Residentes Jujeños (citada por J.A. Carrizo, 1934)

33.- Palma, Ricardo. Tradiciones peruanas. 6 t. Madrid. s/f

34 -- Rojas, Ricardo. La literatura argentina; ensayo filosófico sobre la evolución de la cultura en el Plata. Buenos Aires, La Facultad – 1917-1922.

35- Serpa, Edmundo. Historia de los Cuatro Siglos de Corrientes, 2ª.ed., Cicero  1990  

36- Vega, Carlos.  Panorama de la música popular argentina; con un ensayo sobre la ciencia del Folklore. Buenos Aires, Losada, 1944.

37.-Wardropper, Bruce. Historia de la poesía lírica .a lo divino en la cristiandad occidental. Madrid, Ed.de la Revista de Occidente, 1958.

38.- Zeballos, Estanislao  S.  Cancionero Popular. De la Revista de Derecho, Historia y Letras, N° 1, Bs. Aires, 1905.



[1] Hay una letra adecuada a la música de La Condición que circula en ámbitos escolares e instituciones tradicionalistas.  Su autor fue el popular  creador de letras de tangos y de piezas camperas Alfredo Navarrine   (Buenos Aires, 1894- 1979).  Quien esto escribe ha dedicado dos piezas de su Balada belgraniana 1812,  musicalizada por el Maestro Víctor Betinotti,  al tema de La Condición.

[2] Adiós, general Belgrano, Zamba, letra de León Benarós, música de Carlos Di Fulvio (1966)  

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