jueves, 27 de octubre de 2022

El General don Manuel Belgrano proclama a Nuestra Señora de la Merced Patrona del Ejército Argentino

 


Manuel Belgrano, el más religioso de nuestros próceres, vivía en permanente oración y ya en Buenos Aires, desde temprana edad, oraba ante el altar de la Madre de Dios en su advocación del Santísimo Rosario. Estando en Tucumán previo al combate del 24 de septiembre de 1812, fiesta litúrgica de Santa María en su advocación de la Merced, imploró su protección para sus soldados, ruegos que alcanzaron la intercesión milagrosa obteniéndose la victoria.

 

En el parte que transmitió al Gobierno, el Libertador de Pueblos expresa: “La patria puede gloriarse de la completa victoria que han tenido sus armas el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de las Mercedes bajo cuya protección nos pusimos “. 

 

Luego de la batalla el General Belgrano se hizo tiempo para rezar, oír Misa, ordenar novenarios en agradecimiento a la “intercesión de la Divina Señora” según respuesta del Poder Ejecutivo quien el 27 de septiembre de 1813 autoriza los gastos necesarios para los homenajes “que anualmente deben hacerse en manifestación de gratitud a la Santísima Virgen de Mercedes”.

 

Así es como Belgrano manda organizar una procesión acorde; a tal fin dispuso días de asueto, e hizo que la tropa participara de las plegarias, destacándose un escuadrón militar de honor, e incluso hizo participar de aquellas devociones al escuadrón de caballería comandado por Díaz Vélez que regresaba de la campaña de hostigamiento a la retaguardia realista, sin importar su cansancio y atuendos.

 

Como hombre de plena fe y ferviente devoción, agradecido desde siempre al Creador y a la mediación de su Santa Madre, su ser estaba a los pies de la Salvadora y como símbolo perenne de su gratitud, Manuel Belgrano puso en manos de la sagrada imagen su bastón de mando y la proclamó General del Ejército allí mismo en el Campo de las Carreras, donde se había librado la batalla.

 

Aquel bastón de mando entregado era de mimbre. Tiempo después Belgrano solicita a su hermano mas allegado, el comerciante Joaquín Cayetano (nacido en 1773 y fallecido en 1848) residente en Buenos Aires, la confección de otro de mayor solemnidad; cumpliendo su pedido y costeándolo de su peculio remitió un bastón confeccionado en marfil con empuñadura y regatón en oro, al que luego se le adicionó un sello en oro con el escudo de la Asamblea del Año XIII. Este bastón, el original, lo luce la imagen de la Virgen de la Merced que se venera en la Parroquia la Victoria en San Miguel de Tucumán.

 

A su vez la imagen original ante la cual se postró Belgrano, por decisión de los descendientes del matrimonio Carranza – Tejerina de Tucumán, camareros de la imagen desde que la Cofradía la costeara en 1787; su depositaria la Orden Mercedaria desde 1913 y la confirmación de la Arquidiócesis de Buenos Aires de 1936, se encuentra actualmente en la Basílica menor de Nuestra Señora de Buenos Aires del barrio del Caballito, de la Ciudad capital argentina.

 

Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Académico Presidente


Buenos Aires, 27 de octubre de 2022

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