Manuel Belgrano, el más religioso de
nuestros próceres, vivía en permanente oración y ya en Buenos Aires, desde
temprana edad, oraba ante el altar de la Madre de Dios en su advocación del
Santísimo Rosario. Estando en Tucumán previo al combate del 24 de septiembre de
1812, fiesta litúrgica de Santa María en su advocación de la Merced, imploró su
protección para sus soldados, ruegos que alcanzaron la intercesión milagrosa
obteniéndose la victoria.
En el parte que transmitió al
Gobierno, el Libertador de Pueblos expresa: “La patria puede gloriarse de la completa victoria que han tenido
sus armas el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de las Mercedes bajo
cuya protección nos pusimos “.
Luego de la batalla el General
Belgrano se hizo tiempo para rezar, oír Misa, ordenar novenarios en
agradecimiento a la “intercesión de la Divina Señora” según respuesta del Poder
Ejecutivo quien el 27 de septiembre de 1813
autoriza los gastos necesarios para los homenajes “que anualmente deben hacerse en
manifestación de gratitud a la Santísima Virgen de Mercedes”.
Así es como Belgrano
manda organizar una
procesión acorde; a tal fin dispuso días de asueto, e hizo que la tropa
participara de las plegarias, destacándose un escuadrón militar de honor, e incluso
hizo participar de aquellas devociones al escuadrón de caballería comandado por
Díaz Vélez que regresaba de la campaña de hostigamiento a la retaguardia
realista, sin importar su cansancio y atuendos.
Como hombre de plena fe y ferviente devoción, agradecido desde siempre al
Creador y a la mediación de su Santa Madre, su ser estaba a los pies de la
Salvadora y como símbolo perenne de su gratitud, Manuel Belgrano puso en manos
de la sagrada imagen su bastón de mando y la proclamó General del Ejército allí
mismo en el Campo de las Carreras, donde se había librado la batalla.
Aquel bastón de mando entregado era de
mimbre. Tiempo después Belgrano solicita a su hermano mas allegado, el comerciante
Joaquín Cayetano (nacido en 1773 y fallecido en 1848) residente en Buenos Aires,
la confección de otro de mayor solemnidad; cumpliendo su pedido y costeándolo
de su peculio remitió un bastón confeccionado en marfil con empuñadura y
regatón en oro, al que luego se le adicionó un sello en oro con el escudo de la
Asamblea del Año XIII. Este bastón, el original, lo luce la imagen de la Virgen
de la Merced que se venera en la Parroquia la Victoria en San Miguel de
Tucumán.
A su vez la imagen original ante la
cual se postró Belgrano, por decisión de los descendientes
del matrimonio Carranza – Tejerina de Tucumán, camareros de la imagen
desde que la Cofradía la costeara en 1787; su depositaria la Orden Mercedaria desde
1913 y la confirmación de la Arquidiócesis de Buenos Aires de 1936, se
encuentra actualmente en la Basílica menor de Nuestra Señora de Buenos Aires del
barrio del Caballito, de la Ciudad capital argentina.
Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro
Académico Presidente
Buenos Aires, 27 de octubre de 2022