jueves, 19 de mayo de 2022

Manuel Belgrano “Prócer Guía” de la Fuerza Aérea Argentina


Ponencia del Señor Comodoro (R) Ramón Virgilio Ibáñez López

Académico correspondiente en la Provincia de Córdoba 


Sesión Pública y Virtual 18/05/2022


Resumen

El presente trabajo tiene como objetivo principal el de mostrar los fundamentos que impulsaron a la Fuerza Aérea Argentina a declarar al general don Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, “Prócer Guía” de la Institución, además de conocer porqué el facsímil de su sable es portado por los oficiales superiores como símbolo de mando cuando estos alcanzan la jerarquía de brigadier.

Belgrano se caracterizó por su honradez y despojo de todo interés personal, cualidades que formaron parte del mérito absolutamente patriótico y desinteresado de quien supo transmitir con su accionar, liderazgo, coraje y humildad, valores que deben ser tomados como ejemplo, que trascienden en el tiempo y que aún hoy perduran.

La Institución, testimonia a través de este reconocimiento el esfuerzo que hizo el creador de nuestra enseña nacional, para que se copien lineamientos de patriótica y aguerrida conducta que deben asumirse en defensa de nuestra tierra y, por ello, era menester contar con una figura representativa como lo es el general don José de San Martín para el Ejército y el almirante don Guillermo Brown para el Armada.


Introducción

El próximo 3 de junio se conmemora el doscientos cincuenta dos aniversario del nacimiento del general Belgrano, a quien se lo identifica como uno de nuestros grandes próceres, creador de nuestra bandera y persona comprometida con la Revolución de Mayo. Múltiples experiencias registradas en documentos oficiales, memorias y relatos, buscan resaltar y conocer la vida de alguien que tuvo un papel fundamental en el nacimiento de nuestra Patria.

Como abogado, economista, político, funcionario público, periodista, diplomático, pionero de la educación pública y militar, lo dignifican sus ideas de avanzada y profundos pensamientos de esos tiempos, que le sirvieron para movilizar la detección de necesidades y carencias que planteaba la compleja realidad americana, hecho que lo llevó a pronunciarse a favor de la salida de la situación colonial que vivían los pueblos.

No sólo fue el personaje más representativo de la época sino quién mostró de manera clara los sueños de una nueva sociedad, "No busco glorias sino la unión de los americanos y la prosperidad de la patria" Belgrano, M. (1813)

Despojado de todo interés personal se convirtió en un grande sin pretender serlo, por ello su muerte da garantías de haber sido un ciudadano íntegro e intachable que logró vincular coraje y humildad en su accionar.

Ejerció el liderazgo durante la Revolución de Mayo y fue un visionario, “Quiero volar, pero mis alas son chicas para tanto peso” Belgrano, M. (1813), palabras a través de las cuales pedía a todos ese esfuerzo que cada uno debía hacer para poder alcanzar los objetivos que se habían propuesto como ciudadanos e hijos de esta tierra al promover la emancipación hispanoamericana.

Esta filosofía y conducta acuñada por Belgrano es adoptada por la Fuerza Aérea Argentina, cuando por medio de la Resolución N° 5543 del 4 de junio de 2018, el jefe de Estado Mayor General declara al general Manuel Belgrano “Prócer Guía” de la Institución, para que se copien de él los lineamientos de la patriótica y aguerrida conducta que deben asumir los hombres del aire en defensa de la Patria.


Desarrollo

Comprender el verdadero significado de la mencionada resolución, nos obliga a indagar en lo más profundo de su personalidad como abogado, economista, político, diplomático y militar de quien fuera el creador de nuestra Bandera y uno de los principales dirigentes de ese proceso histórico que condujo la independencia a nuestro país en mayo de 1810.

Para hablar de Belgrano, debemos preguntarnos primero: Qué conocemos de él y en qué profundidad sus pensamientos?. Hemos ahondado efectivamente en sus ideas?. Personalmente creo que no, por ello propongo bucear en sus ideas y pensamientos de avanzada que lo llevaron actuar como un brillante intelectual y verdadero patriota. Pero es mi intención hacerlo a través de sus propias palabras que, plasmadas en discursos, oficios, informes, memorias, correspondencias, etc., nos permiten acercarnos a él.

Los argentinos tenemos alguna idea de su vida, la trayectoria y las obras de quien coronó su privilegiada educación en España con el título de abogado, que le permitió conocer, admirar y propiciar las nuevas ideas revolucionarias del siglo XVIII. Ideas éstas, ya corrientes en el viejo continente donde conoció las doctrinas de Rousseau.


El tiempo que permaneció en Europa, nos muestra cómo nacieron en él múltiples experiencias de cambio que ansiaba aplicar para el engrandecimiento de su tierra, saberes mezclados con la identidad americana a la que nunca renunció y sin dejarse sojuzgar como ciudadano criollo de una incipiente nación:

"Como en la época de 1789 me hallaba en España y la revolución de la Francia hiciese también la variación de ideas y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido" Autobiografía, (1770 - 1820).


Interesante es conocer la opinión que algunos intelectuales tenían sobre él, como la del gran maestro Domingo Faustino Sarmiento quien nos lleva inevitablemente a recorrer su figura:

“El general Belgrano es una figura histórica que no seduce por sus apariencias, ni brilló como genio de guerra como San Martín, ni dejó rastros imperecederos de instituciones fundamentales como Rivadavia... Belgrano es uno de los poquísimos que no tiene que pedir perdón a la posteridad y a la severa crítica de la historia... Sus virtudes fueron la resignación y la esperanza, la honradez del propósito y el trabajo desinteresado. Su nombre se liga a las más grandes faces de nuestra independencia y por más de un camino si queremos volver hacia el pasado, la figura de Belgrano ha de salirnos al paso... Su muerte oscura es todavía un garante de que fue ciudadano íntegro, patriota intachable”. Barba F., (2020)


Su preocupación por la Educación

Al referirse a la educación que recibió en Europa, Belgrano habla de los cambios ideológicos que produjo la Revolución Francesa8 sobre los modelos tradicionales de muchos países europeos que vivían bajo el yugo de monarquías absolutistas. Hace suyos estos cambios defendiéndolos con pasión y vehemencia, y establece como origen de todo el progreso social fundado en la inteligencia de los intereses ilustrados por el conocimiento y los expresa claramente al decir:

“Confieso que mi aplicación no la contraje tanto a la carrera que había ido a emprender, como al estudio de los idiomas vivos, de la economía política y al derecho público, y que en los primeros momentos en que tuve la suerte de encontrar hombres amantes al bien público que me manifestaron sus útiles ideas, se apoderó de mí el deseo de propender cuanto pudiese al provecho general, y adquirir renombre con mis trabajos hacia tan importante objeto, dirigiéndolos particularmente a favor de la patria” (Autobiografía, 1770-1820)


No se contentó con los conocimientos que daba la universidad española, censurada por la Inquisición y tradiciones eclesiásticas, con la dispensa del Papa Pío VI logró acceder a la lectura de los libros prohibidos10, interdictos de la Ilustración francesa que abogaban por una forma republicana. Por ello, sus palabras desbordan su amor por la libertad y denuncian la necesidad de darle a su patria una identidad propia y distinta del resto de las naciones del globo. Esto, lo posiciona como un verdadero visionario al proponer la creación de escuelas gratuitas que permitieran mejorar las costumbres sociales y evitar de esta manera la ociosidad de niños y jóvenes al resaltar:

“Esos miserables ranchos donde se ven multitud de criaturas, que llegan a la edad de la pubertad, sin haberse ejercitado en otra cosa que la ociosidad, deben ser atendidos hasta el último punto. Uno de los principales medios que se deben adoptar a este fin son las escuelas gratuitas, a donde puedan los infelices mandar sus hijos, sin tener que pagar cosa alguna por su instrucción; allí se les podrán dictar buenas máximas, e inspirarles amor al trabajo, pues en un pueblo donde reine la ociosidad, decae el comercio y toma su lugar la miseria”. (Memoria Consular, 1796.)


Sus ideales de progreso en muchos casos chocaban con los intereses de determinados sectores, que sólo buscaban beneficiar el monopolio y el contrabando. Por ello luchó por una mejor educación, el desarrollo económico-social y el reconocimiento del territorio con una visión integradora, pilares básicos de su proyecto como secretario del Real Consulado de Buenos Aires con el único objetivo de lograr una nación desarrollada y próspera.


“Cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyenten los vicios, que los gobiernos reciban el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza y la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos” (Correo de comercio, 17 de marzo de 1810).


No cesa de insistir en la importancia de la educación como principal motor de progreso en la sociedad y hace hincapié en la instrucción de las mujeres, a las que se les debe enseñar a leer, escribir, bordar, coser, etc., para combatir en ellas la ociosidad, hacerlas útiles en su hogar y permitirles ganarse la vida de manera decorosa y provechosa. "No me olvido de lo útil que sería el establecimiento de escuelas de hilazas de lana, para, igualmente desterrar la ociosidad y remediar la indigencia de la juventud de ambos sexos...", (Memoria Consular, 15 de julio de 1796). Con ese espíritu revolucionario descubrió que podría llegar a cambiar una realidad estancada por la falta de educación. "Fundar escuelas es sembrar en las almas", "Un pueblo culto nunca puede ser esclavizado". (Memoria Consular, 15 de julio de 1796).


Es evidente que el empeño que puso en sus informes y discursos para engrandecer a su patria lo hace de manera desinteresada, anhelando educar a los más desfavorecidos, darles la posibilidad de progresar socialmente, evitar la pobreza y la indigencia, por lo cual insistió que las familias adquieran verdadera conciencia de la importancia que tiene la escuela en la vida de sus hijos.

“El maestro procurará con su conducta y en toda sus expresiones y modos inspirar a sus alumnos amor al orden, respeto a la religión, moderación y dulzura en el trato, sentimientos de honor, amor a la virtud y a las ciencias, despego del interés, desprecio a todo lo que diga a profusión y lujo en el comer, vestir y demás necesidades de la vida, y un espíritu nacional, que les haga preferir el bien público al privado, y estimar en más la calidad de americano que la de extranjero”. (Art. 18 del Reglamento de las escuelas de Tarija, Jujuy, Santiago del Estero y Tucumán, 1813).


Su muestra de grandeza frente a la mezquindad y la capacidad de dar sin pedir nada a cambio, lo llevó a declinar el premio que le fuera otorgado por la Asamblea Constituyente por el brillante triunfo obtenido en las batallas de Tucumán y Salta, premio que donó para crear cuatro escuelas (Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero). Dicho estímulo nunca fue entregado por el gobierno nacional, burocracia que llevó a que recién en el año 1974 se iniciara la construcción de la primera en Tarija, hoy Bolivia, con fondos argentinos. Posteriormente en 1994 se inició la construcción de las escuelas en Tucumán y Santiago del Estero y finalmente en el 2004 la de Jujuy.


Este afán por lo educativo, lo vio plasmado en la construcción de la Escuela de Náutica creada bajo la premisa que un desarrollo económico no podía darse si no se contaba con una flota mercante, al igual que la Academia de Geometría y Dibujo, que la definió: “Los buenos principios los adquirirá el artista en una escuela de dibujo que, sin duda, es el alma de las artes. Algunos creen inútil este conocimiento; pero es tan necesario que todo menestral lo necesita para perfeccionarse en su oficio; el carpintero, ...estudiar el movimiento de la tierra, y demás planetas en sus respectivos sistemas: y por consiguiente, los dueños de las máquinas eléctricas y neumáticas y otros muchos que se ponen ya en sus libros“. (Gagliano R., 2011)


Sus aportes a la economía Belgrano no solo cumple con el mérito circunstancial de haber sido el primer economista de nuestro país, por ello le cabe un reconocimiento especial en la historia del pensamiento económico cuando se refiere a la economía y al comercio. En uno de sus últimos artículos del Correo de Comercio11, donde sobresale el fomento a la agricultura, resaltó que se debe animar a la industria, proteger el comercio y la necesidad de plantear un sólido esquema de distribución de las riquezas como base para una economía productiva que permita fomentar el mercado interno, como condición necesaria para una distribución equitativa de las riquezas:

“El amor a la patria y nuestras obligaciones exigen de nosotros que dirijamos nuestros cuidados y erogaciones a los objetos importantes de la agricultura e industria por medio del comercio interno para enriquecerse, enriqueciendo a la patria porque mal puede ésta salir del estado de miseria si no se da valor a los objetos de cambio y por consiguiente, lejos de hablar de utilidades, no sólo ven sus capitales perdidos, sino aun el jornal que les corresponde. Sólo el comercio interno es capaz de proporcionar ese valor a los predichos objetos, aumentando los capitales y con ellos el fondo de la Nación, porque buscando y facilitando los medios de darles consumo, los mantiene en un precio ventajoso, así para el creador como para el consumidor, de que resulta el aumento de los trabajos útiles, en seguida la abundancia, la comodidad y la población como una consecuencia forzosa”. (Felipe Pigna, 2020)


Bajo las ideas del fisiócrata Quesnay, receló de la riqueza fácil generada por la ganadería porque ésta da trabajo a muy pocas personas, desalienta el crecimiento de la población y genera la concentración de la riqueza en pocas manos. Esto, lo llevó a su inclinación ferviente por fomentar la agricultura y la industria, a la vez que propone la rotación de cultivos, buscando que la producción tenga un desarrollo mucho más sustentable y, además, que cada individuo cultive una porción de tierra preservándolo de todo tipo de vicios y males.

Nos habla sobre la libertad de comercio internacional como algo esencial para el progreso, aunque donde él vivía imperaba todavía el monopolio. Por lo tanto, consideró que sus proyectos modernizadores y liberales eran irrealizables en el anquilosado marco de la administración colonial, para ello comprendió que era necesaria la independencia porque ella traería el progreso. Su ferviente trabajo por la causa emancipadora, lo llevó a ser uno de los principales dirigentes de la Revolución de Mayo y el punto de partida del proceso independentista.


El historiador Fernando Barba lo describe: “Belgrano es a mí entender el expositor más lúcido y sistemático del ideario que desemboca en Mayo, del que sin dudas fue precursor. Fue el maestro de la juventud criolla que formó el basamento jurídico y económico de la revolución...”. “Belgrano no sólo fue el personaje más representativo de cuantos actuaron en Mayo; fue quién mostró más claras vislumbres de un porvenir que llevó a la práctica en sus sueños y su credo” (Barba F., 2020). Belgrano buscó establecer dos factores indisolubles: la soberanía nacional y la integridad territorial, conceptos que sintetizan la unión de los argentinos como Nación.


Con conceptos muy claros, Belgrano hablaba que todo dependía y resultaba del cultivo de las tierras; sin materias primas la industria no tiene cómo ejercitarse y, por ende, tampoco para que el comercio se realice. Cualquier otra riqueza en un estado agricultor será riqueza precaria, conceptos claros que darán origen a la formación del precio de las cosas y que harán intervenir factores como lo son la oferta y la demanda. “Ninguna cosa tiene su valor real ni efectivo en sí mismo, sólo tiene el que nosotros le queremos dar; y este se liga precisamente a la necesidad que tengamos de ella; a los medios de satisfacer esta inclinación, a los deseos de lograrla y a su escasez y abundancia” (Autobiografía, 1 de septiembre de 1810).


Propuso, que el estado realice inversiones para mejorar las comunicaciones e incentivar a las industrias locales a mover sus productos, la creación de una escuela de agricultura donde los jóvenes conozcan los principios generales de la vegetación, se les enseñe a distinguir las tierras y cultivos más conveniente, tipos de arados y las razones de su utilización; cómo armar sangrías en terrenos pantanosos; cómo preparar las tierras para el sembrado y los cuidados a tener al momento de recoger la cosecha; conocer el origen de las plagas y los medios para preservar los productos en los graneros.


Sus ideas innovadoras quedaron reflejadas en sus informes anuales del Consulado, siendo una de sus preocupaciones centrales en materia económica el fomento de la agricultura y de la industria, “.....Sólo el comercio interno es capaz de proporcionar ese valor a los predichos objetos, aumentando los capitales y con ellos el fondo de la Nación....”, con el objetivo principal de alcanzar el bien común, la justicia social y el equilibrio entre los diferentes sectores de la sociedad.


Su actuación como militar

Sin ser militar en el año 1797 fue nombrado capitán para conformar las milicias urbanas en Buenos Aires, asumiendo un rol para el que no había sido preparado, para prevenir posibles ataques ingleses. "Si el virrey Melo me confirió el despacho de capitán de milicias urbanas de la capital, más bien lo recibí para tener un vestido más que ponerme, que para tomar conocimientos en semejante carrera" (Autobiografía - 1770-1820).


Cuando se produjo el primer avance de tropas inglesa15 sobre Buenos Aires en 1806, con la intención de tomar los caudales reales existentes y quebrar el monopolio español existente, Belgrano marchó en defensa de la ciudad de manera desordenada hasta el Riachuelo y ante el primer cañonazo británico, se le ordenó replegar sus tropas para evitar bajas.

Ante la eminente la ocupación de la ciudad y como un perfecto español por sus estudios adquiridos en el viejo mundo, decidió huir a la Banda Oriental para no jurar fidelidad al invasor y en sus memorias escribió: "Nunca sentí más haber ignorado hasta los rudimentos de la milicia". Luego de 46 días de ocupación, la ciudad fue recuperada y Belgrano regresó a Buenos Aires incorporándose al Regimiento de Patricios como sargento mayor donde profundizó estudios sobre tácticas militares.


La Revolución de Mayo fue el punto de partida del proceso independentista, donde además de conformar la Primera Junta de gobierno, Belgrano fue nombrado coronel al mando de un ejército para realizar la primera Expedición al Paraguay con el objetivo de expandir las ideas revolucionarias. En esta batalla, él fue derrotado pero mientras capitulaba su retirada sembró entre los vencedores esa semilla del movimiento emancipador que estallaría tiempo después en este territorio.


No conforme con la aprobación por parte del Primer Triunvirato de la escarapela, distintivo que se colocó en el pecho de los soldados para distinguir a los identificados con la causa patriota, su entusiasmo lo llevó mucho más allá y creó una bandera con franjas celeste y blanca y cuando se encontró a orillas del rio Paraná, colocó la misma en frente de su ejército y les dijo:


“Soldados de la Patria: en este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro excelentísimo Gobierno: en aquel, la batería de la Independencia, nuestras armas aumentarán las suyas. Juremos vencer a los enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la independencia y de la libertad”. (Belgrano, 27 febrero 1812)


Al frente del Ejercito del Norte, Belgrano tuvo su reivindicación y se consagró vencedor en las batallas de Tucumán y Salta, contiendas que fueron las únicas de carácter campal en contra de los españoles en territorio argentino. Las tropas vencidas juraron no volver a luchar más en contra de la nueva patria naciente y se retiraron en paz, decisión que se entendió como una actitud enaltecida de su espíritu pero, a su vez, criticada por la liberación de las tropas derrotadas.


Al cumplirse el segundo aniversario de aquel 25 de mayo de 1810, Belgrano ordenó colocar frente al Ejército del Norte aquella misma bandera por la cual juraron sus tropas en las barrancas del Paraná, la hizo bendecir y en su proclama expresó:


“Soldados, hijos dignos de la Patria, camaradas míos: dos años a que por primera vez resonó en estas regiones el eco de la libertad, y él continúa propagándose hasta por las cavernas más recónditas de los Andes, pues que no es obra de los hombres, sino de Dios Omnipotente, que permitió a los americanos que se presentase la ocasión de entrar al goce de nuestros derechos: el 25 de Mayo será para siempre memorable en los anales de nuestra historia, y vosotros tendréis un motivo más para recordarlo, cuando en él por primera vez, veis la Bandera Nacional en mis manos, que ya os distingue de las demás Naciones del Globo”.(Jujuy, 25 de mayo de 1812).


Su ejemplo de corrección, sencillez y la humildad en sus actos que lo caracterizaron, le permitió ganarse el respeto y autoridad ante sus subordinados sin llegar a perder en ningún momento los objetivos establecidos en la victoria y evitar la desmoralización de sus hombres ante la derrota. Su amor por su patria y el deseo de defenderla, hizo de él un buen militar, a tal punto que el general San Martín expresó:

“De todos los demás oficiales de graduación que hay en el ejército no encuentro otro de quien hacer confianza ya que carecen de aquel juicio y detención que son necesarios en tales casos, ya porque no han tenido motivos que él para tomar unos conocimientos tan extensos e individuales como los que posee...” (Nota de San Martin al director supremo Gervasio Posadas, 13 de febrero de 1814)


Durante el periodo revolucionario que dio inicio a la construcción de nuestro país, la figura de Belgrano tuvo un papel fundamental dado a sus competencias de liderazgo y afán por ayudar a los demás e inspirar a sus tropas alcanzar las metas que el sólo no podría haber logrado. Este sentido de sacrificio, constancia, fortaleza y carácter de un verdadero soldado, con aciertos y fracasos en el campo de batalla e independiente del cargo político o militar que ostentase, lo constituyó en un verdadero líder y ejemplo a seguir por sus subordinados, a tal punto de exigir a sus hombres respeto y honor a sus circunstanciales enemigos.


A lo largo de esta tarea investigativa, encontré un dato interesante, desconocido por lo menos para mí o, al menos, ignorado por muchos argentinos. Se trata del Reglamento para los Treinta Pueblos de las Misiones16 (antiguas Misiones Jesuíticas), escrito por él mientras se encontraba en el campamento de Tacuarí en la expedición al Paraguay, en el cual se norma la profunda sensibilidad social, política y educativa que, de alguna manera, contuvo las bases del primer proyecto constitucional del Río de la Plata.


Este Reglamento luego fue incorporado por Juan Bautista Alberdi en 1853 como una de las bases de la Constitución Nacional y con sólo la lectura de algunos de sus artículos, podemos percibir la extraordinaria y sorprendente visión futurista que Belgrano tenía y que fueron plasmadas en algunos de sus apartados:

Artículo 1°- Todos los naturales de Misiones son libres, gozarán de sus propiedades y podrán disponer de ellas como mejor les acomode, como no sea atentando contra sus semejantes.

Artículo 2°- Desde hoy los libero del tributo y a todos los Treinta Pueblos y sus respectivas jurisdicciones los exceptúo de todo impuesto por el espacio de diez años.

Artículo 3°- Concedo un comercio franco y libre de todas sus producciones, incluso la del tabaco con el resto de las Provincias del Río de la Plata.


Artículo 27°- Hallándome cerciorado de los excesos horrorosos que se cometen por los beneficiadores de la hierba no sólo talando los árboles que la traen sino también con los Naturales de cuyo trabajo se aprovechan sin pagárselos y además hacen padecer con castigos escandalosos, constituyéndose jueces en causa propia, prohíbo que se pueda cortar árbol alguno de la hierba so la pena de diez pesos por cada uno que se cortare, a beneficio la mitad del denunciante y para el fondo de la escuela la otra.


Artículo 29° - No se les será permitido imponer ningún castigo a los naturales, como me consta lo han ejecutado con la mayor iniquidad, pues si tuvieren de que quejarse ocurrirán a los jueces para que se les administre justicia, so pena que si continuaren en tan abominable conducta y levantaren el palo para cualquier natural serán privados de todos sus bienes, que se han de aplicar en la forma arriba descrita y si usaren el azote, serán penados hasta el último suplicio. (Belgrano M., 30 de abril de 1810)


No hace falta comentario alguno sobre estos temas ya que los mismos hablaban de por sí solos sobre la libertad, el buen trato hacia los naturales, la defensa de la propiedad, la posibilidad de ejercer un comercio libre y lo más asombroso aún, la defensa del medio ambiente, temas que ya rondaban en su mente ilustrada. Por ello, las palabras de Belgrano tenían un poder mucho más fuerte que el de las armas.


Su lucha por la libertad


La gesta de la independencia en Hispanoamérica fue un proceso histórico de ruptura del vínculo colonial con la metrópoli que abrió paso a la fragmentación de un espacio común que dio origen al devenir de las actuales identidades nacionales. La lucha prolongada que conmovió a toda la región, incorporó tempranamente a sus pueblos al concierto de naciones fundadas sobre ideales que aún eran una aspiración en el Viejo Mundo, como la república y la soberanía popular, proyectos que nacieron luego de las invasiones inglesas y que para muchos fueron acciones aisladas o mal interpretadas.


El desinteresado amor por su tierra fue lo más relevante de su personalidad, por lo cual luchó incansablemente sin aspirar a premios ni honores, “Renuncio a mi sueldo de vocal de la Primera Junta de Gobierno porque mis principios así me lo exigen” (Buenos Aires, 15 de noviembre de 1811), es evidente que sufría mucho al ver a su pueblo bajo otra dominación y subyugado como una empresa aventurera.


Belgrano fue uno de los principales impulsores de la libertad del hombre y de los pueblos, sus múltiples experiencias y virtudes que lo caracterizaron, lo llevó a defender la libertad de prensa y, expresa: “Ni nuestras fuerzas, ni nuestras disposiciones, eran de conquistar, sino de auxiliar la revolución, y al mismo tiempo tratar de inducir a que la siguieran aquellos que vivían en cadenas, y que ni aún idea tenían de libertad". (Autobiografía - 1770-1820),


Su entrega fue total y no desfalleció en su lucha por la emancipación y la grandeza de su país: "Era preciso corresponder a la confianza del pueblo y me contraje al desempeño de esta obligación, asegurando como aseguro, a la faz del universo, que todas mis ideas cambiaron y ni una sola concedía a un objeto particular, por más que me interesase: el bien público estaba a todos instantes ante mi vista", (Autobiografía, 1770-1820).


La libertad de prensa fue importante para él y lo transmitió a través de las columnas de su periódico expresando que la libertad es necesaria para evitar el despotismo de cualquier gobierno. "La libertad de prensa es tan justa dicha facultad, como lo es la de pensar y de hablar, y es tan injusto oprimirla, como lo sería en tener atados los entendimientos, las lenguas, las manos o los pies a todos los ciudadanos". (Correo de Comercio, 11 agosto de 1810).


Como defensor de la libertad y la soberanía, esgrimió por medio de la palabra su lucha contra el abuso de poder y la tiranía, por lo cual para muchos fue considerado el primer periodista argentino, al haber importado su experiencia como cronista en Europa y por su férrea defensa al expresar: "La libertad de prensa es necesaria para la instrucción pública, para el mejor gobierno de la Nación, y para su libertad civil, es decir, para evitar la tiranía de cualquier gobierno que se establezca (...)". "Sin esta libertad no pensemos haber conseguido ningún bien, después de tanta sangre vertida y tantos trabajos"(Ministerio de Cultura Argentina, 2020).


Resolución de la Fuerza Aérea


Se podría decir que Belgrano fue el hombre mejor dotado y capacitado entre los integrantes que prepararon la alborada de mayo, por ello Ricardo Levene17 lo considera como el prócer de mayor influencia en la estructuración del ideario revolucionario, en el proceso de formación de la conciencia agitadora y como el sembrador de la libertad. Pero las graves dolencias que lo aquejaban, hicieron que él abandone la actividad en 1819.


Sin embargo, su figura como hombre que despreció toda recomendación de cuidados se agigantó y puso su vida al servicio de la patria y, habiendo nacido rico, murió pobre en un día triste para la Patria. Por ello, el día en que fue declarado “Prócer Guía” de la Fuerza Aérea, cuando el brigadier mayor (R) don Juan Carlos Albanese18, colocó en la Bandera del Cuartel General la “Cruz Belgraniana”, máxima distinción académica que premia a quienes actúan identificados con el espíritu y el ideario de Belgrano, buscó reconocer a la institución por sus méritos y destacada labor en el tiempo.


Tras la entrega de dicha distinción, el chozno nieto del héroe nacional expreso: “Manuel Belgrano nació el 3 de junio de 1770, fue economista, periodista, político, abogado, educador y militar rioplatense que cuando tuvo que tomar las armas para defender a la Patria no dudó en hacerlo. ....nos honra que los brigadieres de esta Institución usen el sable que representa los valores que supo ganarse el general y que hoy se mantienen vigentes.....”. (Noticias en Vuelo, 2018)19.


Por su parte el jefe de Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, brigadier general don Enrique Víctor Anrein al declararlo “Prócer Guía”, utilizó conceptos de dos figuras contemporáneas a Belgrano que lo describieron a la perfección, “....el general José María Paz, define a Belgrano con grandes conocimientos militares, poseía un juicio recto, una honradez a toda prueba, un patriotismo puro y desinteresado, el más exquisito amor al orden, un entusiasmo decidido por la disciplina y un valor moral que jamás se ha desmentido. Por su parte el general San Martín, dijo sobre su amigo, “es el más metódico de los generales que conozco en nuestra América”.21 Noticias en Vuelo, (4 de junio de 2018) palabras que dan cuenta de los valores que supo transmitir, lo que nos llevó a elegirlo como “luz que guía el camino de la Fuerza Aérea Argentina......”.


Resolución N°554


2018-“AÑO DEL CENTENARIO DE LA REFORMA UNIVERSITARIA”


BUENOS AIRES, 4 de junio de 2018

VISTO el expediente N° EX-2018-25524021-APN-SEGE#FAA, lo informado por el Director

de Estudios Históricos, lo asesorado por el Departamento Ceremonial, lo propuesto por el

secretario general del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, y

CONSIDERANDO

Que el 3 de junio del corriente se cumple el 248° Aniversario del nacimiento del general don

Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, un intelectual, economista, periodista,

político, abogado y militar rioplatense de padre italiano y madre argentina, con destacada actuación en nuestra República, también en Paraguay y en el Alto Perú durante las dos primeras décadas del siglo XIX.

Que participó en la defensa de Buenos Aires, cuando era la capital de Virreinato del Rio de la Plata, también de las dos invasiones inglesas -1806 y 1807- y promovió además la emancipación de Hispanoamérica y fue uno de los principales patriotas que impulsaron la Revolución de Mayo promoviendo la Primera Junta, que reemplazo al gobierno y que luego integró como vocal.

Que como guerrero peleó en la guerra de la Independencia de la Argentina contra los ejércitos realistas, fue jefe de la expedición militar que la Junta de Buenos Aires envió al Paraguay y fue también Jefe de las expediciones libertadoras a la Banda Oriental.

Que en 1812 creó la Bandera Argentina en la actual ciudad de Rosario y como general del Ejercito del Norte, tuvo a su cargo la segunda campaña auxiliadora al Alto Perú, dirigiendo el Éxodo Jujeño y comandando las victorias de los revolucionarios en la batallas de Tucumán y en la de Salta.

Que nuestra Institución testimonia – una vez más – su reconocimiento al esfuerzo patriótico y dedicación del creador de nuestra Enseña Patria, quien supo amalgamar sabiamente, la profesión de abogado con la de militar en la defensa de los más altos intereses de la Patria.

Que la réplica del sable que perteneciera al general Belgrano (instituido por Res. N° 276), es la máxima identificación portada por los oficiales superiores de la Fuerza Aérea, como símbolo de mando, cuando alcanzan el grado de brigadier, recordando así, con merecidos elogios las victorias del mismo en las gloriosas batallas de Tucumán (24-09-1812) y Salta(20-02-1813)

Que si bien el ingeniero aviador don Jorge Alejandro Newbery es la figura contemporánea indiscutible, mediante la cual se identifica a la Aviación Argentina, es menester contar con un “Prócer Guía”, a través del cual se copian lineamientos de patriótica y aguerrida conducta que deben asumirse para la defensa de la Patria.

Que es de estricta justicia recordar a este prócer que, habiéndose despojado de todo interés personal, nos legó a través de su patriótico accionar la grandeza de su coraje y humildad.

Que la dirección general de Organización y Doctrina tomó la intervención pertinente en el análisis y revisión de la presente resolución, de acuerdo con lo establecido en los párrafos 286 y 287 del Reglamento para la escritura y correspondencia - primera parte (normas generales para escritura y correspondencia), Edición 2013.

Que la dirección general de Asuntos Jurídicos de la Fuerza Aérea ha tomado la intervención que le corresponde, emitiendo dictamen jurídico N° IF-2018-26168763-APN-DGAJ#FAA, de fecha 01 junio de 2018.


Que el suscripto es competente para dictar la presente medida, conforme lo establecido en el Art. 24 de la Ley N° 23.554 de Defensa Nacional.

Por ello


EL JEFE DE ESTADO MAYOR GENERAL DE LA FUERZA AÉREA


RESUELVE:


Artículo 1° - Declárase “Prócer Guía” al general Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, con motivo de celebrarse el 248° Aniversario de su nacimiento, para lo cual la Fuerza Aérea Argentina exaltará su obra en una ceremonia especial.


Artículo 2° - Realícese una ceremonia conjuntamente con las autoridades del Instituto Nacional Belgraniano en el hall central del “Edificio Cóndor”, donde se leerá la presente y se dejará expresa constancia de que la Fuerza Aérea Argentina acepta honrosamente la distinción académica que otorga ese Instituto Nacional, entregándose una copia como testimonio y dando así inicio a dicha celebración.


Artículo 3° - Asimismo, con la finalidad de darle merecida trascendencia, las Guarniciones Aéreas realizarán una ceremonia conmemorativa donde, mediante palabras alusivas, se enaltecerá el patriótico accionar del general Belgrano.


Artículo 4° - Regístrese, comuníquese, publíquese en el Boletín Aeronáutico Público y archívese la presente resolución en el cuartel general del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea.


Brigadier General “VGM” ENRIQUE VÍCTOR AMREIN

Jefe Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Argentina


El Sable corbo de Belgrano


El sable que lucen los oficiales superiores de la Fuerza Aérea cuando estos alcanzan el grado de brigadier, es el facsímil del sable entregado al general Manuel Belgrano por la Asamblea General Constituyente en reconocimiento a sus victorias en Tucumán y Salta. El mismo cuenta con una empuñadura cubierta por cachas de nácar en las cuales se encuentran incrustaciones de bronce y su vaina dorada se reproducen batallas no identificadas.


Históricamente existió una disputa sobre la procedencia de dicho sable, para unos el mismo perteneció al general Martin Miguel de Güemes y para otros al general Manuel Belgrano. La primera replica fue dispuesta por el gobierno nacional para la Gendarmería Nacional en el año 1957, por entender que el mismo perteneció al general Güemes, representante histórico de un paladín de la defensa de la frontera. El mismo se entrega al personal superior de dicha Fuerza de Seguridad cuando los oficiales alcanzan el grado de Comandante General.

Por su parte, en el año 1970 al cumplirse el bicentenario del nacimiento del general Manuel Belgrano, el profesor Aníbal Jorge Luzuriaga, miembro del Instituto Belgraniano, propuso al entonces comandante en jefe de la Fuerza Aérea, brigadier general don Carlos Alberto Rey, resolver la entrega de una réplica de dicho sable a los oficiales superiores cuando estos alcancen el grado de brigadier, honrando la memoria del brigadier general


Al respecto, cabe aclarar que en nota22 fechada 10 de octubre de 1881, la señora Antonina Alvarado, viuda de Moyano e hija del brigadier general Rudecindo Alvarado (1792- 1872) - quien se destacó en nuestras luchas independentistas, cursó una nota al Honorable Congreso de la Nación desde Salta donde residía, donando entre otros objetos, el sable que había pertenecido a su extinto padre que, a su vez, lo había recibido del general Martín Miguel de Güemes (1785-1821), y deja constancia que con anterioridad lo había utilizado el general Manuel Belgrano. Estudiosos no pudieron comprobar la veracidad de lo escrito, ni tampoco contradecir la investigación realizada, por lo cual dicho sable quedó en custodia en la biblioteca de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, en razón de no existir aún el Museo Histórico Nacional.


Conclusión


Muy poco, por no decir casi nada, ha quedado fuera de todo análisis por parte de los historiadores sobre la trayectoria del general Manuel Belgrano, desde su participación como político e intelectual, hasta su carrera como militar hacia fines de la época colonial e inicios de nuestra independencia. Los hechos quedaron en la memoria histórica de los argentinos, con una trayectoria que involucra su participación en la independencia y también como creador de nuestra bandera.


Fomentó la creación de escuelas gratuitas para luchar contra el ocio y la miseria, lo que lo llevó a surgir como el primer estadista que asume el compromiso político de articular saberes sobre economía política, ciencias y artes, a fin de dejar atrás la ignorancia y la postergación existente. Escuelas principalmente dirigidas a las mujeres, para que conocieran sus derechos y aprendieran a ganarse la vida de manera decorosa, todo ello para conformar una sociedad moderna post colonial.


Encontró carencia e ignorancia de conocimientos prácticos por parte de los agricultores, ganaderos y artesanos a los cuales les afectaba la evolución económica, por lo cual buscó romper esa inercia de pobreza y ociosidad mediante la creación de escuelas agrícolas comerciales que difundieran saberes y habilidades esenciales y permitieran estimular la calidad y cantidad de nuevas fuentes de riquezas que habían hecho de la región del Plata una zona despoblada, sin hábitos de trabajo y sin perspectivas de desarrollo.


En sus memorias podemos observar una concepción sistémica sobre la economía en la que busca integrar al sector primario, el comercio y la industria, sosteniendo que debe haber una articulación entre ellas. Busca en su imaginario social una educación popular como elemento central que articule la formación en el trabajo con el del mundo productivo y se tome conciencia de la importancia de fomentar la educación y la capacitación de la gente en oficios que pudieran ser aplicarlos en beneficio del país.


Podría sorprendernos su actuación como general del ejército con algunos éxitos alcanzados y con derrotas no menos significativas pero, a pesar de ello, sin contar con una preparación militar, la historia lo presenta como un estudioso de los problemas. Su firmeza, sumada a su convicción le permitió mantener la disciplina en sus tropas sabiendo que la misma es la columna vertebral de un ejército, donde se manda y se obedece, e incluso se toman medidas de extrema rigurosidad.


Sus aportes fueron numerosos y en diversas áreas, pero su firmeza de carácter fue una virtud ineludible que le implicó constancia y fortaleza para tomar las decisiones y traducirlas en órdenes, que lo colocan en el sitial de los grandes próceres de nuestra historia. Dichos objetivos y conductas fueron necesarios para poder sobrellevar las dudas en la soledad del mando y que se vieron expuestas al tener la responsabilidad de influir con decisiones propias sobre la vida de las personas.


Belgrano fue mucho más allá de haber sido el creador de nuestra enseña nacional, se mostró en todo momento como una persona dotada de innumerables virtudes y principalmente de una conducta desinteresada. Se mostró como un verdadero hombre de bien que reunió en su persona inteligencia, patriotismo, diplomacia, sacrificio y, en especial humildad y serenidad para enfrentar la crisis y particularmente por su entrega al servicio que lo dignificó como una persona comprometida con su Patria.


Finalmente y sin temor a equivocarme, esta investigación y narración de los hechos nos condujo a valorar la figura de Belgrano mucho más allá de su carácter de prócer nacional, nos lleva afirmar que el doctor y también general Manuel Belgrano es merecedor de ser reconocido como “Prócer Guía” de la Fuerza Aérea y también por todos los argentinos, no sólo por sus virtudes ejemplares sino también para ser honrado como un verdadero héroe nacional que conformó nuestra identidad como Estado-Nación.


Referencias


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• Archivo histórico. Reglamento enviado por Manuel Belgrano a la Primera Junta estableciendo el Régimen Político y Administrativo y Reforma de los 30 Pueblos de las Misiones”, 1810.Recuperado 15 de enero de 2022 de http://archivohistorico.educ.ar.


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• Universidad de la Defensa Nacional. Belgrano M. (1813). Manuel Belgrano en 60 frases. Universidad de la Defensa.edu.ar. Recuperado el 13 enero de 2022, de https://www.undef.edu.ar/manuel-belgrano-en-60-frases/

martes, 3 de mayo de 2022

Alocución del Señor Presidente de la Academia Belgraniana sobre la gesta de Mayo y Manuel Belgrano pronunciado el 3 de mayo de 2022

 


Mayo de 1810 convirtió al insigne letrado Manuel Belgrano en un actor político y militar relevante. Los acontecimientos de aquel entonces sorprendieron al Prócer, quien en sus Memorias de 1807 expresaba que faltarían unos cien años para que las colonias españolas hicieran lo que las inglesas del norte habían llevado adelante declarándose independientes en 1776.

Como hombre de plena confianza y de profunda fe en el Creador espera el momento propicio y providencial. Toda su vida no estaba lejos de la presencia de los designios de Dios. En 1808 señala que “Dios mismo nos presenta la ocasión” de ser independientes al producirse aquellos sucesos de la España peninsular coronados en el sojuzgamiento y humillación bonapartista que concluyó con la abdicación de Bayona.

La invasión de Napoleón a España y la captura de los reyes plantearon una crisis institucional de profunda envergadura ante la cual el continente hispanoamericano responde con lealtad supuesta y una organización de gobierno que prometía cuidar los bienes e intereses a nombre de Fernando VII, que derivaría paulatinamente en una cautivante autonomía.  

Belgrano fue llamado a ser parte de la Primera Junta, que no fue la primera en el orden en las juntas formadas en el Plata, por sus cualidades, prestigios muy ganados. Nos encontramos ante un hombre providencial que ponía toda su fe, su alma y su corazón en todo aquello que emprendía. Castelli, por su parte, era distinto en su temperamento, fue un hombre con un manto de vehemencia patriótica, antepuesto a su primo Manuel Belgrano, en quien yacía un ejemplar manto de temperancia, humildad y tolerancia. Nace en esta acción, en este mes de mayo, las ideas y principios que el Creador de la Bandera Nacional habría de sostener e impulsar por 10 años, hasta la consumación de sus días.

La autonomía para la tierra que lo viera nacer y proyectarse como modelador de un futuro próspero y jerarquizador, irá virando con sucesivos y progresivos pasos:  primero tomó distancia del caos peninsular, pero custodió la legitimidad de las entidades surgidas en España a nombre del rey, y como no habría de hacerlo si fue la Secretaría perpetua del Consulado de Buenos Aires el medio y vehículo primigenio que utilizó para plasmar su idea y modelo de nación; luego apoyó las aspiraciones de la hermana de Fernando VII residente en Río de Janeiro, porque como hombre de leyes sabía que la princesa Carlota Joaquina, era la única persona con derecho de sangre y en condición libre que podía ocupar el lugar de su hermano; hasta el momento en que entiende que no son las instituciones sino la personas las que gravitan para bien o para mal los procesos y proyectos; llegando a producir gestos de alto contenido simbólico, como la bandera celeste y blanca que nos legara y que hoy la Academia Belgraniana enarbola en esto solar histórico en el mástil junto al Mausoleo que preservan sus restos. 

Honor y gloria a los hombres de Mayo y sobre todo a Manuel Belgrano, precursor y fundador de la independencia argentina, quien puso el interés público por sobre cualquier conveniencia particular, renunciando al mundo de prebendas y comodidades de su condición social, para ser un luchador convencido y convincente en la lucha por su tierra y su gente.

Hoy también recordamos la providencia que trajo procedente de Europa en 1773 la imagen de María Santísima en su advocación de Nuestra Señora del Rosario, confiada al pueblo de Rosario, declarado entonces del pago de los Arroyos. Bajo su amparo fue creada la sublime enseña que el 27 de febrero de 1812 enarbolara el General Belgrano. A ella, tomando las palabras de Joaquín V. González, con orgullo le decimos:

“Bandera de la Patria, celeste y blanca, símbolo de la unión y la fuerza con que nuestros padres nos dieron independencia y libertad; guía de la victoria en la guerra y del trabajo y la cultura en la paz.

Vínculo sagrado e indisoluble entre las generaciones pasadas, presentes y futuras.

Juremos defenderla hasta morir antes que verla humillada.

Que flote con honor y gloria al frente de nuestras fortalezas, ejércitos y buques y en todo tiempo y lugar de la tierra donde ellos la condujeren.

Que a su sombra la Nación Argentina acreciente su grandeza por siglos y siglos y sea para todos los hombres mensajera de libertad, signo de civilización y garantía de justicia”. 

Muchas gracias.


Prof. PhD D. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Académico Presidente

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