martes, 27 de junio de 2023

"Cuatro ataques a la memoria del general Manuel Belgrano" por el Consejero Académico Dr. Pablo Luis Gasipi

 



Ponencia del Señor Profesor doctor Pablo Luis Gasipi, Consejero Académico

Salón "Almirante Brown" de la Sede de la Academia Belgraniana 21/06/2023


1.         Manuel Belgrano falleció en Buenos Aires el 20 de junio de 1820 en medio de una inexcusable despreocupación de sus contemporáneos hacia él. Tanto es así que la primera noticia publicada sobre su muerte fue el 25 de junio, que al funeral del 27 solo concurrieron su familia y unos pocos amigos y que el primer homenaje público estatal fue el 20 de junio de 1821, ocasión en que un féretro vacío simuló el traslado de los restos del prócer desde Santo Domingo hasta la Catedral acompañado por una guardia de honor mientras las banderas ondearon a media asta (Gutiérrez, p. 7; De Marco, p. 281; Pigna, p. 433-434).

            Los méritos de Belgrano son conocidos por esta Corporación y sus miembros como para repetirlos. Solo recordar que en la tarja de Potosí -obra de platería y orfebrería regalada a Belgrano en julio de 1813 por damas potosinas, que se conserva en el Museo Histórico Nacional- se puede leer “este suelo Americano, pone toda esperanza, en restaurar su bonanza, solo en tu mano, Belgrano”, lo que permite inferir la posición del nombrado y cuánto era reconocido y admirado en su tiempo.

            Luego, no es sobreabundante recordar que a él se debe “una de las mayores obras de desarrollo material y educativo del período colonial en el Río de la Plata” (De Marco, p.35) y que sus decisiones como Secretario perpetuo del Consulado de Buenos Aires, como uno de los “ideólogos de la Independencia” (Sáenz Quesada, p. 212), como vocal de la Junta Gubernativa de mayo de 1810, como general del ejército nacional, como agente diplomático o como periodista tuvieron como único objetivo dar “días de gloria y paz a la amada Patria”, como el mismo escribió, desde Tucumán en 1814, al general José de San Martín (De Marco, p. 217).

 
2.         Los dos hombres más agudos de la Emancipación, Manuel Belgrano y Mariano Moreno, compartían ideas sobre ilustración, progreso y sobre cómo organizar el gobierno de la Nación; se tenían en especial y mutua consideración por sus virtudes y sabiduría. La fuerza de los hechos, enderezada por un grupo no afín a las ideas que ambos profesaban, limitó la acción de Mariano Moreno -otro de los hombres de Mayo que padeció maltrato político por sus ideas (Levene, p. 248 y Piñero, p. CXXXVI)- y, en parte, entorpeció la de Belgrano.

Solo la grandeza y la talla espiritual de Manuel Belgrano ha podido superar esas agachadas y el desamparo al que fue confinado hasta su muerte. Tal vez habiendo leído la historia del Cid Campeador (Casazza, p. 38) Belgrano entendió, como hizo aquél, que con su infinita paciencia -que le permitió disimular la indiferencia y la crueldad con que fue tratado- prestaba a su naciente y deseada Nación Argentina la lealtad y servicios que eran necesarios para salvarla de los peligros que la acechaban.

Mientras vivía sufrió el primero de los embates a que referiré. Luego, ya sin su presencia física, también su memoria ha sufrido ataques y descortesías. Aunque es injusto no reconocer que sí hubo reconocimientos, muchos y que aún subsisten.

            Son destacables: que en 1855 se nombrara a un pueblo de la provincia de Buenos Aires con su apellido (hoy es un barrio de la ciudad de Buenos Aires); que Bartolomé Mitre lo eligiera como el gran elogiado en su libro sobre la independencia argentina; que en 1873 el presidente Sarmiento inaugurara en un lugar destacado de la Plaza de Mayo la estatua ecuestre del prócer con palabras de mucho elogio; que en 1889 su busto se instalara en Echeverría y 11 de Septiembre de la entonces Municipalidad de Belgrano, donde sigue estando (Córdoba, p. 100 y p. 109); que en 1903 se inaugurara un soberbio monumento para contener sus restos en el atrio de la Basílica Nuestra Señora del Rosario de la Defensa y Reconquista de Buenos Aires y Convento de Santo Domingo, lugar cercano al solar en que nació y murió (Vigil, p. 18-19).        

            Sin embargo, existen cinco episodios que, junto a otros menores, marcan una desconsideración a la memoria de Manuel Belgrano. Obedece cada uno a diferentes causas. Algunos de ellos son delitos, otros son desaires a su persona y su memoria. Todos son agresiones, directos o velados, a su evocación.

            Son, mencionados cronológicamente, los siguientes:
1. El errático destino de los $40.000 pesos donados el 31 de marzo de 1813 para la construcción de escuelas;
2. La mutilación de sus restos durante la exhumación del 4 de septiembre de 1902;
3. La venta de sus pistolas de duelo durante 2006 en una subasta en Nueva York;
4. El robo de su reloj de una vitrina del Museo Histórico Nacional, en la ciudad de Buenos Aires; y
5. El robo de la placa de bronce colocada en 1920 en la que fue su casa, también en Buenos Aires.
 

3.
            El patrimonio cultural de una Nación es lo que permite a cada una de ellas diferenciarse de otras, contar con elementos físicos y espirituales para conocer su historia y sirve de ayuda para percatarse desde dónde programar su futuro como comunidad organizada. Es inseparable de esa idea la presencia de una memoria cierta de los próceres que reconoce esa comunidad (artículo 2 de la ley 25.197).

            La Corte Suprema de Justicia de la Nación lo ha expresado con claridad en decisiones de 2013 y 2022 (Fallos 336:1390 y 345:608):

El patrimonio cultural de una nación preserva la memoria histórica de su pueblo y, en consecuencia, resulta un factor fundamental para conformar y consolidar su identidad. Es por ello que su tutela por parte del Estado adquiere vital importancia puesto que permite preservar los testimonios de civilizaciones pasadas y presentes, los que resultan indispensables puntos de referencia de toda la sociedad a la hora de programar sus proyectos sociales futuros.
           
            Es en ese contexto que cobra gran importancia la preservación de ciertos objetos y manifestaciones que contienen datos, referencias o piezas distintivas sobre un hombre o una mujer que han dejado su impronta en la vida institucional de la Nación. Se trata de cosas a las que se valora comunitariamente. Se las protege porque son medios de conocimiento directo -protección por sí- o son instrumentos de homenaje y memoria -protección refleja-. Son las “reliquias de nuestro pasado” que pasan a ser un “legado trascendental” porque se estiman “testimonios irrecusables […] y por lo tanto representativos de la identidad nacional” (Elida Blasco, 2012).

            Los primeros, son aquellos que esa persona poseyó, usó o tuvieron que ver con su vida; los segundos son aquellos dispositivos o artefactos que se crean, montan o presentan para ayudar a conocer a la persona o recordarla y hacer vívido su legado.

            En el especial caso de Manuel Belgrano existen todos ellos, objetos e ideas que pueden ser considerados parte del patrimonio cultural de la Nación. Por eso las menciones que siguen, además de ser un ataque a su memoria son una agresión al patrimonio cultural de la Nación -que es de y para todos, las presentes y las futuras generaciones- y en dos de los casos existen parámetros para considerarlos actos de tráfico ilícito de bienes culturales.

            También debe quedar en claro que estos hechos no tuvieron como fin específico agraviar la memoria de Manuel Belgrano o poner en duda su legado. La mayoría fueron, se puede afirmar sin margen de error, motivados en un objetivo económico, en el que los ejecutores se interesaron más en precio de venta de la cosa o en el placer por poseer en exclusiva un objeto calificado que el valor histórico e institucional que estas poseen, o poseían. 
 

4.

a. Incumplimiento y demora: el asunto de las 4 escuelas donadas en 1813.

            El primero de los embates a la memoria es un hecho muy conocido; por eso solo menciono algo sobre él. En parte, ha sido remediado por el Estado Nacional en los últimos años del siglo XX y actualmente está tramitándose la construcción de la última escuela pendiente, la “Escuela de la Patria” en la provincia de Tucumán (última noticia del 30.3.2022).

            Solo para clarificar la importancia del caso y valorar la decisión del prócer, vale recordar que el monto de la donación de 1813 equivalió a 80 kilos de oro, lo que convertido a este momento significaría algo así como 1.200 millones de pesos (4,33 millones de dólares americanos).

            Sobre este asunto hay mucho escrito y discurrido y las conclusiones son de fácil acceso para quien quiera interiorizarse.

            Son más desconocidos los otros cuatro acontecimientos y a ellos me dedicaré en esta intervención.


b. Profanación de sus restos mortales. La restitución de las piezas. Año 1902.

            Con el fin de preparar los restos de Belgrano para su ubicación definitiva en el monumento que se estaba construyendo y despejar el lugar para la ubicación del mausoleo que estaba preparando Ettore Ximénez, se hizo la exhumación del cadáver, enterrado en el atrio de la Basílica bajo una sencilla lápida, “Aquí yace el General Belgrano”. Sucedió el 4 de septiembre de 1902.

            El procedimiento se realizó ante un público nutrido. Con la solemnidad del caso, se colocaron los pocos restos que se hallaron íntegros sobre una gran bandeja de plata. Las fotos que siguen ilustran el momento.

            Todo sucedía de acuerdo con el protocolo ideado hasta que sucedió lo impensable; el diario La Prensa describió la profanación con las siguientes palabras:

Llama la atención que el escribano del Gobierno de la Nación no haya precisado en este documento los huesos que fueron encontrados en el sepulcro; pero no es esta la mayor irregularidad del acto para honrar al héroe más puro e indiscutible de la época de nuestra emancipación. Entre los restos del glorioso Belgrano que no habían sido transformados en polvo por la acción del tiempo se encontraron varios dientes en buen estado de conservación y se los repartieron el Ministro del Interior y el Ministro de la Guerra. Este despojo hecho por los dos funcionarios debe ser reparado porque esos restos forman una herencia que debe vigilar la gratitud nacional: no son del Gobierno sino del pueblo de la República, y ningún funcionario puede profanarla. Que devuelvan esos dientes al patriota que menos comió en su gloriosa vida con los dineros de la Nación (transcripto en Pigna, p. 436).
           
            El escándalo se hizo público. Los ministros involucrados, interpelados por la difusión, intentaron explicar que habían tomado las piezas para mostrárselas a un grupo de amigos -sostuvo el del Interior, Joaquín V. González- y al expresidente Mitre -expresó el de Guerra, general Pablo Ricchieri-. Las devolvieron el día posterior a su sustracción al prior del Convento, quien los depositó en la urna que se ya estaba guardada bajo el altar mayor.

            En esa semana la indignación creció y en la revista Caras y Caretas del 13 de septiembre de 1902, se publicó una crónica de la exhumación, en la que es muy elocuente el párrafo completo dedicado a la crítica de lo ocurrido:

Alrededor de esta ceremonia, y sin querer, por nuestra parte, extremar el comentario, se han producido diversas apreciaciones acerca de la impresión dejada por los representantes oficiales. Comenzando porque, ante la fosa abierta, como si no se tratara de cenizas históricas, que merecen á lo menos una veneración convencional, los ministros y sus acompañantes permanecieron cubiertos, sin revelar en su actitud la más mínima idea de edificar á los jóvenes que les rodeaban; y siguiendo luego por ese deplorable y justamente criticado incidente promovido por los señores González y Riccheri al llevarse pequeños despojos del héroe, es fuerza convenir en que la ceremonia no estuvo revestida de la solemnidad y hasta de la compostura con que deben celebrarse estos actos (p. 27).

            No hace falta agregar más comentarios a este conciso informe de primera mano sobre este agravio, temporal pero significativo, a la memoria de Belgrano.

            Excurso. El monumento fúnebre no sufrió consecuencias graves durante la quemazón del 16 y 17 de septiembre de 1955 aunque sí algunas pintadas y deterioros (Rötjer, p. 15-16).


c. Venta de las pistolas de duelo de Manuel Belgrano en Nueva York. Año 2006.

            Según dan cuenta las noticias publicadas las pistolas de duelo del general Belgrano se remataron en Nueva York en noviembre de 2006.

            Las armas le fueron regaladas durante 1816, llevan un regatón con la inscripción definitoria sobre su origen y sobre la ponderación que en la época se tenía del beneficiario: “La ciudad de Buenos Aires al general Belgrano, vencedor de Tucumán y Salta. La libertad de la patria establecida”. No hay constancias de otros regalos similares a este. Luego las armas fueron de Juan Manuel de Rosas.

            La periodista Ana Martínez Quijano, en una nota anterior al remate, describe el tránsito entre uno y otro:
 
No es la primera reliquia argentina que se vende al mejor postor, pero nadie esperaba que las pistolas que el 9 de julio de 1816 el Congreso Constituyente de Tucumán le obsequió a Manuel Belgrano aparecieran de repente en una subasta de la casa Christie's en Nueva York, flamantes y en su respectivo estuche, como abstraídas del tiempo. […].

Los bienes de Manuel Belgrano fueron administrados por su albacea y abogado, Juan Terrero, cuyo hijo, Máximo, se casó con Manuelita Rosas. Terrero le regaló las pistolas a Rosas en 1835, dato comprobable porque está inscripto en la tapa del estuche. Durante muchos años, Terrero fue socio de Rosas en la industria ganadera, en un saladero, y ambos eran dueños de una de las estancias más grandes del país. […] De esa forma, Rosas se convirtió en el nuevo dueño de las pistolas. Luego, toda la familia Rosas marcharía hacia el exilio británico y el rastro de las pistolas se pierde; recién vuelven a aparecer «a través de su descendencia» -según informan en la subastadora-, y en las manos del funcionario de Reagan.
         
El último propietario de las armas -William Simon, coleccionista estadounidense- dispuso su venta, la que se realizó a través de una subasta; antes del remate, en octubre de 2006 y como parte de la promoción, la casa de remates las exhibió en Buenos Aires. El precio final por el que bajó el martillo en Nueva York fue de u$s 374.000; no se sabe quién fue el comprador, pero sí en la casa rematadora afirmaron que hubo varios interesados argentinos en el lote.

            Lo llamativo fue el motivo por el que los nacionales se retiraron de la puja, lo que impidió traer nuevamente a la Argentina este conjunto emblemático: los altos impuestos por la importación. Como queda a la vista, pese a la buena intención ninguno de ellos logró una dispensa administrativa o tributaria pese a tan alto objetivo. La crónica periodística posterior a la venta, de Alejandro Armendáriz, se explaya sobre el tema.


d. Robo del reloj de oro de Manuel Belgrano conservado en el Museo Histórico Nacional. Año 2008.

            Este hecho constituye, según lo veo, el resumen de las agresiones a la memoria de Manuel Belgrano.

            No solo porque se acreditaron falencias en la custodia del objeto sino porque la comisión de este robo fue parte de una maniobra más amplia que, desde la criminología, hoy se caracteriza con el nombre crimen organizado. La intervención de policías, agentes públicos y jueces y fiscales permitió esclarecer el hecho y condenar a sus autores en 2010. Para esta exposición interesa saber que Carlos Vega Belgrano donó el reloj de oro y la cadena que lo sujetaba al Museo Histórico Nacional el 29 de agosto de 1901; que este objeto emblemático tiene (o tenía …)  “grabado en una piedra el monograma del General” -carpeta 1364, inventario del MHN/1939-; que el robo fue denunciado el mismo día que ocurrió, 30 de junio de 2007 cerca de las 14.30, y que el escándalo que generó obligó a mantener cerrado el Museo hasta el 14 de diciembre. 
 
            Los pormenores de la investigación de este hecho son muchos como para referirlos detalladamente, pero basta saber que se publicó la oferta del reloj bajo la forma de subasta pública en un portal de internet creado desde un locutorio el 11 de julio de 2007, que cuando fue ubicado el domicilio de supuesto ofertante se lo allanó y no se encontró allí nada de utilidad. Por último, pese a los oportunos y urgentes esfuerzos realizados por quienes intervinieron en la investigación, la pista cierta sobre el reloj se perdió luego de transitar casi diez líneas de investigación. Todos estos datos surgen de la causa judicial que se tramitó en el juzgado federal 9 de esta ciudad.

        En diciembre de 2007, con las investigaciones empantanadas, la causa se archivó parcial y temporalmente. Hasta que en febrero de 2008 se produjo un espectacular robo en el Museo Histórico y Numismático del Banco de la Nación Argentina (530 monedas y medallas de ese repositorio) y por un error táctico de la banda que lo cometió, sus integrantes cayeron bajo el radar de los investigadores. Esta causa tramitó ante el juzgado federal 3 de la Capital.

            En mayo de 2008 uno de ellos fue a ofrecer a la venta una pieza similar a las que se robaron en el Banco Nación en la feria del Parque Rivadavia y por la originalidad del objeto esa oferta despertó sospechas. De allí en más se avanzó en una investigación policial y judicial integrada y, utilizando las tecnologías disponibles -filmaciones, levantamiento de huellas dactilares, comparaciones antropomórficas- sumadas a otros antecedentes, se llegó a la conclusión de que el grupo que había robado el Museo del Banco Nación no era improvisado ni ese hecho había sido aislado.

            Se trataba de una agrupación especializada que había, en el término de 8 meses, asolado varios museos: el 30 de junio de 2007, entraron al Museo Histórico Nacional donde robaron el reloj de M. Belgrano; el 28 de agosto de 2007 del Museo de la Casa Rosada sustrajeron una lapicera del expresidente R. Ortíz y un objeto del expresidente Agustín P. Justo; el 12 de septiembre de 2007 no lograron sacar nada del predio, pero forzaron una vitrina de exhibición en el Museo Histórico Sarmiento; el 3 de octubre de ese año robaron unas medallas del Museo Municipal Almte. Brown, siendo una de estas las que se ofreció la venta en mayo de 2008.

            Luego, el 5 de octubre de 2007 robaron del Museo Isaac Fernández Blanco una pintura al óleo y el 23 de octubre del Museo Eva Perón 4 condecoraciones. Por último, el robo al Museo Histórico y Numismático del Banco Nación, ya referido, fue el último del conjunto de hechos que se enlazó y juzgó en una única causa.

            La investigación también permitió acreditar que uno de los ladrones entregó a su esposa la suma de $163.000 con los que ésta compró un automóvil -minibus Mercedes Benz Sprinter 413- en mayo de 2008. Para el fiscal de la causa “El origen del dinero […] responde a la venta de los objetos robados” de los museos, y que los ladrones y los encubridores “formaron parte de una asociación ilícita que se dedicaba a robar cosas de valor histórico” (de la presentación del 6 de noviembre de 2009 en la causa 3001/2008).

            Las condenas que se impusieron, el 23 de diciembre de 2010, pueden dividirse en dos grupos. Para los dos encubridores de los hechos, un año de prisión de ejecución condicional para cada uno (VII y VIII). Para los autores materiales de los robos hubo distinción: cuatro años y seis meses de prisión de cumplimiento efectivo para uno de los ladrones (II), cuatro años de prisión de cumplimiento efectivo para otro (IV) y tres años de prisión para el último de este subgrupo (V). También se dispuso decomisar el minibús (X) y devolver a los Museos aquellas piezas que pudieron recuperarse (XII), entre las que no está el reloj de Manuel Belgrano.

            El resultado de esta investigación, según lo veo, no puede calificarse de exitoso sin una aclaración. Fue exitosa toda la pesquisa pues se identificó a los autores de los robos y a quienes ayudaron a encubrir el producto de esos delitos y se redujo la acción de un grupo peligroso; pero, allí el resquicio que impide un calificativo tan contundente, ya que no se logró la recuperación de alguno de los objetos históricos, cabe decir que coronó el esfuerzo de las autoridades un éxito sarcástico, agridulce.

            Es que por su originalidad y por su significación la pérdida del entrañable reloj de Manuel Belgrano deja una falta irreparable. Y si comparamos lo que perdió la sociedad -el reloj- y qué ganó por el trabajo mancomunado de muchos agentes públicos -el automóvil y una condena agotada al día de hoy- la comparación es fatídica.


e. El robo de la principal placa de recuerdo que indicaba el solar en que nació y murió Manuel Belgrano. Año 2022.

            “1770-1820 En este Solar nació y murió el General Manuel Belgrano” estaba escrito en la pieza colocada para conmemorar el centenario de la muerte del Prócer.  Se amuró a la edificación que suplantó a la original y luego fue traspasada al edificio nuevo, el actual. Era de bronce o de hierro forjado, de 80 cm. de ancho por 50 cm. de alto.

            Hasta su extracción ilícita -octubre de 2022- estaba colocada a más de 3,5 metros de altura y aún -junio de 2023- no hay noticias sobre su destino ni sobre los avances de la causa judicial que se instruyó para investigar el robo de este recuerdo tan característico e ilustrativo, ya que era una de las pocas viñetas exactas de la casa donde nació y murió Manuel Belgrano.          

La desaparición fue publicada el 14 de octubre de 2022. La foto que sigue muestra la placa y su ubicación inmediatamente antes del robo comentado (Cierci, 2023). Es llamativo, y lamentable, que, en una zona con vigilancia pública y privada casi constante, con cámaras de seguridad comunales y del edificio, con circulación constante de vehículos y de personas no se haya podido evitar este hecho ni identificar a los autores. Y más lamentable es que -según lo indica la experiencia- el objeto nunca será recuperado porque estos hechos se cometen para la fundición de la placa por el alto precio del metal.

No es consolación, pero hay que destacar que este hecho no es aislado. En la misma época fueron robadas placas de bronce por su valor de reventa como metal, y no como objeto cultural, de los monumentos de Plaza San Martín (diciembre de 2019), de Plaza Alemania y Plaza Francia (septiembre de 2021), del monumento a Belgrano en la plaza del barrio (marzo de 2022) y la de la calle Florida 271 -que recordaba el lugar en que por primera vez se entonó el Himno Nacional en 1813- (diciembre de 2022) entre otros.

 
5.         El patrimonio cultural de la Nación debe ser preservado por las autoridades según lo ordena la Constitución Nacional (art. 41) en consonancia con los Pactos de Derechos Humanos incorporados a ella y por los Convenios internacionales equiparados; las leyes propias del país son la reglamentación vigente y estricta de aquella imposición, que es operativa pero genérica (Gasipi, 2022, pp.1 y 11).

            Por su carácter histórico e institucional, no caben dudas que los despojos mortales del general Manuel Belgrano, que los objetos que le pertenecieron (pistolas de duelo y reloj) y que los recuerdos o signos dispuestos hace más de un siglo para homenajearlo son parte de ese especial patrimonio, cuya tutela y preservación está impuesta. No se la organiza para fosilizar los objetos o exhibirlos fríamente en un museo, sino que tiene por fines su observación y estudio como fuente de conocimiento sobre el propietario o usuario del bien y de su entorno y que sirvan como instrumento de amalgama entre el espíritu nacional del pasado, del presente y del futuro.

            La acción del Estado, obligado por la ley a preservar de modo eficiente ese patrimonio, ha fallado en algunas ocasiones. Por la índole de los objetos, las pérdidas son irreparables y de allí la importancia de la prevención y la tutela anticipatoria que debe hacerse puesto que existen leyes adecuadas para evitar hechos dañinos como los señalados (Gasipi, 2020).

            Sin embargo, no están perdidas todas las esperanzas pues las nuevas medidas dispuestas por las autoridades a partir de los hechos reseñados indican que -además de atender a lo urgente- se está organizando todo para privilegiar lo importante.  En nuestro caso, seguir homenajeando al gran prócer, a aquel que no se desanimó ni cuando todo se desplomaba a su alrededor y aun gravemente enfermo demostró que tenía suficiente carnadura y grandeza de espíritu para continuar apoyando el nacimiento de una Gran Nación.

            Belgrano fue una figura fundante de la nacionalidad argentina (Sáenz Quesada, p. 255). Por eso corresponde recordarlo, honrarlo y custodiar aquellos signos materiales que nos permiten acercarnos a él, a su obra y su legado.

            Entonces, si -según la famosa locución de Lucio Séneca en el tercer libro “De los Beneficios”- el más ingrato es el que olvida el beneficio recibido, hagamos cuanto esté a nuestro alcance para no olvidar a Manuel Belgrano, su obra y sus repercusiones. No olvidemos a un gran hombre, a un prócer destacado.

            Muchas gracias a la Academia Belgraniana y sepan que me siento muy honrado de estar aquí y de ahora en más acompañar sus actividades.


 
 
Bibliografía:
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Casazza, R. (2020).    Las lecturas de Manuel Belgrano:  la donación Manuel 
Belgrano a la Biblioteca Pública de Buenos Ayres. Biblioteca Nacional Mariano Moreno.  También en línea: https://www.bn.gov.ar/micrositios/exposiciones/categoria1/las-lecturas-de-manuel-belgrano
 
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Belgrano y del edificio que hoy ocupa en su lugar. En INFOBAE. 16 de junio de 2023. https://www.infobae.com/economia/2023/06/16/las-increibles-historias-de-la-casa-donde-nacio-y-murio-manuel-belgrano-y-del-edificio-que-hoy-ocupa-en-su-lugar/
 
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(2020). El tráfico de bienes culturales y de bienes del patrimonio cultural.  Revista Jurídica AMFJN, n° 7. Disponible en https://
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Causa 1166/2009 (origen: causa 3001/2008 del Juzgado Federal 9). Tribunal
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            http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=42208
 
Ministerio de Educación de la Nación. Perczyk anunció que se construirá la
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https://www.argentina.gob.ar/noticias/perczyk-anuncio-que-se-construira-la-nueva-escuela-belgraniana-en-tucuman
 
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septiembre de 1902. Disponible en //hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=a3e7f815-feae-45bb-903c-9bb92a7086da&page=26
 
 
 
Pablo Luis Gasipi*
-Abogado (UCA-1991), especializado en derecho penal (USal-1998) y en derecho ambiental (UCA-2003) y diplomado en lucha contra el crimen organizado (USI-2018) y en legislación del arte y la cultura (UBA-2021). Doctorando en derecho (UCES-2022); tesis sobre "El juzgamiento del tráfico ilícito de bienes del patrimonio cultural en la República Argentina".
-Asesor honorario de la Comisión Nacional de Monumentos, de Sitios y de Lugares Históricos (2021).
-Auxiliar fiscal y Secretario de Fiscalía General en la Justicia en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal (1997).
-Profesor extraordinario de posgrado en UCA-Facultad de Derecho (2005) y disertante (UNESCO, INTERPOL, Escuela de Capacitación del Ministerio Público Fiscal de la Nación, Instituto Roberto J. Payró de la Facultad de Filosofía y Letras-UBA).
-Secretario de Redacción de la REVISTA de AFFUN (Asociación de Fiscales y Funcionarios de la Justicia Nacional, 2021).


miércoles, 21 de junio de 2023

Discurso del Señor Académico Presidente pronunciado en El Yugo el 20 de junio de 2023

 


DISCURSO DEL PROF. RUBÉN ALBERTO GAVALDÁ Y CASTRO

EL YUGO - LORETO – SANTIAGO DEL ESTERO


Belgrano, su familia santiagueña

forjadora del sentimiento de Patria  del Creador de la Enseña Nacional

 

Domingo Francisco Belgrano y María Josefa González contrajeron matrimonio el 4 de noviembre de 1757 en Buenos Aires en la iglesia de La Merced. El tenía 26 años y ella 14. Dios les dio una numerosa prole, entre ellos a Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús, nacido el 3 de junio de 1770.

El futuro General tenía por rama paterna profundas raíces italianas y por la rama materna profundas raíces criollas, más precisamente santiagueñas.

Los abuelos criollos de Manuel fueron don Juan Manuel González Islas, nacido en  Santiago del Estero en 1715 y doña Inés Casero Ramírez, nacida en Buenos Aires en 1714; se casaron en Buenos Aires en 1741.

Tía abuela del Prócer fue doña Gregoria González Islas, hermana de su abuelo y también santiagueña, quien fuera por otra parte abuela materna de Juan José Castelli, vocal de la Primera Junta de Gobierno. Por esta razón Manuel Belgrano y Juan José Castelli eran primos segundos.

Su bisabuelo materno fue don Juan Guillermo González y Aragón quien nació en Cádiz en 1687 y establecido en Santiago del Estero cumplió funciones de regidor y maestre de campo;  se casó en 1713 con doña Lucía Islas y Alva Bravo de Zamora, santiagueña nacida en 1693 y fallecida en 1726.

En resumen, este es el linaje santiagueño de Manuel Belgrano: Juan Guillermo González fue padre de Juan Manuel González, este fue padre de María Josefa González, la madre del Libertador de Pueblos.

El bisabuelo de Manuel Belgrano, Juan Guillermo González, luego de enviudar se traslada a Buenos Aires y en 1734 siendo licenciado se ordena sacerdote y dedica su vida a la filantropía.  Funda la "Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo" cuyo fin era enterrar a los muertos desamparados y practicar la beneficencia, encomiable labor que hizo se lo llamase el "Apóstol de la Caridad de Buenos Aires".

Erigió una capilla en honor a la Inmaculada Concepción y en 1738 erige la iglesia de San Miguel, hoy parroquia de la Arquidiócesis de Buenos aires, sita en Bartolomé Mitre y Suipacha y lugar donde descansa en la paz del Señor desde el año 1768.

La familia González – Casero  poseía una estancia llamada “El Yugo”, muy cerca de donde estamos ahora emplazados, en Loreto. En este lugar el Creador de la Bandera se nutría de amor y contención familiar dado que por parte paterna nada había de ello para él.

De niño, el Hijo Pródigo de Buenos Aires, alguna vez supo  venir con sus hermanos. Como lo hemos hecho mucho de nosotros que tenemos parte de nuestra familia en otros lares del lugar donde habitamos comúnmente. Por eso siempre quedó grababa en su mente la tierra de sus abuelos.

Ya de adulto, en “El Yugo”, Manuel Belgrano venía a pasar temporadas de descanso sobre todo en tiempos en que estaba al frente del Ejército del Norte. Aquí no solamente reponía fuerzas cuando su salud así lo requería, sino que también y cuando sus ocupaciones oficiales se lo permitían, recibía a amigos y parientes.

Con el paso del tiempo la estancia sufrió diversas vicisitudes para posteriormente ir cambiando de dueños, hasta que en 1948 fue declarado lugar histórico nacional durante el gobierno del general Juan Domingo Perón. Así se hizo justicia para el pueblo recuperándose un emblemático solar que, conjuntamente con la Escuela de la Patria, son el orgullo de Loreto y fiel testimonio de la relación histórica del General Manuel Belgrano con la tierra santiagueña.

Bartolomé Mitre en su libro “La Historia de Belgrano” publicado en el año 1859, dice textualmente: “Belgrano creció en años e inteligencia bajo el amparo del ala maternal”. Es decir, Belgrano sintió, vivió y proyectó desde temprana edad, la esencia criolla que forjó al hombre del nuevo mundo y a su ser nacional.

Nacido en América, perfeccionado sus estudios en España, hombre de mundo, políglota y destacado intelectual de su época, logra mantener viva su cualidad criolla sin que nada lo mareara o le hiciera perder su horizonte; lucha en todo sentido por el bien de su patria y sus conciudadanos.

Su Bandera es testimonio tangible del bien que nos trajo. Creada un 27 de febrero de 1812, cada 20 de junio desde 1938 es conmemorada en todo el territorio nacional con un día de fiesta. 

Muchos niños recordarán eternamente el día en que profesaron su promesa a la Enseña que Belgrano nos legó. En recuerdo de aquel día, cuando cada uno de nosotros lo hizo solemnemente y en homenaje a su Creador, los invito a cerrar los ojos, situarse en aquella escuela, ver a sus compañeros y visualizar a su maestro quien les decía:  

“Esta es la Bandera que creó Manuel Belgrano en los albores de nuestra libertad.

Simboliza a la República Argentina, nuestra Patria.

Es el símbolo de los valores de los que forjaron la nacionalidad, defendieron y promovieron con sus luchas y sus sacrificios, triunfos y derrotas. Esos valores son los de la libertad, la tolerancia, la justicia, la igualdad, la paz y la solidaridad.

Es el símbolo de nuestra soberanía que hace sagrados a los hombres y mujeres y a todos los pueblos del mundo.

Convoca al ejercicio de nuestros deberes y nuestros derechos, a respetar las leyes y las instituciones.

Es la expresión de nuestra historia forjada con la esperanza y el esfuerzo de millones de mujeres y hombres, los que nacieron en nuestra tierra y los que vinieron a poblarla al amparo de nuestra Bandera y nuestra Constitución.

Representa nuestra tierra y nuestros mares, nuestros ríos y bosques, nuestros llanos y montañas. Es el esfuerzo de sus habitantes, sus sueños y realizaciones.

Simboliza a nuestro presente, en el que día a día debemos construir la democracia que nos ennoblece, y conquistar el conocimiento que nos libera; y nuestro futuro, el futuro de nuestros hijos y el de las sucesivas generaciones de argentinos.

¿Prometen defenderla, respetarla con firme voluntad, comprometiéndose a ser ciudadanos libres y justos, aceptando solidariamente en sus diferencias, a todos los que pueblan nuestro suelo y transmitiendo, en todos y cada uno de nuestros actos sus valores permanentes e irrenunciables?”

A lo que respondimos y respondemos ahora: Sí, prometemos!

 

Honor al creador de nuestra Enseña Patria!

Honor al Prócer ilustre y virtuoso  americano!

Honor al criollo que supo ser buen hijo de su tierra!

Honor al nieto dilecto de Santiago del Estero!

Honor eterno a Manuel Belgrano!

 

Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Académico Presidente

Loreto, Santiago del Estero, 20 de junio de 2023

viernes, 9 de junio de 2023

Manuel Belgrano: un joven ejemplar y diferente

 


EXTRACTO DE LA ALOCUCIÓN DEL SEÑOR ACADÉMICO PRESIDENTE

ante los alumnos de la Escuela de Educación Técnica Nro. 21 "Manuel Belgrano" 

Ciudad de Resistencia, Provincia del Chaco, 6 de junio de 2023

 

La vida de Belgrano es una vida ejemplar y diferente. Realizó una vida propia, vigente hoy y en el futuro.

Modelo de juventud es ejemplo para las generaciones que le siguieron. Su espíritu inquieto y perspicaz lo distinguió desde siempre.

Siendo adolescente, a los 13 años, continuó sus estudios en el Real Colegio de San Carlos de la Ciudad de Buenos Aires.  Cerca de su domicilio. Este fue el primer establecimiento educativo de Buenos Aires y antecedente del Colegio Nacional de Buenos Aires, fue el más importante en los tiempos de la Colonia.

Por sus claustros pasaron Manuel Belgrano, Mariano Moreno, Juan José Paso, Cornelio Saavedra, Juan José Castelli  y Bernardino Rivadavia, entre otras personalidades ilustres de la época que marcaron el rumbo de la Nación.

A los 16 años de edad es enviado por sus padres a España para allí perfeccionarse en comercio, tema vital y vigente en su época,  pero cambió su profesión en busca de un ideal mayor que era formar a un nuevo pueblo, a una nueva nación en valores que él supo descubrir. Belgrano detectó la validez espiritual y material de los habitantes de esta parte del mundo.

Salamanca y Valladolid donde curso la carrera que había elegido, le abren sus puertas, llegando a graduarse como Bachiller en Leyes a los 18 años, era el año 1789 cuando se produce la Revolución Francesa.

Su saber en leyes le permitió ayudar a su padre en una causa que lo tenía a maltraer y que había mellado su relación con la corona. Su especial cuidado de la economía política lo promovió a tan temprana edad a ser el primer presidente de la Academia de Práctica Forense y Economía Política en Salamanca.

El joven Belgrano era miembro de una familia distinguida por su accionar. Su cuñado, el sevillano José María Calderón de la Barca, esposo de su hermana María Josefa, persona influyente en la corte española,  le abrió paso para proyectarse social y profesionalmente, permitiéndole  esgrimir su saber desenvolverse con cortesía y diplomacia, como el mismo lo avizoraba en temprana edad.

Durante su permanencia en la capital de la Madre Patria, alcanza un éxito notable y de destaque que le granjea prestigio también entre  los miembros de la Iglesia, a tal punto que le permitió que intercedieran hasta obtener del papa Pío VI una autorización para leer toda clase de literatura prohibida. Dicha concesión se le otorgó «... en la forma más amplia para que pudiese leer todo género de libros condenados aunque fuesen heréticos». Su participación en tertulias de la Orden de Carlos III le permitió tomar contacto con la sociedad madrileña y familiarizarse con sus símbolos consagrados a la Virgen María en su advocación de la Inmaculada Concepción. El celeste y blanco de la banda y venera de sus miembros dejaron en la retina del futuro General los colores que tan celestialmente vinculaba a la familia real española con la Madre de Dios y a su vez la distinguía de otras.

Paralelamente estudia idiomas, latín, francés, italiano e inglés, logrando traducir en 1794, con tan solo 24 años de edad, las “Máximas generales del gobierno económico de un reino agricultor” del francés François Quesnay.

Maduraron en Belgrano ideas y políticas que atesoraba en su memoria para darle vida en algún próximo momento.

Altamente comprensivo entendió que la tierra que lo vio nacer y que tan distante se encontraba, estaba necesitada de bases y columnas firmes para su porvenir y el de sus habitantes. Aceptando la designación real de hacerse cargo del Real Consulado de Buenos Aires retorna y hace historia.

Las memorias del consulado era una documentación obligatoria de redacción anual donde constaba cada hecho, suceso y accionar de esa entidad que se le había confiado. El Real Consulado del Virreinato del Río de la Plata fue su gran y primera plataforma, donde pudo registrar sus ideas sobre el porvenir económico de su patria. Desde allí irradio las luces de su inteligencia. Leerlas es precisamente interiorizarse de la historia de la evolución del país que más tarde sería la República Argentina y nuestra patria independiente. Es un tesoro de ideas y proyectos frustrados en su gran mayoría, es cierto, por desinterés en la legislación vigente que ejercían los españoles sobre sus posesiones de ultramar.

A los 27 años ya es militar por designación del Virrey Melo, asumiendo como Capitán de Milicias. Antes de cumplir 30 años ya había fundado la Escuela de Náutica y la de Dibujo. Manuel Belgrano es el primer estadista educador y primer promotor de la escuela técnica. Como esta casa que lleva su nombre.

El propia Sarmiento señala a Belgrano como “el único propagador de escuelas durante la época de la independencia”. Buscó educar a sus compatriotas tendiendo a una nueva y superadora vida social. Vio y comprendió la importancia de las políticas públicas de educación y de trabajo para alcanzar el desarrollo integral del individuo y su bienestar general.

En el marco de esta incipiente educación técnica, artesanal e industrial, el impulso pedagógico belgraniano integra las ciencias exactas y naturales con los idiomas modernos, y también con el dibujo. Efectivamente, el dibujo técnico, un espacio curricular aun hoy emblemático de la escuela técnica, es para el prócer la base trans-disciplinaria de la educación popular de los trabajadores. Y si viviera hoy no dejaría de alentar los estudios tecnológicos con base en la informática y comunicación global.

En un poco más de 10 años logra trazar la mediatriz de su vida y el horizonte de su patria. Amó y fue amado, puso pasión a sus impulsos, nunca se olvidó de sus orígenes, acompañó a sus padres en los tiempos prósperos y en los adversos, Dios fue su fuerza y el baluarte donde anidó siempre su propósito y encontró refugio su alto don de gente, lucho incansablemente consigo mismo para que los glorias momentáneas y las adulaciones circunstanciales no lo cegaran cayendo en el hedonismo terrenal.  

Pero nada en su vida fue casual, sino por el contrario fue causal. Su trabajo temprano de introspección le hizo descubrir el llamado de grandeza al que había sido convocado. Sensible a los estímulos y significados tangibles e invisibles de sus cometidos nos dejó el paño blanco y celeste que nos une y nos cobija a todos por igual, sin distinción alguna. Esa Bandera es traída hoy a esta Escuela para que sea visible identidad, inspiración constante y significante propósito de seguir construyendo en vosotros y en quienes le sigan el “Norte Grande”.

La Presidencia de la Academia Belgraniana de la República Argentina está orgullosa de encontrarse en esta hermosa Provincia donde el Puente “General Belgrano” une a las provincias de Chaco y Corrientes sobre el Río Paraná; donde un departamento lleva el nombre del Precursor de la Independencia Nacional; donde un paraje es llamado Fortín Belgrano; donde la Plaza de Resistencia evoca al Libertador de Pueblos; donde un ferrocarril nacional, calles, avenidas y muchos lugares más tienen y llevan el nombre del Creador de la Bandera; pero más allá de todo ello - que puede ser grato a los sentidos cívicos - es el lugar donde late el corazón una sociedad comprometida con los ideales belgranianos y que trabaja día a día por defender los derechos de los pueblos originarios, preserva los recursos naturales  y da verdadera importancia a las mujeres en la organización nacional, tal cual lo proclamara Manuel Belgrano. Ese Belgrano que hoy les presento como un joven ejemplar y diferente.

Muchas gracias.

 

Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Presidente de la Academia Belgraniana

sábado, 3 de junio de 2023

Discurso del Señor Presidente de la Academia Belgraniana en ocasión del 253 aniversario del natalicio del General don Manuel Belgrano


Compatriotas, buenos días!

Nos congregamos hoy, 3 de junio de 2023, para conmemorar al General Manuel Belgrano y agradecer a Dios por el regalo de su vida.

Con 20 años ya era un notable ser instruido y educado. A su regreso de España trae consigo la versión castellana del compendio de la obra de Adam Smith, donde postula la conveniencia del libre comercio y la división del trabajo. Dos años después, el periodista adelantado a su tiempo, edita su propio trabajo con el nombre de “Principios de la Ciencia Económica y Política”.

Héroe de la emancipación sudamericana, fue el hombre que imaginó una nación, aun por construir, exenta del desarraigo del individualismo y de la exclusión.

Es justo destacar que el reconocimiento histórico de la vida de Belgrano no ha sido totalmente justo en lo profundo de su trascender. Muchos solo lo vinculan con la creación de nuestro Pabellón, símbolo patrio que esperó cuatro años en ser reconocido como tal por la Asamblea Soberana del Congreso de Tucumán reunido en San Miguel en 1816.

En la villa de Rosario, inmediata y previamente a la creación de la Bandera solicita al Triunvirato la Escarapela Nacional que el ejército a su cargo debía utilizar para diferenciarse de los enemigos; ante ello, es justo reafirmar - ante su mausoleo- que la República reconoce en él al Padre de la emblemática nacional; la diversidad de símbolos que nos ha dejado dan crédito de este rasgo indiscutido de quien sabía comunicar y estimular, de quien sabía hacer y testimoniar historia.

Belgrano, el ciudadano ilustre, letrado y economista, capitán honorario de las milicias urbanas, sargento de Patricios en la defensa de Buenos Aires, regimiento en el que aprendió los rudimentos del manejo de armas, advenido a militar de la independencia, enjuiciado por sus pares de Mayo, encarcelado por los agitadores de entonces, con el tiempo se convirtió en el hombre público de sólidos proyectos para el desarrollo agropecuario y la industria, colocador de la producción rural en el centro de toda actividad económica, fue consciente de la creciente demanda mundial de alimentos. 

Mucho se escribió y se seguirá escribiendo sobre Manuel Belgrano, sobre sus estudios y proyectos, sus victorias y derrotas militares, sus amores y sus motivaciones, aunque poco se destaca su vocación por la enseñanza pública y sus definidas ideas sobre el desarrollo de la economía como un proceso armónico socio-cultural.

Como sucintamente mencionamos Manuel Belgrano, el abogado porteño que llegó a ser Prócer Americano, dejó marcados jalones profundos e hitos indiscutidos en la historia de la patria, que fueron, son y serán ejemplos para los habitantes de este suelo.

Nacido un día como hoy, pero de 1770, entrega su vida entera durante 50 años a la tierra que lo vio nacer y que estupefacta observa la soledad de honores, con la que abandona su alma aquel cuerpo agobiado, el 20 de junio de 1820.

El hijo pródigo de Buenos Aires muere en plena guerra civil entre las Provincias Unidas y la Metrópoli. No fue noticia quizás porque las mezquindades personales enceguecieron a los políticos de entonces o porque no era noticia recordar que el propio general San Martín había querido compartir con Belgrano sus planes de campaña, teniendo en cuenta su formación y su experiencia, su conocimiento de esta tierra, de sus pobladores aborígenes e indianos.

Abandonado de todo y reducido a una estrecha pero digna pobreza, solo era visitado por amigos que “generosamente” le adelantaron el dinero para sus perentorias necesidades. En ese entonces y cuando la enfermedad que lo aquejaba se lo permitía, montaba a caballo y recorría solo y triste el campo de su antigua gloria.

Hoy frente a este magnífico mausoleo donde descansan sus restos, la Academia Belgraniana de la República Argentina renueva su compromiso público de esforzarse cada día por ser centro de investigación científica y de divulgación del mensaje del general Manuel Belgrano en el más alto nivel; y hace suyas las palabras que prenunciara la Presidencia de la República en aquel 24 de septiembre de 1873 cuando el Monumento Ecuestre del General Belgrano fuera descubierto e inaugurado oficialmente en Plaza de Mayo:“del General Belgrano puede decirse fue grande sin pretenderlo y encontró la gloria sin buscarla, en el camino del deber”.

Como homenaje a su legado evocamos la palabras textuales del general Belgrano alertando al general San Martín: “la guerra allí no solo la ha de hacer usted con la armas, sino con la opinión, afianzándose siempre en las virtudes morales, cristianas y religiosas, pues los enemigos nos la han hecho llamándonos herejes, y solo por este medio han atraído gentes bárbaras a las armas manifestándoles que atacábamos a la religión.

No se deje llevar por opiniones exóticas, ni de hombres que no conocen el país que pisan. Por este medio conseguirá usted tener al ejército bien subordinado, pues él, al fin, se compone de hombres educados en la religión católica que profesamos.

No deje de implorar a Nuestra Señora de las Mercedes, nombrándola siempre nuestra Generala y no olvide los escapularios de la tropa, deje usted que se rían, los efectos le resarcirán a usted de la risa de los mentecatos que ven las cosas por encima.

Acuérdese usted que es General cristiano apostólico romano, impida que aún en las conversaciones triviales se falte el respeto a nuestra santa religión”.

Las virtudes morales, cristianas y cívicas del general Manuel Belgrano, fueron y son siempre motivo de inspiración y emulación para los argentinos. Por ello es justo y necesario tener presente siempre al Creador de la Enseña que nos distingue de las demás naciones del mundo, quien estando en Jujuy, el 25 de mayo de 1813, en el  Art. 18 del Reglamento para el establecimiento de las cuatro escuelas dijo:

"El Maestro procurará con su conducta y en toda sus expresiones y modos inspirar á sus Alumnos, amor al orden, respeto á la Religión, moderación y dulzura en el trato, sentimientos de honor, amor á la verdad y á las Ciencias, horror al vicio, inclinación al trabajo, despego del interés, desprecio de todo lo que diga á profusión, y luxo en el comer, vestir y demás necesidades de la vida, y un espíritu nacional, que les haga preferir el bien público al privado, y estimar en mas la calidad de Americano, que la de Extranjero."

Bartolomé Mitre en “Historia de Belgrano” atribuye a don Manuel la siguiente expresión: “el hombre que cultiva su trato se hace amable y sensible, se acostumbra a ser delicado y muestra tener nobles inclinaciones”, pues ¡así es!

Y siendo vocal del Primer Gobierno Patrio, este cuerpo elegido en 1810, el 28 de mayo emitió el primer reglamento protocolar del país conocido como la “Introducción para el Despacho y Ceremonial” o “Reglamento para el Ejercicio de la autoridad de la Junta Gubernativa del Río de la Plata”; así mismo corresponde mencionar también que con fecha 6 de diciembre del mismo año, una nueva disposición de la Junta revoca y anula en todas sus partes lo que había estipulado en el orden del día del 28 de mayo.

Más allá de ello, quedó establecido un nuevo ceremonial en los albores de la Patria: “igualdad entre presidente y vocales; los honores serán a todos los miembros de la Junta y no solo a quien la preside; la Junta ya no tendría ni escoltas, ni comitivas ni ningún otro aparato que los distinga de los demás ciudadanos; se prohíbe todo brindis, viva o aclamación publica a favor de individuos particulares de la Junta”, y agrega “si estos son justos vivirán en el corazón de sus conciudadanos” “no se podrá brindar sino por la Patria y por la felicidad publica”; entre otras disposiciones.

Empero fue así que aquella instancia del día 28 de mayo de 1810 se tomó como referente para declarar el Día Nacional del Ceremonial de este país y Belgrano fue parte de la misma, lo que coloca a nuestro Prócer, del que hoy recordamos su nacimiento, como guía y faro en el arte de la convivencia y artífice también del protocolo de este país y del ceremonial que atañe a sus ciudadanos.

Finalizando traigo al presente las palabras que el Fundador de la Academia Belgraniana Prof. Jorge Gulló y Paternó expusiera el 8 de junio de 2020 en el ciclo homenaje al general Manuel Belgrano “la historia de Belgrano está por escribirse, y deseo que las generaciones de argentinos redescubran a Belgrano y tengan la valentía de decir la verdad y hacer justicia. Hemos nacido para hacer justicia, porque Dios es justicia”.

Gloria eterna al creador de nuestra Enseña!

Gloria eterna al Hijo ilustre de esta tierra!

Gloria eterna al virtuoso americano!

Gloria eterna al Primer Constitucionalista!

Gloria eterna al Precursor de la unidad hispanoamericana!

Gloria eterna al Libertador de Pueblos!

Gloria eterna al Padre de la libertad de la Patria establecida!

Gloria al paladín que sustenta nuestra historia!

Gloria eterna al Prócer de los próceres!

Gloria eterna al General Manuel Belgrano!

 

Nada silenciará su legado.

Muchas gracias.

 

Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Académico Presidente

Convento de Santo Domingo, 3 de junio de 2023

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