miércoles, 21 de junio de 2023

Discurso del Señor Académico Presidente pronunciado en El Yugo el 20 de junio de 2023

 


DISCURSO DEL PROF. RUBÉN ALBERTO GAVALDÁ Y CASTRO

EL YUGO - LORETO – SANTIAGO DEL ESTERO


Belgrano, su familia santiagueña

forjadora del sentimiento de Patria  del Creador de la Enseña Nacional

 

Domingo Francisco Belgrano y María Josefa González contrajeron matrimonio el 4 de noviembre de 1757 en Buenos Aires en la iglesia de La Merced. El tenía 26 años y ella 14. Dios les dio una numerosa prole, entre ellos a Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús, nacido el 3 de junio de 1770.

El futuro General tenía por rama paterna profundas raíces italianas y por la rama materna profundas raíces criollas, más precisamente santiagueñas.

Los abuelos criollos de Manuel fueron don Juan Manuel González Islas, nacido en  Santiago del Estero en 1715 y doña Inés Casero Ramírez, nacida en Buenos Aires en 1714; se casaron en Buenos Aires en 1741.

Tía abuela del Prócer fue doña Gregoria González Islas, hermana de su abuelo y también santiagueña, quien fuera por otra parte abuela materna de Juan José Castelli, vocal de la Primera Junta de Gobierno. Por esta razón Manuel Belgrano y Juan José Castelli eran primos segundos.

Su bisabuelo materno fue don Juan Guillermo González y Aragón quien nació en Cádiz en 1687 y establecido en Santiago del Estero cumplió funciones de regidor y maestre de campo;  se casó en 1713 con doña Lucía Islas y Alva Bravo de Zamora, santiagueña nacida en 1693 y fallecida en 1726.

En resumen, este es el linaje santiagueño de Manuel Belgrano: Juan Guillermo González fue padre de Juan Manuel González, este fue padre de María Josefa González, la madre del Libertador de Pueblos.

El bisabuelo de Manuel Belgrano, Juan Guillermo González, luego de enviudar se traslada a Buenos Aires y en 1734 siendo licenciado se ordena sacerdote y dedica su vida a la filantropía.  Funda la "Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo" cuyo fin era enterrar a los muertos desamparados y practicar la beneficencia, encomiable labor que hizo se lo llamase el "Apóstol de la Caridad de Buenos Aires".

Erigió una capilla en honor a la Inmaculada Concepción y en 1738 erige la iglesia de San Miguel, hoy parroquia de la Arquidiócesis de Buenos aires, sita en Bartolomé Mitre y Suipacha y lugar donde descansa en la paz del Señor desde el año 1768.

La familia González – Casero  poseía una estancia llamada “El Yugo”, muy cerca de donde estamos ahora emplazados, en Loreto. En este lugar el Creador de la Bandera se nutría de amor y contención familiar dado que por parte paterna nada había de ello para él.

De niño, el Hijo Pródigo de Buenos Aires, alguna vez supo  venir con sus hermanos. Como lo hemos hecho mucho de nosotros que tenemos parte de nuestra familia en otros lares del lugar donde habitamos comúnmente. Por eso siempre quedó grababa en su mente la tierra de sus abuelos.

Ya de adulto, en “El Yugo”, Manuel Belgrano venía a pasar temporadas de descanso sobre todo en tiempos en que estaba al frente del Ejército del Norte. Aquí no solamente reponía fuerzas cuando su salud así lo requería, sino que también y cuando sus ocupaciones oficiales se lo permitían, recibía a amigos y parientes.

Con el paso del tiempo la estancia sufrió diversas vicisitudes para posteriormente ir cambiando de dueños, hasta que en 1948 fue declarado lugar histórico nacional durante el gobierno del general Juan Domingo Perón. Así se hizo justicia para el pueblo recuperándose un emblemático solar que, conjuntamente con la Escuela de la Patria, son el orgullo de Loreto y fiel testimonio de la relación histórica del General Manuel Belgrano con la tierra santiagueña.

Bartolomé Mitre en su libro “La Historia de Belgrano” publicado en el año 1859, dice textualmente: “Belgrano creció en años e inteligencia bajo el amparo del ala maternal”. Es decir, Belgrano sintió, vivió y proyectó desde temprana edad, la esencia criolla que forjó al hombre del nuevo mundo y a su ser nacional.

Nacido en América, perfeccionado sus estudios en España, hombre de mundo, políglota y destacado intelectual de su época, logra mantener viva su cualidad criolla sin que nada lo mareara o le hiciera perder su horizonte; lucha en todo sentido por el bien de su patria y sus conciudadanos.

Su Bandera es testimonio tangible del bien que nos trajo. Creada un 27 de febrero de 1812, cada 20 de junio desde 1938 es conmemorada en todo el territorio nacional con un día de fiesta. 

Muchos niños recordarán eternamente el día en que profesaron su promesa a la Enseña que Belgrano nos legó. En recuerdo de aquel día, cuando cada uno de nosotros lo hizo solemnemente y en homenaje a su Creador, los invito a cerrar los ojos, situarse en aquella escuela, ver a sus compañeros y visualizar a su maestro quien les decía:  

“Esta es la Bandera que creó Manuel Belgrano en los albores de nuestra libertad.

Simboliza a la República Argentina, nuestra Patria.

Es el símbolo de los valores de los que forjaron la nacionalidad, defendieron y promovieron con sus luchas y sus sacrificios, triunfos y derrotas. Esos valores son los de la libertad, la tolerancia, la justicia, la igualdad, la paz y la solidaridad.

Es el símbolo de nuestra soberanía que hace sagrados a los hombres y mujeres y a todos los pueblos del mundo.

Convoca al ejercicio de nuestros deberes y nuestros derechos, a respetar las leyes y las instituciones.

Es la expresión de nuestra historia forjada con la esperanza y el esfuerzo de millones de mujeres y hombres, los que nacieron en nuestra tierra y los que vinieron a poblarla al amparo de nuestra Bandera y nuestra Constitución.

Representa nuestra tierra y nuestros mares, nuestros ríos y bosques, nuestros llanos y montañas. Es el esfuerzo de sus habitantes, sus sueños y realizaciones.

Simboliza a nuestro presente, en el que día a día debemos construir la democracia que nos ennoblece, y conquistar el conocimiento que nos libera; y nuestro futuro, el futuro de nuestros hijos y el de las sucesivas generaciones de argentinos.

¿Prometen defenderla, respetarla con firme voluntad, comprometiéndose a ser ciudadanos libres y justos, aceptando solidariamente en sus diferencias, a todos los que pueblan nuestro suelo y transmitiendo, en todos y cada uno de nuestros actos sus valores permanentes e irrenunciables?”

A lo que respondimos y respondemos ahora: Sí, prometemos!

 

Honor al creador de nuestra Enseña Patria!

Honor al Prócer ilustre y virtuoso  americano!

Honor al criollo que supo ser buen hijo de su tierra!

Honor al nieto dilecto de Santiago del Estero!

Honor eterno a Manuel Belgrano!

 

Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Académico Presidente

Loreto, Santiago del Estero, 20 de junio de 2023

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