La Academia Belgraniana se apersona en San Antonio de Itatí, ciudad cabecera del departamento Berón de Astrada, para entregar formal y oficialmente el Pabellón que tremoló junto al Mausoleo del General Manuel Belgrano en el convento de Santo Domingo de la Ciudad de Buenos Aires desde el 3 de junio al 3 de julio del presente año. Tal período no es menor dado que el 3 de junio se conmemora al nacimiento del Prócer.
En el marco de la campaña
institucional denominada “Bandera Argentina” traemos este símbolo nacional por
excelencia, para que cubra y cobije a los hijos de esta tierra en sus anhelos y
esperanza, en sus alegrías y tristezas, en sus trabajos y estudios.
Ella representa a todos
los argentinos por igual, los que fueron, los que somos y los que serán, aun en
la diversidad y por encima de las luchas internas del pasado y del presente.
Es símbolo del ideario de
libertad con el que nació la patria, encarnado en los valores de Manuel
Belgrano y de todos los hombres que lucharon por una patria grande.
Es símbolo de nuestra fe
al ponernos bajo el amparo de Nuestra Señora en su advocación de Itatí, Reina
del Paraná y Patrona de Corrientes, cuya fiesta litúrgica se celebra -como
todos aquí bien saben- cada 9 de julio, feliz coincidencia con el día de
nuestra Independencia; es símbolo también de nuestros sueños y esperanzas al invitarnos
a contemplar el ciclo reflejado en sus colores; y símbolo del humilde respeto a
nuestra madre patria, de todo lo heredado y de la anhelado para ella.
Que este Pabellón, perenne
legado belgraniano, sea punto de unión y de encuentro. En ella debéis encontrar
la razón de cada día. Este paño, hoy dejado a Vuestro cuidado, se llenó de novado
patriotismo allí donde el hijo pródigo de Buenos Aires rezaba y jugara cuando
niño –junto a la Madre en su Basílica del Santísimo Rosario lindera a su casa
paterna-, donde estudio sus primeras letras, donde descansan sus padres y
hermanos, donde anidó y albergó su proyecto de país, donde tantas veces estuvo
y donde ahora reposa eternamente.
Belgrano, ese ilustrado
abogado, agudo periodista, brillante
político y estratega militar argentino, dejó huellas en Corrientes:
Las cartas del General,
escritas desde Concepción del Yaguareté
Corá dan incontestable testimonio del paso del Creador de la Bandera por tierra
correntina. Entre ellas, escribía el 25
de noviembre de 1810 al Gobierno de Buenos Aires lo siguiente:
"Incluyo
á V. E. las copias de lo que he determinado para los pueblos de Curuzucuatiá y
Mandisoví é igualmente la gracia que hice a Don Pedro Maxote, natural del Reyno
de Galicia, vecino del primero: por los motivos que expreso y que no dudo
influyan en V. E. para su aprobación.
Pero
no puedo menos que manifestar á V. E. el abandono en que se halla el vecindario
del nominado pueblo de Curuzucuatiá por lo que respecta al pasto Espiritual: ya
iban a contarse dos años que ni aún Misa oían, y es de necesidad que V. E. oiga
los clamores que por mí le dirigen para que el Reverendo Obispo provea á esa
falta y se les ponga un sacerdote; sobre iguales necesidades hablaré a V. E. en
otra ocasión, es muy urgente Señor Excelentísimo, un arreglo de los distritos
de los curatos, pues tenemos mucha población que si sabemos dividirla muy
pronto nos proporcionará grandes ventajas.
Dios
guarde a V. E. muchos años.
Yaguareté
Corá 25 de Noviembre de 1810.
Excelentísimo
Señor
Manuel
Belgrano.
Presidente y Vocales de la Excelentísima Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata."
Manuel Belgrano, quien
como Secretario de la Primera Junta, fundara el 16 de noviembre 1810 la
localidad de Nuestra Señora del Pilar del Curuzú Cuatiá se preocupa y se ocupa
por el bien espiritual del pueblo. Un rasgo no menor de nuestro Prócer, el más
religioso de todos ellos. Este territorio
donde hoy está la ciudad, estaba habitado por guaraníes e indios charrúas,
habitantes originarios para quienes el Libertador de Pueblos dictara el
“Reglamento para los pueblos de las Misiones”, uno de los documentos jurídicos
más revolucionarios de nuestra historia, en el que por primera vez quedan
claramente explicitados y garantizados los derechos de los pueblos originarios.
Este Reglamento, redactado en diciembre de 1810, será incorporado por Juan
Bautista Alberdi en 1853 como una de las bases de la Constitución Nacional.
Curuzú Cuatiá, tierra correntina que con justa justicia fuera declarada Primer
Pueblo Patrio por Ley Nacional 27.315. Curuzú Cuatiá siempre estuvo en el
pensamiento de su promotor. No solo fue fundarla sino también consolidarla hasta
en su aspecto espiritual.
De todas y cada una de las
huellas que dejara en estas tierras el Precursor y Fundador de la Independencia
Argentina resuena el tambor de Tacuarí. Aquella entrega de Pedro Ríos, a quien
en este momento la Academia Begraniana de la República Argentina rinde especial
homenaje y expresa eterna gratitud; un adolescente de 12 años es ejemplo de
entrega e inmolación cívica; modelo para la juventud actual y de todos los
tiempos. Aquel niño acompañó a Manuel Belgrano, jefe de la expedición a
Paraguay, dando muestras de valentía y entrega por su patria.
Corrientes dijo presente
cuando eran recibidas las escasas tropas libertadoras al mando del general
Manuel Belgrano, pasando a revistar voluntariamente en ellas muchos otros
jóvenes anónimos correntinos.
Manuel Belgrano estuvo en
Corrientes aproximadamente entre el 29 de agosto y el 24 de setiembre de 1811
esperando su ingreso al Paraguay. Son
conocidas recientemente las cartas que remite desde estos pagos a don Elías
Galván, que era el teniente de gobernador, estos escritos están ahora a
resguardo en el Archivo General de esta Provincia. Se trata de 45 cartas escritas
de puño y letra por Belgrano, donde solicitaba insumos varios que iban a ser de
utilidad en su campaña militar.
Los historiadores y esta
misma Academia Belgraniana deben profundizar aún más en la estadía del
Libertador de Pueblos en estos pagos, para encontrar luz en este breve capítulo
de la brillante trayectoria de Manuel Belgrano, porque estamos seguros que algo
mas hizo además de escribir cartas y diagramar y perfeccionar su estrategia
militar, nos referimos a las huellas del hombre que no pasaba desapercibido
donde quiera que fuera. Su luz de vida dejó transparencias también para el
pueblo correntino y es necesario profundizar en ellas.
Para finalizar, regresando
a nuestros días, en estos tiempos difíciles para nuestra querida Argentina,
quisiera traer al presente las palabras que Manuel Belgrano, el primer
periodista del país, que escribiera y publicara el 19 de mayo de 1810 en el
diario Correo de Buenos Aires:
“Esta
sola voz es capaz de traer a la imaginación los más horribles desastres que con
ella puede sufrir la sociedad, sea cual fuere el gobierno que la dirija: basta
la desunión para originar las guerras civiles, para dar entrada al enemigo por
débil que sea, para arruinar el imperio más floreciente”.
“Todos
saben la consonancia que hay entre el cuerpo político con el cuerpo físico: uno
y otro tienen su principio, medio y fin; y así como este se acelera en el segundo,
cuando pierde la unión de las partes que lo componen del mismo modo sucede en
el primero, cuando por la división de opiniones, por el choque de intereses,
por el mal orden, y otras concausas resulta la desunión”.
“Pero
si todavía hay alguno que lo dudare, examine la historia de su propia familia,
que no es más que en punto menor la copia de la gran familia que se llama una
nación; y estamos ciertos que encontrará muchas razones para convenir con
nosotros, que la desunión de sus individuos le habrá hecho experimentar mil
perjuicios, y tal vez descender de la prosperidad a la desgracia más
espantosa”.
“Los
políticos sabios de todas las naciones siempre han aconsejado a las suyas que
sea perpetua la unión y que exista del mismo modo el afecto fraternal entre
todos los ciudadanos”.
“La
unión es la muralla política contra la cual se dirigen los tiros de los
enemigos exteriores e interiores, porque conocen que arruinándola, está
arruinada la nación venciendo por lo general el partido de la injusticia, y de la
sinrazón, a quien comúnmente, lo diremos más bien, siempre se agrega el que
aspira a subyugarla. Por lo tanto, es la joya más preciosa que tienen las
naciones.
Infelices
aquellas que dejan arrebatársela, o que permitan, siquiera, que se les
descomponga; su ruina es inevitable, y lo peor es que se hace imposible
recuperarla, o si se consigue, es padeciendo las convulsiones más violentas, y
los males más penosos”.
“De
lo dicho deducimos que la desunión es el aniquilamiento de las naciones; y que
al opuesto, la unión, cuando no las engrandezca, al menos las conservará en
medio de las asechanzas, insidias y ataques por poderosos que sean. (…)
“La unión es un valor inestimable en una nación para su general y particular felicidad; todos sus individuos deben amarla de corazón y pensar y hablar de ella como de la égida de su seguridad; cualesquiera que así lo ejecuten, no importa que le falten grandes recursos; con la unión se sostendrá, con la unión será respetable; con ella al fin se engrandecerá”.
Concluyo con una popular
frase que se escribieran en la quinta de Perdriel, en aquella estancia que
fuera casa de campo de los Belgrano en tiempos de las invasiones británicas,
perteneciente por entonces a la sucesión de don Domingo Belgrano, el Padre de
don Manuel, y en la que habría de nacer José Hernández, quien escribiera:
“Los hermanos sean unidos
porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que
sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera”.
Muchas gracias.
Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro
Berón de Astrada, Corrientes, 29 de agosto de 2022
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