MANUEL
BELGRANO: el pueblo es soberano para decidir sobre su destino
El dominio español en
el territorio del Río de la Plata comenzó a resquebrajarse cuando se planteó la
necesidad de reorganizar los territorios coloniales y, sobre todo, a partir de
las invasiones británicas de 1806 y 1807.
El poder de los funcionarios
hispanos se deterioraba y los criollos aspiraban a establecer su dominio. El
transcurso de estos hechos provocó dos consecuencias fundamentales para el
futuro del Virreinato del Río de la Plata.
Los enfrentamientos
entre españolistas e independentistas y la oposición entre los partidarios del
poder centralizador de Buenos Aires y los defensores de las autonomías locales
y provinciales, caracterizaron este periodo.
Generalmente, se habla
de la revolución a partir de la crisis abierta con el conocimiento de la
noticia del cautiverio del Rey en España: en 1808, Napoleón Bonaparte forzó
a Fernando VIIº a renunciar a la corona española en su favor.
Durante el transcurso
del Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, se enfrentaron dos bandos. El
partido de la contrarrevolución se expresó por boca del obispo Lué y Riega,
quien declaró “aunque quedase un solo vocal de la Junta Central de Sevilla
debía ser respetada la Soberanía de España”.
Por el lado del partido
patriota se alzó la voz de Juan
José Castelli, el primo de Manuel Belgrano, defiende la causa de los criollos
fundando su argumentación en la “Retroversión
de la soberanía al pueblo”: si el poder queda vacante vuelve legítimamente
al pueblo; Castelli se apoya en la doctrina del padre Suárez, jesuita, para
defender su discurso. Así fue como expresó en toda su magnitud la
idea de soberanía popular, en la que coincidía la mayoría de los patriotas.
Moreno, Paso, Belgrano fueron, entre otros, los que defendieron la idea de que
el pueblo era soberano para decidir sobre su destino.
Prof. Rubén
Alberto Gavaldá y Castro
Académico
Presidente
Buenos Aires, 22
de mayo de 2023