Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, figura
clave en nuestra independencia, abogado, economista, periodista y líder
militar, fue el más espiritual de nuestros próceres. Su vida, iluminada por el
estudio, encontró refugio en el incienso de la religión. Como aseverara Mario Belgrano: “fue un creyente sincero de profunda fe
católica”. Podríamos afirmar, sin equivocarnos, que Manuel Belgrano fue un
Libertador de perfil evangélico.
María Antonia de Paz y Figueroa, fue una extraordinaria
laica que se convirtió en la primera compatriota en llegar a los altares.
Nacida en el seno de una familia prominente de Santiago del Estero, dedicó su
vida a promover los ejercicios espirituales ignacianos tras la expulsión de los
jesuitas de las colonias españolas en 1767. Mama Antula, como la conocemos
cariñosamente, viajó extensamente, a menudo descalza, por vastos territorios
del Virreinato para finalmente fundar la Santa Casa de Ejercicios Espirituales
de Buenos Aires.
La relación entre Manuel Belgrano y María Antonia de Paz
y Figueroa, no fue una "amistad" en el sentido moderno del término,
sino una relación fraterna basada en la admiración, el apoyo familiar y,
fundamentalmente, en una profunda espiritualidad compartida.
Tanto Mama Antula como la familia materna del general Belgrano
tenían raíces en Santiago del Estero. Los padres de Manuel Belgrano, inscriptos
en la Venerable Orden Tercera de Santo Domingo y en la Cofradía del Santísimo Rosario,
apoyaron, ayudaron y hospedaron a María Antonia en sus inicios cuando llegó a
la gran aldea porteña, lo que sugiere un vínculo de larga y estrecha confianza.
Mama Antula dedicó su vida a difundir los Ejercicios
Espirituales de San Ignacio de Loyola. La Santa Casa de Ejercicios que ella
fundó en Buenos Aires se convirtió en un centro crucial de formación espiritual
para la élite de la época. Manuel Belgrano, junto con otros futuros próceres de
la independencia como Miguel de Azcuénaga, Cornelio Saavedra, y hasta el virrey
Santiago de Liniers, participaron en estos piadosos ejercicios.
Estos retiros espirituales, con su énfasis en el
silencio, la reflexión, el discernimiento y la búsqueda de la voluntad divina,
se consideran un elemento formativo importante en el ambiente
pre-revolucionario de Buenos Aires. Belgrano, un hombre de profunda fe y
principios, encontraba en ellos apoyo a sus convicciones y un afianzamiento en
el compromiso con el bien común y la patria.
Tanto Mama Antula como Belgrano eran profundamente
devotos de la Virgen María, ambos rezaban el Santo Rosario con compasiva
frecuencia, encontrando en él una trascendente herramienta espiritual que los
portaba directamente al Corazón Inmaculado de la Madre del Creador.
Como mencionamos precedentemente, Mama Antula, a través
de su incansable labor espiritual y gracias a la difusión de los Ejercicios
Ignacianos, contribuyó a moldear el espíritu y la moral de muchos de los
hombres que, como Belgrano, liderarían la Revolución de Mayo y la gesta independentista
de Argentina. Su influencia se extendió al ámbito de los valores y principios
que sentarían las bases de la nueva nación. Estos ejercicios contribuyeron,
como ya dijimos, a fomentar un espíritu de reflexión y discernimiento entre
estos líderes durante un momento crucial de nuestra historia.
La Casa de Ejercicios Espirituales de Mama Antula,
autorizada es sus inicios, allá por 1794, por el virrey Vértiz y el Cabildo de
Buenos Aires, fue y es un lugar de encuentro para personas de todas las clases
sociales, incluyendo a importantes figuras de la época pre-revolucionaria y de
la independencia argentina, como Manuel Belgrano, quienes presentaban allí sus
preces al Altísimo. La Casa de Ejercicios continúa siendo un centro de
espiritualidad y un testimonio de amor del legado de Mama Antula.
La Basílica Nuestra Señora de la Piedad, donde ahora nos
encontramos, tiene también un vínculo muy estrecho y significativo con la Santa.
De hecho, es uno de los lugares más importantes en Buenos Aires relacionados
con su vida y legado, así como la Santa Casa de Ejercicios.
Esta iglesia fue el primer templo que Mama Antula visitó
al llegar a Buenos Aires, una ciudad inicialmente reacia a sus esfuerzos por
difundir los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. En un momento de
adversidad, cuando incluso le tiraban piedras e insultaban, María Antonia, encontró
aquí refugio. Seguramente el hecho más trascendental es que Mama Antula pidió
ser sepultada en esta Basílica de la Piedad.
Hoy, 1 de agosto de 2025, la Academia Belgraniana de la
República Argentina, el Círculo de Damas Belgranianas y el Círculo de Jóvenes
Belgranianos luego de haber celebrado la Santa Misa, estamos congregados al pie
de su monumento donde sus restos descansan.
Como humildes peregrinos queremos expresar público
testimonio de reconocimiento a doña María
Antonia de Paz y Figueroa, designada "Dama
Belgraniana post mortem" hace diez años, en 2015.
Su imagen vestida con una capa jesuítica, una cruz al
hombro y un libro de oraciones, honrando su memoria y su incansable labor,
lleva ahora la Medalla Académica
como ofrenda de la Academia Belgraniana de la República Argentina, conmemorando
así su legado, perpetuando su memoria y haciendo visible el reconocimiento de
esta Entidad Patriótica a su santidad; santidad que es modelo y guía para todos
los argentinos.
Belgrano y Mama Antula llevaron una pesada cruz,
sufrieron para alcanzar la Libertad, no para sí, sino para sus prójimos. Honor
a Manuel Belgrano! Gloria a Mama Antula!.
Prof. PhD D. Rubén Alberto Gavaldá y Castro
Académico Presidente
Basílica Nuestra Señora de la Piedad,
Buenos Aires, 1 de agosto de 2025