1. Introducción
Manuel José Joaquín del
Corazón de Jesús Belgrano fue abogado, economista, periodista, político,
diplomático y militar. Desde este último aspecto es que nos llega su legado
como luchador por la causa americana. Su actividad como militar lo llevó a
campañas dentro de los territorios de las actuales Argentina, Bolivia y
Paraguay, terminando su vida tras 15 años de vestir los uniformes que podemos ver
a través de su iconografía.
La presente compilación tiene por propósito exponer una semblanza del general Manuel Belgrano visto desde la Uniformología, es decir, poder apreciar su carácter y personalidad a través de su relación con la vestimenta militar.
El uniforme puede ser un factor muy importante en la formación de valores, actitudes y conductas, más aún cuando identifica y obliga a quien lo porta, debiendo luchar por los valores que representa.
Asimismo, se desea tratar brevemente los uniformes usados por las unidades en las que Belgrano prestó servicio y lideró, considerando aquellos aspectos que, en su tiempo, influían para el diseño y el empleo de los uniformes.
La Uniformología surge como un “área de investigación histórica que estudia los uniformes y los efectos militares…”[1] Dentro de la misma se identifican, describen, catalogan y analizan los elementos de vestuario, calzados, peinado, equipamiento, insignias y emblemas usados por militares, incluso las condecoraciones y el armamento ceremonial. El contexto histórico analizado, el Río de la Plata de fines del Siglo XVIII y principios del Siglo XIX, es considerado muy rico en variedad y estilos dentro del vestir militar.
En los estudios de Uniformología
se usan principalmente elementos arqueológicos y/o antigüedades, comprendiendo
cualquier objeto militar encontrado o conservado en museos, colecciones privadas,
o bien almacenados en depósitos o arsenales militares. En el caso de Belgrano, este material resulta bastante escaso.
Otra fuente valiosa de
información es la iconografía, las ilustraciones de época, a veces halladas con
el complemento de crónicas, memorias o relatos. Asimismo, puede utilizarse,
como indudable fuente de investigación, toda aquella documentación que se
confirme contemporánea al objeto del que se trate, sea oficial o particular, existiendo
también bibliografía histórica o especializada que resulte aceptable para su
consideración.
2.El
vestido militar – Piezas más comunes
Si analizamos la vestimenta por sus funciones podemos decir que la PROTECCIÓN es el cometido básico, ya que la ropa protege el cuerpo de temperaturas extremas y de fenómenos meteorológicos. Asimismo, sirve como IDENTIDAD reflejando el nivel social, profesión o gusto de las personas. También se relacionan con el DECORO establecido en una sociedad y como la ESTÉTICA que realza el estilo personal.
Según
la Real Academia Española, al comienzo del siglo XVIII la palabra vestido significaba
“…el adorno, o cubierta que se pone en el cuerpo, para abrigo, y defenderle de
las injurias del tiempo, y para la honestidad, y decencia…”[2]
El historiador Guillermo Palumbo nos amplía sobre el vestido del período llamado “a la francesa” “…por alusión del traje usado en la corte de Versalles compuesto de casaca (chaquetilla), chupa (chaleco) y calzón (pantalón corto), atavío también conocido como vestido militar construido fundamentalmente a partir de la casaca, una prenda exterior que el Rey Sol (Luis XIV) empleó para uniformar a su ejército…”[3] (Fig.1).
Los factores que siempre han influido en el diseño del vestir militar han sido entre otros:
a) El Armamento y Equipo que se debía portar y usar.
b) La Función y Uso que el uniforme prestaba a su portador.
c) El Clima que determinaba el tejidos y grosor de las prendas,
d) La Tradición como costumbres de los ejércitos o unidades,
e) Las Modas como tendencias estéticas.
f) La Tecnología para la producción de prendas y de nuevos materiales, y
g) Las Insignias de Grado que en el uniforme se usaban para permitir distinguir los distintos grados o empleos.
A comienzos del siglo XIX Los uniformes estaban formados por distintas piezas:
- Casacas y levitas: como la prenda principal de abrigo y donde se colocaban las divisas de grado. Belgrano usaba normalmente una levita de paño azul. Posteriormente la cambió por una verde, como creador y líder del Batallón de Cazadores.
- Chalecos: Belgrano usaba, en modo particular, un chaleco verde de seda, con escote triangular y pequeños bolsillos bordados con motivos florales de hilo de oro, hoy exhibido en el Museo Udaondo de Luján.
- Pantalones: de paño azul, rectos o de brin blanco.
- Cravats: o corbata de gasa o seda como adorno del cuello.
- Botas: las clásicas eran altas hasta la
rodilla; las “mosqueteras” q (Fig. 2) que continuaban por encima de las
rodillas; las “granaderas” cubrían por delante la rodilla, y las
llamadas “hessianas” usadas por los húsares (Fig. 3), con galón y
borla dorada en el borde de la caña, que aquí usaban algunos jefes y oficiales.
Se ha retratado a Belgrano usando este calzado.
- Sombreros: encontramos el “chambergo” nombre derivado del mariscal Friedrich Hermann duque de Schönberg, militar al servicio de Suecia y Portugal. Este sombrero redondo de ala ancha, popularizado por los tercios españoles y los mosqueteros, era de fieltro o cuero, y permitía proteger el disparo de las armas de fuego en días de lluvia, y adoptado por España en 1650 (Fig. 4). A mediados del siglo XVIII, para dar mayor libertad a los brazos del soldado durante el combate, se comenzó a levantar su ala en tres lados, derivando en el mal llamado “tricornio”, sombrero de tres picos, sombrero apuntado o encandilado (como los Blandengues de Buenos Aires) (Fig. 5). En 1790 evoluciona al “bicornio” o de dos picos, cuando el ala se comenzó a usar doblada y bien pegada a la copa, permitiendo plegarlo bajo el brazo, siendo conocido como chapeau de bras, también como elástico (flexible) o falucho (con forma de barco).
Los extremos podían usarse en forma “frontal” con los picos sobre los hombros (como Napoleón) o en forma “costal”, con picos al frente y atrás (como Belgrano o San Martín) (Fig. 6)
- Cascos: De metal o cuero (coraceros y dragones), mitra (granaderos), birretina (de piel), colbacks (húsares y cazadores a caballo), schakos (fusileros, cazadores) y morriones.
3.El
armamento y las tácticas como variables a considerar en el diseño de los uniformes
A fines del siglo XVIII y principios del siguiente, los ejércitos europeos eran los creadores de las tácticas militares y del modelo en el vestir militar adoptados en el Río de la Plata. Nos dice el historiador Dr. Luqui-Lagleyze: “La organización militar del Virreinato de Buenos Aires no sufrió mayores cambios al inicio del nuevo siglo, excepción hecha del reglamento de Milicias que se dio en el año 1801, ideado y redactado por el Subinspector del Virreinato D. Rafael Sobremonte.”[4]
Las milicias del virreinato se clasificaban según
su origen y jurisdicción: Disciplinadas o Regladas, Provinciales y Urbanas,
todas ellas estructuradas en distintos niveles: cuerpos, tercios, regimientos,
batallones, escuadrones y compañías.
Como todos los ejércitos de la época, en el Río
de la Plata se organizaban las fuerzas según la forma en que entraban en
combate siendo principalmente: la Infantería, la Caballería y la Artillería.
LA INFANTERÍA
Infantería de
Línea
Fusileros: El grueso de
los ejércitos estaba compuesto por compañías de infantería que luchaban en
formaciones apretadas. Iban armados con mosquete de avancarga y ánima lisa,
poco precisos, cargados con cartuchos de pólvora negra los que producían un
humo intenso en cada descarga dificultando la visión. Las armas de fuego solo
eran efectivas si se disparaban en formación cerrada y a unos 50 metros. Los
cuadros, que formaban las unidades en orden cerrado, eran de 2 a 5 filas, las que
avanzaban mientras cargaban y disparaban sus mosquetes. Hacían fuego de a dos
líneas tardando, los soldados entrenados, un mínimo de 20 segundos para
recargar, por lo que la cadencia de fuego era bajísima. Normalmente llegaban a
tirar 2 o 3 salvas antes de entrar al combate cuerpo a cuerpo con sables y bayonetas.
Las unidades de Infantería de
Línea más destacadas que había en Buenos Aires a principio del siglo XIX eran
las siguientes:
- Regimiento Fijo de Infantería de Buenos Aires (Fig. 7).
- Cuerpo de Patricios o Legión de Patricios Voluntarios Urbanos de Bs As (Saavedra y Belgrano Sargento Mayor) (Fig. 8).
- Batallón de Arribeños / Batallón de Americanos Forasteros Voluntarios de Infantería
- Tercio de Montañeses / Tercio de Cántabros Montañeses
- Tercio de Vizcaínos / Cántabros de la Amistad (asturianos, vizcaínos y castellanos)
- Compañía de Cazadores Correntinos
- Tercio de Gallegos / Batallón de Voluntarios Urbanos de Galicia
- Tercio de Andaluces / Batallón de Voluntarios Urbanos de los Cuatro Reinos de Andalucía
- Tercio de Miñones de Cataluña (infantería ligera)
- Batallón de Castas – Naturales (indios) Pardos (mestizos) y Morenos (negros)
Granaderos: El granadero era un infante especializado en manipular y arrojar granadas de mano las que pesaban un mínimo de 900 gramos. Con el brazo, lo hacían a la mayor distancia posible, unos 20 a 30 metros, quedando expuestos frente al enemigo. Los granaderos eran elegidos entre los soldados más altos, fornidos y con brazos más largos. Si cumplían el servicio montados se les llamaba “granaderos a caballo”. En Buenos Aires existían en 1806 como milicias regladas:
- Compañía de Granaderos de Infantería o Granaderos Provinciales, luego llamados Batallón de Granaderos de Fernando VII o Granaderos de Terrada.
- Compañía de Granaderos de Pardos Libres de Buenos Aires.
- Compañía de Granaderos de Morenos Libres de Buenos Aires.
Infantería Ligera
Carabineros y Cazadores. Eran aquellos militares
especializados en incursionar dentro del territorio enemigo, avanzando y
tratando de romper las formaciones. Se equipaban
con armamento ligero, que les permitieran gran movilidad para la exploración y
asalto de los objetivos. Si bien todos estaban armados principalmente con
carabinas, pistolas y sables, se destacaban los Cazadores, que eran tropas de élite,
entrenados y equipados para operar en entornos difíciles, realizando
incursiones, emboscadas y otras acciones de alto riesgo. No combatían en línea como
la Infantería de Línea sino dispersos y protegidos por los accidentes del
terreno. Muchas veces debían arrastrarse por el campo u ocultarse en el follaje
para poder cumplir su misión por lo que usaban uniformes verdes para una mejor
mimetización e higiene visual.
Durante las Invasiones
Inglesas existían compañías de Carabineros dentro de unidades mayores. Durante
la lucha por la independencia, Belgrano creó el Batallón de Cazadores, llamados
Cazadores del Perú.
LA CABALLERÍA
Caballería
pesada
Coraceros:
Estos soldados estaban equipados con una coraza completa y casco de hierro y
latón. Les permitían proteger el torso y la cabeza de disparos y ataques de
sables y bayonetas durante las cargas. Los escuadrones se formaban con hombres
altos, montando caballos grandes y veloces. Estaban armados con sable de hoja
recta, que tenían mayor alcance, y los oficiales también con pistola. Servían
como fuerza de choque, por lo que cargaban contra las tropas de infantería
enemigas para abrir brechas y permitir la entrada de la infantería u otro
cuerpo de caballería. Un coracero debía ser capaz, por encima de todo, de
combatir desde su montura.
En el Río de la Plata, entre las
primeras unidades de coraceros encontramos, en 1823, al 3er Regimiento de
Caballería “Coraceros de Buenos Aires”; también en 1826 al 4to
Regimiento de Caballería “Coraceros General Lavalle”.
Caballería de
Línea
Dragones: Eran el cuerpo de caballería tradicional. Se
empleaban en batalla y en las avanzadas, ocasionalmente en patrullas de
exploración. Normalmente llevaban casco de metal, pero no coraza, e iban armados con sable recto, y además con pistola y carabina.
De ese modo podían desplazarse rápidamente a caballo para luego luchar y
defender desmontados en una posición como infantería. Durante el virreinato,
despojados de casco, podemos encontrar:
- Cuerpo de Blandengues de la Frontera (Fig. 9)
- Regimiento Fijo de Dragones de Buenos Aires o Regimiento Fijo de Caballería de Buenos Aires
Lanceros: Las
figuras más representativas de la Caballería de Línea. Sus tácticas eran originales
de Polonia. Carecían de armadura y portaban un chacó
en vez de casco, e iban armados con una lanza ligera, de unos 2,5 metros, y un
sable al estilo tradicional, curvo, lo que permitía blandirlo con rapidez. Por
la combinación de ambas armas podían servían como fuerza de choque contra otros
cuerpos de caballería y ante las formaciones de infantería en cuadro, ya que
cargaban con la lanza, superando en distancia a las bayonetas,
y luego combatir con el sable. Se uniformaban con botas cortas y pantalones en
lugar de las usuales botas de montar y calzones de los
demás cuerpos.
Caballería
Ligera
Húsares: El cuerpo
más representativo de la caballería ligera, también derivado de la tradición húngara
y polaca, adoptado desde tiempos de los Borbones.
Constituían uno de los cuerpos más notorios; los oficiales iban armados con
sables curvos y pistola. Su principal función era debilitar al enemigo con
cargas o persecusiones rápidas, usualmente sin ensañarse en combate, puesto que
su principal fuerte era la capacidad de movilizarse rápida y coordinadamente. Intervenían
en escaramuzas y emboscadas o ataques sorpresivos a los flancos o retaguardia
del enemigo. Sus uniformes eran coloridos y muy decorados. Usaban una chaqueta
corta llamada dolmán (chaqueta corta con abotonadura y cordones horizontales
tipo alamares). Sobre el hombro izquierdo, llevaban una pelliza (chaqueta de
piel gruesa y rígida) lo que les permitía mantener el brazo derecho libre para
blandir el sable. Esta prenda podía proteger de cortes de sables y bayonetas.
Como cubrecabezas sabían usar el colback o gorro de piel. Así encontramos el retrato
oficial de Güemes, uniformado como húsar, obra de Eduardo Schiaffino de 1902,
que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Salta.
En el Río de la Plata podemos
encontrar, entre otros:
- 1er Escuadrón de Húsares o Húsares del Rey o Húsares de Pueyrredón
- 2do Escuadrón de Húsares o Húsares Infernales o Húsares de Vivas
- 3er Escuadrón de Húsares o Húsares de Nuñez
- 4to Escuadrón de Húsares o Carabineros de la Reina o Carabineros de Herrera
Cazadores a caballo: Se usaban en misiones de reconocimiento y también
para descubrir y enfrentar a las tropas de reconocimiento e inteligencia del
enemigo. Iban armados con carabinas, pistolas y sables curvos y ligeros. Eran
jinetes veloces y habilidosos para montar, de contextura pequeña, también sus
caballos. Vestían uniformes similares a los de los granaderos de infantería,
pero de color verde para facilitar el camuflaje. En Buenos Aires, los Cazadores
a Caballo de 1817 usaban uniforme verde con colback de manga roja. En las
Invasiones Inglesas actuaron como Caballería Ligera, entre otros:
- 5to Escuadrón de Caballería Ligera o Carabineros de Carlos IV.
- 6to Escuadrón de Caballería Ligera o Migueletes de Castex.
- Cuerpo de Quinteros y Labradores.
- Voluntarios de Caballería de Córdoba.
- Voluntarios de Caballería de Corrientes.
- Voluntarios de Caballería del Tucumán.
- Voluntarios de Caballería del Paraguay.
LA ARTILLERÍA
La Artillería
aparecía como el eje de las tropas de tierra. Se la usaba en baterías masivas
para debilitar las formaciones enemigas antes de lanzar cargas de infantería o
caballería. Una correcta instrucción en el servicio de la artillería permitía
mover estas armas con gran velocidad tanto para impedir el debilitamiento de
las posiciones defensivas como para aplastar y abrir brechas en las líneas
enemigas.
Sus uniformes
debían prever la suciedad producida por el manejo de los barriles de pólvora y
los proyectiles, así como los disparos de las piezas de artillería.
Podían llegar a
utilizar un mandil (o delantal) para protección de su uniforme contra pólvora,
aceite, hollín y otros elementos propios de su servicio. Esta prenda de cuero era
funcional y les permitía mantenerse limpios y
seguros en un entorno peligroso.
- Compañía de Milicias Provinciales de Artillería
- Cuerpo de Voluntarios Patriotas de la Unión
- Cuerpo de Artillería de Naturales, Pardos y Morenos
- Cuerpo de Maestranza de Artillería
4. Divisas
de Grado
Según la Ordenanza Militar española
de 1768 vigente en el Virreinato y continuada por un tiempo en las fuerzas
independientes, las divisas de grado eran las siguientes:[5]
- Coronel, tres
galones de oro rodeando los puños,
- Teniente Coronel, dos
galones de la misma forma,
- Sargento Mayor, un
galón,
- Capitán, dos alamares
de oro o plata, uno en cada hombro,
- Teniente, uno en
el hombro derecho,
- Subteniente / Alférez, uno en el izquierdo,
- Sargento 1°, dos
alamares de estambre (o hilo) rojo, uno en cada hombro,
- Sargento 2°, uno en
el hombro derecho,
- Cabos, ninguna
(Fig. 10 – Esquema 1)
En 1813 la
Asamblea estableció nuevas insignias de grado para el ejército que estaba
naciendo. Nos dice el historiador Luqui-Lagleyse que “El
sistema consistió -en resumen- en invertir el uso de las charreteras y los
galones. Las primeras, usadas en España para los oficiales subalternos como
vimos, quedaron aquí para los superiores; en tanto que los galones en puño,
usados allá para los superiores pasaron a ser aquí el distintivo de los
primeros grados de la oficialidad.”[6]
-
Brigadier: dos charreteras con pala negra bordadas de oro y canelones (flecos
gruesos) de lo mismo. La casaca con cuello, botamangas y solapa con entorchado (bordado)
de oro. Sombrero bicornio con galón dorado y dos plumas, una blanca y otra celeste.
Una faja blanca y celeste con fleco de oro en las puntas.
-
Coronel: dos charreteras como las del brigadier. Los canelones y
bordados del color del botón del uniforme.
-
Teniente Coronel: dos charreteras con pala plateada y canelones de oro, o
viceversa, debiendo ser los canelones siempre del color del botón.
-
Sargento Mayor: dos charreteras con pala y canelones del color del botón.
-
Capitán: tres galones estrechos en la bocamanga,
-
Teniente: 2 galones estrechos en la botamanga,
-
Subteniente / alférez: 1 galón estrechos en
las botamangas. (Fig. 11, Esquema 2).
-
Amplía
Luqui-Lagleyze; “A
estos distintivos se sumarían luego los del Coronel Mayor, grado que se creó a
posteriori el 3 de agosto de 1814, como un paso intermedio entre los coroneles
y el de Brigadier, (último de la milicia de entonces) y cuyo distintivo eran
los mismos bordados del brigadier en cuello y vueltas de la casaca, pero no en
las solapas o la botonadura…”[7]
5.
El Batallón de Cazadores creado por Belgrano
En
marzo de 1812 Belgrano condujo al Ejército del Norte hacia el Alto Perú
(Bolivia). Estableció su cuartel general en
Campo Santo, provincia de Salta. Si bien no recibió al principio el auxilio de
Buenos Aires ya que el gobierno concentraba sus esfuerzos en la Banda Oriental,
desde allí comenzó la reorganización de sus fuerzas.
Para reemplazar los armamentos que se carecía en las
unidades de su ejército, entregó lanzas logrando ventaja sobre el
enemigo. Decía "con esta idea…, he dado a los dragones, que no
tienen armas de fuego, lanza, y mi escolta es de las que llevan esta arma, para
quitarles la aprensión que tienen contra ella y se aficionen a su uso viendo en
mí esta predilección."
Entre una serie de medidas, crea el Batallón de Cazadores, primera unidad de Infantería Ligera en el Río de la Plata ya "que a su entender era la única tropa para aquellos países, todos de emboscada".
Establece que el uniforme de Cazadores sería color verde (Fig. 12), siguiendo la tradición europea. El general Paz recuerda que “antes que viniese el Nro 1, era el cuerpo que más distinguía al general Belgrano,…para manifestarlo mandó hacer y usaba habitualmente una chaqueta verde que era el uniforme de Cazadores…”[8] y que Paz también hace mención que en la batalla de Venta y Media (20 de octubre de 1815, Oruro, Chuquisaca) el cuerpo usaba tambores para para comunicarse, “no usaban aún cornetas”,[9] siendo éstas las tradicionales en la infantería ligera.
Esta unidad era nombrada como “…Cazadores del Perú para diferenciarlo de otros cuerpos similares y estaban armados de carabinas y fusiles rayados. Se lo organizó en seis compañías y en Tucumán estaba mandado por D. Carlos Forest. Posteriormente su jefe fue D. Manuel Dorrego. El uniforme fue al estilo de los "Riflemen" ingleses de chaquetas verdes con sólo los vivos granas, pantalones azules, gorras de manga para cuartel de paño verde y unos morriones de corte cilíndrico al estilo "stovepipe" inglés, con penacho y cordones verdes...Los sargentos, de casacas con galón de plata. Por el color del uniforme y los nombres de su creador y su jefe se los apodó los Chupas verdes de Belgrano o Chupas verdes de Dorrego. Lo que Belgrano usaba era la chaqueta de oficial subalterno, de paño verde con cuello y puños granas. Sin duda llevaría colocadas las insignias de su grado de Brigadier o las “coronelas” (galones de ese grado) entre el puño y la manga.”[10] (Fig. 13)
6.
Belgrano, su vida militar y los momentos críticos
En la época analizada, la tradición militar establecía que los jóvenes de edad temprana ingresaran a un regimiento para recibir instrucción militar comenzando la carrera de las armas. No fue su caso de Belgrano. Su experiencia militar con la Patria comenzó en 1806, cuando se presentó voluntario para participar en la defensa de Buenos Aires durante la Primera Invasión Inglesa, y luego ejerciendo el mando de numerosas tropas en diferentes expediciones y campañas que impulsaban la emancipación de Hispanoamérica.
Combatió a los ejércitos realistas como jefe de la expedición militar al Paraguay y jefe de una de las Expediciones Libertadoras a la Banda Oriental.
Condujo la 2da Campaña al Alto Perú y organizó el Éxodo Jujeño (agosto 1812). Venció en la batalla de Tucumán (septiembre 1812) y en Salta (febrero 1813) rechazando a los realistas que había avanzado hasta Tucumán. Tras las derrotas de Vilcapugio (octubre 1813) y Ayohuma (noviembre de 1813) debió replegarse hasta Jujuy. En enero de 1814 fue relevado como Jefe del Ejército del Norte por el entonces coronel José de San Martín.
Sobre Belgrano y las vestimentas de sus soldados, en momentos críticos, podemos conocer lo que el comerciante inglés contemporáneo Samuel Haigh describe.
En su obra “Bosquejos de Buenos Aires, Chile y Perú” relata un encuentro con Belgrano y sus tropas cerca de Fraile Muerto, Córdoba: “Apenas habíamos andado dos leguas por la mañana cuando encontramos toda la fuerza del General Belgrano, compuesta de 3.000 hombres, en camino al interior. Los soldados iban en estado lastimoso, muchos descalzos y vestidos de harapos y como el aire matutino era penetrante, pasaban tiritando de frío cual espectros vivientes. El general no había todavía montado a caballo; se hallaba en la posta y me invitó a participar de su almuerzo. Fue muy afable, especialmente después de saber que yo era inglés; pues él también había viajado a Europa y estado en Inglaterra… El general me informó que sus soldados iban tan escasos de ropa porque se había suspendido la remisión de auxilios de Buenos Aires, pues el gobierno temía que cayesen en manos del enemigo…” [11]
7.Los
uniformes de Belgrano
De particular usaba levitas de paño azul y camisas blancas de cuello alto con corbata de gasa o seda, que eran la moda de su época y condición.
El estilo de Belgrano queda en parte reflejado por Paz: “El general Belgrano hacía ostentación de costumbres e ideas enteramente republicanas, sin que dejasen de ser cultas y delicadas. Vestía como un subalterno y el ajuar de su caballo no se diferenciaba de otro cualquiera. Cuando en el año 1816 volvió al ejército después de su viaje a Londres, había variado. Vino decidido por la forma monárquica en la familia de los Incas, sus maneras eran algo aristocráticas y vestía como un elegante de París o Londres.” [12]
Nos dice Luqui-Lagleyze que: “Sus hijos y descendientes al
parecer no conservaron absolutamente nada, ni su casaca, ni sus charreteras o
bicornio, siquiera una banda y faja, nada, que sepamos. Su supuesto sable se
conserva en el MHN a través de la donación de los descendientes de otro prócer…”[13]
Aun así, se puede deducir la vestimenta militar usada por Belgrano dependiendo de la unidad a la que estaba destinado o le tocaba conducir:
- 1793 - Capitán - Regimiento de Milicias
de Infantería de Buenos Aires.
“Vestían casaca y calzón azules,
chupa, vuelta y collarín encarnados, en el cuello un galón estrecho de plata
como los botones y ojales al frente de casaca y chupa…”[14]
(Fig. 7)
- 1807 - Sargento Mayor
- Regimiento
Patricios de Buenos Aires
“…El uniforme que les fue
designado y mandado confeccionar, al coste de cada uno de los oficiales, fue de
una casaca corta de paño azul, cerrada al frente por una hilera de botones
lisos dorados; el cuello - que iba adornado con tres botones más pequeños en
línea-, las vueltas en pico (es decir los puños o bocamangas también con 3
botones en triángulo) y las barras (o sea el forro y las vueltas de los
faldones) eran de color grana… El sombrero de los jefes era apuntado o
bicornio, en tanto que los oficiales, de capitán abajo y todo el resto del
regimiento, lo llevarían redondo (galera) con el ala izquierda levantada,
sostenida por un chevrón (V) de galón dorado hacia lo alto de la copa que
sostenía la escarapela encarnada símbolo de España y remataba una pluma de
ñandú blanca”.[15] Al parecer, los Jefes y Oficiales de otras unidades también usaban
pluma teñida del color adoptado como distintivo de cada unidad. La pluma blanca
de ganso que adorna el cubrecabeza de la réplica del primitivo uniforme de
Patricios, reemplaza equivocadamente la pluma de ñandú y al penacho de lana.
- 1811 - Coronel – Regimiento Patricios
de Buenos Aires.
Mismo uniforme, “…el uniforme de Belgrano en esos
primeros años debió ser el suyo de oficial superior de Patricios, con los
distintivos propios de grado, las fajas y el bicornio en vez de la galera.”[16]
(Fig. 14).
- 1813 - Brigadier – Uniforme de Cazadores
del Alto Perú, faja y banda de General en Jefe del Ejército del Norte (Fig. 13).
- 1816 – “De diario o
cuartel, una simple levita recta de corte civil, verde o azul, sin galones ni
bordados con solo las charreteras de brigadier y la faja de general en Jefe. De
gala la casaca que estipulaban las regulaciones, larga de faldones con solapas
rectas, toda azul, con cuello y puños azules o granas y toda galoneada del
entorchado de brigadier, con faja y banda de General en Jefe. Calzones blancos,
anteados, o azules y sobre ellos, las medias bota de oficial de Infantería.
Bicornio liso, con escarapela y penacho corto de plumas celeste y blanca.” [17]
Para reseñar la persona de Belgrano debemos pensar el retrato que nos deja José Celedonio Balbín en una de las cartas que enviara en 1860 al entonces coronel Mitre.
Balbín era un comerciante muy cercano de Belgrano en Tucumán y en Buenos Aires como proveedor de sus tropas. En la misiva hace una descripción física del general, y parte de sus uniformes, describiendo a la vez su carácter, costumbres y virtudes, las que se podían reconocer incluso durante el uso de su vestimenta.
Los
siguientes párrafos son un extracto: “El general
Belgrano era de regular estatura, pelo rubio, cara y nariz fina, color muy
blanco, algo rosado, sin barba; tenía una fístula bajo un ojo —que no lo
desfiguraba porque era casi imperceptible—; su cara era más bien de alemán que
de porteño…; no dormía más que tres o cuatro horas, montando a caballo a
medianoche, que salía de ronda a observar el ejército, acompañado solamente de
un ordenanza. Era tal la abnegación con que este hombre extraordinario se
entregó a la libertad de su patria, que no tenía un momento de reposo, nunca
buscaba su comodidad, con el mismo placer se acostaba en el suelo que en la
mullida cama.
No es cierto que hiciese
demasiada ostentación de los usos europeos hasta el grado de chocar las
costumbres nacionales…, como no es cierto que se presentase en público con lujo
ni con el esmero de un elegante refinado. Se presentaba aseado, como lo
había conocido yo siempre, con una levita de paño azul, con alamares de seda
negra, que se usaba entonces, su espada y gorra militar de paño….Su caballo no
tenía más lujo que un gran mandil de paño azul, sin galón alguno, que cubría la
silla y que estaba yo cansado de verlo usar en Buenos Aires a todos los jefes
de caballería… En los días clásicos, en que vestía uniforme, se presentaba con
un sombrero ribeteado con un rico galón de oro que le había regalado el hoy
general Tomás Iriarte… la prueba de que su equipaje era muy modesto fue
que, al año de haber llegado, me hizo presente se hallaba sin camisas, y me
pidió le hiciese traer de Buenos Aires dos piezas…de hilo… Se hallaba
siempre en la mayor escasez, así es que muchas veces me mandó pedir cien o
doscientos pesos para comer. Lo he visto tres o cuatro veces, en diferentes
épocas con las botas remendadas,…El general Belgrano era un hombre de talento
cultivado, de maneras finas y elegantes,…me dijo: «Me lleno de placer cuando
voy de visita a una casa y encuentro…en sociedad con las señoras, a los
oficiales de mi ejército, en el trato con ellas los hombres se acostumbran a
los modales finos y agradables, se hacen amables y sensibles; en fin, el
hombre que gusta de la sociedad de ellas, nunca puede ser un malvado»…El
general era muy honrado, desinteresado, recto; perseguía el juego y el
robo en su ejército; no permitía que se le robase un solo peso al Estado, ni
que se le vendiese más caro que a los otros…”[18]
Sobre el general
Tomás Iriarte recordamos fue un militar y
cronista rioplatense. Estudió en el Real Colegio de Artillería de Segovia, participando en
la Guerra de la
Independencia Española entre
1809 y 1814. Se embarcó hacia América en 1816 como teniente coronel a las órdenes
del general español La Serna quien poco después sería nombrado jefe del ejército realista
del Alto Perú y lo nombrara jefe de su división de artillería. Después del fracaso
de una de las varias invasiones realistas a Salta, se pasó al ejército de Güemes. Sirvió en el Ejército del Norte a las
órdenes de Manuel Belgrano, quien lo nombró director de la escuela de
artillería, y escribió su “Instrucción para el Manejo de la Artillería”.
Al momento de ponerse a las órdenes del General Belgrano, le obsequió ese galón
mencionado que usaba como adorno de su propio bicornio.
Otro de los bicornios usado por Belgrano se puede ver en una obra de Theodore Géricault, pintor y litógrafo francés (1791- 1824). Su retrato (Fig. 15) “General en Xefe de los exércitos aliados de Buenos Ayres y Chile”, es una figura ecuestre dibujada probablemente en 1819, realizando la litografía de Belgrano y de las batallas de Chacabuco y Maipú. De esta litografía aparecen dos versiones, una sin espada, siendo ésta la primera, y otra con espada al cinto.
En el siglo XX, la obra de Géricault fue tomado como inspiración del monumento ecuestre inaugurado el 28 de octubre de 1912 en la plaza Libertad de Santiago del Estero. Sobre esta obra se expresa la investigadora Nanzi Sobrero de Vallejo remarcando: “…Nos crea interrogantes especialmente el sombrero que lleva el prócer, coronado por un penacho con plumas similar al que dibujó Géricault para la litografía francesa…”[19] En verdad, si se comparan las dos representaciones se distingue el citado adorno sobre los dos sombreros, siendo la del monumento mucho más notoria. Analizando el tema se pueden encontrar opiniones divergentes.
Nos señala el estudioso Carlos Massini
Correas que en realidad el Prócer nunca
usó una pluma, “…llevaba solamente en ese sombrero un galón de oro, regalo
del general Tomás Iriarte, al pasarse de las tropas españolas a las armas de su
patria…”[20].
Esto coincidiría con lo manifestado
por José Celedonio Balbín, lo que se vería reforzado por Bartolomé Mitre cuando
dice: "...sombrero elástico, orlado por un galón de oro regalo del
general Iriarte al pasarse del ejército español, sin ningún otro relumbrón..."[21]
En 1819 el coronel Ambrosio Cramer, edecán
de Belgrano, encargó en París unas litografías del general al artista
Teodoro Géricault. Cramer testimoniaba que Belgrano utilizaba
un bicornio con dos plumas, una celeste y otra blanca, que fuera obsequiado por
el teniente coronel Eduardo Holmberg (Fig. 16).
Eduardo Ladislaus Kailitz barón de Holmberg “…Formaba parte de una familia noble. Durante los años 1794 y 1795, con solamente 16 años, recibió formación militar en Prusia, reino que por esos años estaba a la vanguardia en lo que a formación y ciencias militares se refiere. De la escuela prusiana, Holmberg adquiriría ese apego por la disciplina militar y por el estricto cumplimiento de las órdenes, que luego serían característicos en su forma de mando. Durante el inicio de las guerras napoleónicas, Holmberg comenzó combatiendo como parte de las fuerzas del Reino de Prusia, hasta que estas tropas fueron derrotadas. A partir de allí, ofreció sus servicios a España, que en 1808 fue invadida por Napoleón y comenzó a librar la Guerra de la Independencia. Holmberg se incorporó a las Guardias Valonas, verdadero cuerpo de elite de la infantería al servicio del rey de España, que tuvo sus orígenes en los Países Bajos y que se caracterizó por el prestigio alcanzado en el campo de combate”[22].
Luego de su arribo a
Buenos Aires en marzo de 1812, fue destinado al Ejército del Norte, con el grado de teniente
coronel y el cargo de Jefe de Estado Mayor del general Belgrano, con especial responsabilidad sobre la artillería. Participó
en la Batalla de Las Piedras (03 de septiembre de 1812) y luego junto al propio
Belgrano en la de batalla de Tucumán (24 de septiembre de 1812).
El 25 de mayo de 1812 y por orden de Belgrano, había portado la bandera celeste y blanca para su bendición en la actual Catedral de Jujuy.
Nos recuerda el general José María Paz
que “…se tenía de él la más alta idea en punto a conocimientos militares y
práctica de la guerra”.[23]
8.
Belgrano y los uniformes de Güemes
Martín Miguel de Güemes comenzó su carrera militar
como cadete llegando al grado de coronel mayor. No existen retratos
contemporáneos siendo sus uniformes los existentes en los museos. Su retrato
más conocido fue publicado en 1885 por Ángel Carranza quien lo describe como “…valiente
guerrillero del Ejército de la Independencia y de los Andes…” Este retrato
podría “haber sido pintado por el artista francés Charton circa 1876”.[24]
En dicha pintura lleva una casaca de caballería con alamares, la que fuera
donada por descendientes de Güemes al Museo Histórico Nacional (Fig. 17).
El médico personal de Güemes era Joseph Redhead, también
médico de Belgrano a quien, el 16 de mayo de 1817, le escribió desde Salta comentándole
que Güemes: “…anda medio desnudo, sin un peso para comprar vino, pan o
aguardiente, rara vez duerme bajo techo”[25]
Así fue que Belgrano tuvo la noticia de que Güemes
no tenía un uniforme adecuado a su autoridad por lo que decidió intervenir.
El 3 de mayo, Belgrano le escribió desde Tucumán:
"Me dicen que está Usted desnudo: envíeme sus medidas, que no falta
crédito para enviarle a Usted ropa..."[26]
De esta forma también le ofrecía “…la confección de los bordados de su nuevo
grado para cuello y las mangas, que representaban un trabajo mayor y se hacían
generalmente en Córdoba y Buenos Aires…por las manos de las expertas religiosas
o por extranjeros talentosos”[27]
El general le volvió a escribir a Güemes el 21 de
mayo, contándole que un enviado le llevaba lo que había encontrado: “…el
poncho y pelloncito de lo mejor que aquí se ha encontrado: quisiera que
agradase a Usted todo, y de no, que dispense de mi mal gusto; pues aquí tampoco
hay en qué escoger".[28]
El 18 de abril de 1818 Belgrano le envió una carta
a Güemes en la que decía: “Incluyo el dibujo para el cuello y vuelta
que Usted me pide: ya podía haber venido de Europa; pero Usted no quiso…si apostaré
que se lo han de hacer a Usted bien, respecto a que en ésa se borda muy bien;
aquí no hay materiales a propósito, según me ha dicho el dibujante".
Poco después, el 26 de abril, Belgrano escribía dando
su opinión sobre cómo quedaría mejor: “No me parece bien bordado en
chaqueta: mejor estará en una casaca, o fraque que sirva de petiuniforme: a más
de que a los dos días estará el bordado deslucido en la chaqueta; y además de
no ser decoroso es de poca economía: bueno es darse brillo de cuando en cuando,
y lo demás andar con solo charreteras, o su chaqueta azul con cordones negros a
lo húsar, que es bien bonito, y no insulta uno a la pobreza de los que le
rodean"[29] Corresponde
aclarar que el petiuniforme o “petit uniforme” era el uniforme menor o de campaña, menos
ostentoso y más práctico.
El 3 de mayo, le comunicaba: “Mañana
saldrán tres piezas de paños verdosos para Usted, que es lo único que hay,
porque azul no se encuentra"[30]
Actualmente, el Museo Histórico Nacional cuenta con
dos trajes militares de Güemes donados por sus descendientes incluyendo un frac
de paño de lana negro, con mangas y cuello de terciopelo verde y bordados con
hilos dorados, y un uniforme completo compuesto por una casaca tipo “dolmán”,
usada por los húsares en la caballería militar, junto a su correspondiente
pantalón. Estas piezas están hechas de paño de lana color crudo, con mangas y
cuello de terciopelo verde, y bordados con hilos dorados.
Los botones tienen grabado el escudo adoptado por
la Asamblea del Año XIII, el actual escudo nacional. Los bordados de la época
eran “…ramazones de hojas de roble con sus bellotas, dispuestos en el largo
de los cuellos y mangas de las casacas azul oscuras reglamentadas…”[31]
Las hojas y bellotas de roble, se asociaban con la fortaleza, por la dureza y
resistencia de su madera, creciendo el roble criollo en las yungas del Norte.
Cabe destacar que los conocidos ponchos borravino
que usaban las tropas de Güemes llamados “los Infernales” tenían ese
color porque, en ausencia de uniformes, le permitía reconocer desde lejos a su
tropa y darle uniformidad con esta prenda tradicional. Luego de su muerte le fueron
agregadas sendas franjas negras a modo de luto. Hoy, agregado el escudo local, es
la bandera de la provincia de Salta.
9.El
sable de Belgrano
En el Museo Histórico Nacional (MHN) de Buenos Aires se puede encontrar el sable atribuido al general Belgrano.
El 10 de octubre de 1881 la Sra. Antonina Alvarado, viuda de Moyano, hija del general Rudecindo Alvarado, envió una nota al Congreso de la Nación acompañando diversos objetos de su padre, militar de la Guerra de la Independencia, los que donaba al cuerpo legislativo mencionado. Uno de dichos artículos se trataba de un sable del general Alvarado que había recibido del coronel mayor Martín Miguel de Güemes. En su donación la Sra. Alvarado dejó constancia precisa que dicha pieza histórica había sido utilizada anteriormente por el general Belgrano, y ahora quedaría en depósito de la Biblioteca de la Cámara de Diputados.
Un año después, el director del recién creado Museo Histórico de Buenos Aires, luego Nacional, Dr. Adolfo Carranza solicitó al Congreso Nacional que dicha pieza pasara a custodia del museo para su resguardo y exhibición.
Se
sabe que en 1813 la Asamblea General Constituyente otorgó un sable a Belgrano en
reconocimiento a su triunfo en la Batalla de Salta ocurrida el 20 de febrero de
ese año. La Asamblea había dispuesto ofrecerle un sable con guarnición de oro y
en su hoja la inscripción “La Asamblea Constituyente al benemérito general
Belgrano”.
La pieza (Fig. 18) es un sable ceremonial, de hoja corva, empuñadura dorada con grabados y una figura femenina (Fig. 19) sobre cachas de marfil, hoja de acero de 104 cms. de largo, un solo filo, lomo redondo, vaceo desde la espiga hasta la punta, sin cuños ni inscripción alguna pero con figuras y emblemas dorados. Tiene vaina cincelada dorada con figuras ornamentales cinceladas en el anverso y dos abrazaderas con argollas de sujeción.
Se aprecia que la Asamblea habría adquirido el arma en Francia considerando que existen piezas similares producidos para el Instituto Egipcio por las casas de Nicolas-Nöel Boutet y de Martin-Guillaume Biennais.
En estos casos, la figura de la empuñadura representaba a la diosa egipcia, Isis o Uadyet, la diosa cobra del Bajo Egipto (a veces confundida con el dios Inti de la mitología incaica). Las escenas de la vaina representan un campamento militar relacionado al Instituto Egipcio fundado por Napoleón luego de la expedición científica y militar a Egipto de 1798. Su misión era la investigación, el estudio y la publicación de los hechos naturales, industriales e históricos de Egipto.
Si bien en Francia el uso de espadas y sables ceremoniales estaba teóricamente reservado para los funcionarios del poder ejecutivo, la costumbre parece haberse imitada rápidamente por los miembros del Instituto, quienes optaron por un modelo similar al referido.
Se
debe observar sobre las armas de los miembros del Institut d´´Egypte: “… A
estos últimos se les había proporcionado, en El Cairo, una espada específica
que podría haber inspirado al Instituto Nacional… Cabe señalar que varios
miembros de las otras academias también habían pertenecido al Instituto de
Egipto…un Instituto de El Cairo, fue fundado por Bonaparte el 22 de agosto de
1798, siguiendo el modelo del Instituto Nacional. Inicialmente contaba con 36
miembros, incluidos 27 civiles, y un total de 51 miembros formaron parte de él
durante los tres años de la expedición. Se conocen varios ejemplos de espadas
del Instituto de Egipto. Su principal característica es el motivo de una cabeza
egipcia (¿dios Thot, reina o diosa?) en bronce dorado, fijado a la empuñadura…existe
un primer modelo de esta espada, firmado Nicolas-Noël Boutet, director de la
Manufacture d’armes de Versailles, especializada en la creación de armas de
lujo…”[32]
Este sable (Fig. 20), cuya empuñadura estaba decorada con placas de nácar adornadas con una figura femenina egipcia (Fig. 21) en bronce dorado y cincelado, fue convertida en el símbolo del Instituto de Egipto. La cara a veces es identificada también como Isis Pharia (la diosa egipcia, protectora de los marineros). Llevaba un tocado peculiar y complejo, coronado con una antorcha. Bonaparte, como vicepresidente y luego presidente del Instituto de Egipto, poseía una espada idéntica, fabricada también por Boutet, y se halla actualmente conservada en el Castillo de Malmaison.
Existe iconografía antigua que muestran al general Belgrano con un sable similar aunque carente de detalles que permitan confirmar si es el mismo entregado por la Asamblea.
En 1957 el Gobierno Nacional comenzó a otorgar un facsímil del sable a los Comandantes Generales de la Gendarmería Nacional relacionando a la fuerza con Güemes, por considerarlo defensor de las fronteras. Una réplica, de menor tamaño, también se empezó a entregar a los cadetes de la institución.
Posteriormente, en 1970, la Fuerza Aérea Argentina, comenzó la tradición de otorgar un facsímil del sable a los Brigadieres recién ascendidos, diferenciándose del diseño original al llevar en la empuñadura una imagen de la “victoria alada”.
110. Conclusión
Resaltar el estoicismo de la
inmensa figura militar de Belgrano, especialmente en las situaciones críticas. Y
es el general José María Paz, quien sirvió bajo las órdenes de Belgrano hasta
1819, el que lo caracteriza a través de las siguientes impresiones: “…por
más críticas que fuesen nuestras circunstancias, jamás se dejó sobrecoger del
terror que suele dominar a las almas vulgares, y por grande que fuese su
responsabilidad, la arrostró con una constancia heroica. En las situaciones más
peligrosas se manifestó digno del puesto que ocupaba, alentando a los débiles e
imponiendo a los que suponía pusilánimes, aunque usando a veces de causticidad
ofensiva. En los contrastes que sufrieron nuestras armas bajo las órdenes del
General Belgrano, fue siempre de los últimos que se retiró del campo de
batalla, dando ejemplo y haciendo menos graves nuestras pérdidas. En las
retiradas que fueron la consecuencia de estos contrastes, desplegó siempre una
energía y un espíritu de orden admirables; de modo que a pesar de nuestros
reveses no se relajó la disciplina ni se cometieron desórdenes. ¡Honor al
General Belgrano! Quien supo conservar el orden tanto en las victorias como en
los reveses...”[33]
Al tratar a Manuel Belgrano desde la vestimenta militar no solo nos hemos limitamos al análisis de sus uniformes, sino al reconocimiento de sus virtudes y cualidades, que lo muestran como un líder respetado y admirado.
Si bien las prendas usadas eran elaboradas y costosas, Belgrano siempre buscó un equilibrio entre la elegancia, la funcionalidad, la economía y el decoro, dando en todo momento su ejemplo personal ante las tropas.
Hemos confirmamos su carácter en
la sencillez del vestir, especialmente en los momentos aciagos de sus
campañas, perdurando ese legado en la historia de la
lucha por la libertad.
Ahora solo digamos como el general Paz; ¡Honor al General Belgrano!... ¡Honor!...
ANEXO -: FIGURAS
(El reconocimiento por imágenes y fotos se han acreditado cuando ha sido posible identificar al autor.
A su requerimiento serán retiradas del presente trabajo)
[1] Uniformología, En Wikipedia. Recuperado el 04 de setiembre de 2025 de https://es.frwiki.wiki/wiki/Uniformologie.
[2] REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario de Autoridades, Tomo VI, 1739.
[3] PALOMBO, GUILLERMO, Uniformes del Ejército Argentino, Buenos Aires, 2023.
[4] LUQUI-LAGLEYZE, JULIO, La primera invasión inglesa a Buenos Aires, p. 123, Buenos Aires 2022.
[5] CARLOS III, Ordenanzas de SM para el régimen y disciplina…de Exército, Tomo I, p. 393/395, Madrid, 1768.
[6] LUQUI-LAGLEYZE, JULIO, Los uniformes de Manuel Belgrano (1806-1820) Un aporte a la iconografía, Revista Histopía, Año 2 Nro 8, p. 41, Buenos Aires 2020.
[7] LUQUI-LAGLEYZE, JULIO, Ib.
[8] PAZ, JOSÉ MARÍA, Memorias Póstumas, Buenos Aires 1855.
[9] PAZ, JOSÉ MARÍA, Ib.
[10] LUQUI-LAGLEYZE, JULIO, Ib.
[11] HAIGH, SAMUEL – Sketches of Buenos Aires, Chile and Perú, Londres 1829 – Traducción de Carlos A. Aldao, página 193, Buenos Aires 1918.
[12] PAZ, JOSÉ MARÍA, Ib.
[13] LUQUI-LAGLEYZE, JULIO, Ib.
[14] LUQUI-LAGLEYZE, JULIO, Ib.
[15] LUQUI-LAGLEYZE, JULIO, Ib.
[16] LUQUI-LAGLEYZE, JULIO, Ib.
[17] LUQUI-LAGLEYZE, JULIO, Ib.
[18] BALBÍN, JOSÉ CELEDONIO, Cartas a Mitre, Buenos Aires 1860.
[19] SOBRERO DE VALLEJOS, NANZI, Iconografía Belgraniana, p. 114, Santa Fe, 1999.
[20] MASSINI CORREAS, CARLOS, La iconografía frente a la historia, Mendoza 1947.
[21] MITRE, BARTOLOMÉ, Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, Bs As 1887.
[22] FRAQUELLI, CARLOS MARÍA, El barón de Holmberg primer jefe del 10, doc. recuperado 11-9-25, p. 2.
[23] PAZ, JOSÉ MARÍA, Ib.
[24] CRESPO, JORGE, Los uniformes de Güemes, Revista de Militaria, MHU 11, p. 2, Buenos Aires 2021.
[25] GÜEMES LUIS, Güemes Documentado, Tomo 7, p. 407-409, Bs As 1982.
[26] GÜEMES, LUIS, Ib.
[27] CRESPO, JORGE, Ib. p. 10.
[28] GÜEMES, LUIS, Ib.
[29] GÜEMES, LUIS, Ib.
[30] GÜEMES, Luis, Ib.
[31] CRESPO, JORGE, Ib. p. 11.
[32] Recuperado y traducido del francés el 14 de septiembre de 2025 de la página https://boutetparis.blogspot.com/2008/06/nicolas-nol-boutet.html
[33] PAZ, JOSÉ MARÍA, Ib.