miércoles, 25 de septiembre de 2024

Alocución del Señor Académico Presidente en ocasión del 212 aniversario del triunfo patriota en la Batalla de Tucumán

 


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro
Académico Presidente 
Palacio Barolo de la Ciudad de Buenos Aires
24 de septiembre de 2024


Estimados compatriotas:

 

La Academia Belgraniana agradece la ponencia del historiador Dr. Javier Adrián Garín, a quien tiene el honor de designar en este momento como Académico honorario.

 

El triunfo patriota en “La Batalla de Tucumán y su importancia en la guerra de la independencia” que magistralmente tratara el expositor,  detuvo el avance de los leales a España sobre el noroeste argentino. Junto con la batalla de Salta, el triunfo de Tucumán permitió a los rioplatenses o argentinos confirmar los límites de la región bajo su control.

 

Manuel Belgrano, al observar que era imposible resistir el avance realista, inició el 23 de agosto de 1812 el Éxodo Jujeño, un repliegue memorablemente estratégico hacia Tucumán donde los habitantes de Jujuy y de Salta abandonan heroicamente  sus hogares, arrasando todo a su paso, dejando a los realistas sin víveres. Luego, el Gobierno le pidió que fuera a Córdoba pero él se mantuvo en Tucumán y allí venció a las tropas realistas, que lo doblaban en número,

 

La batalla de Tucumán, dada en el campo de Las Carreras, fue la más nacional de todas las que se libraron en la guerra de la Independencia. Ahí estuvieron todos "los pueblos" de la convocatoria de Mayo: el escuadrón "Decididos" de Jujuy, la caballería salteña con la jefatura de Moldes, las milicias tucumanas reunidas por Bernabé Aráoz, los restos de los regimientos porteños, la compañía catamarqueña conducida por Bernardino Ahumada y Barros, y el guerrillero altoperuano Manuel Ascensio Padilla con sus jinetes que formaron la escolta de Belgrano.

 

Tucumán fue la batalla de la unión nacional. El ejército popular salvó a la Revolución, y por sus resultados sólo es comparable con Maipú y Boyacá, que definieron la suerte de otros países americanos.

 

Empero no solo era intuición y táctica militar, antes de la Batalla de Tucumán, el general Manuel Belgrano, devoto de la Virgen María, había puesto bajo la protección de la Virgen de las Merced a todas las tropas patriotas. Y la Madre de Cristo actuó.

 

Luego de la importante victoria en las tierras tucumanas, el general le agradeció el mismo 24 por la tarde. En el parte que envía a Buenos Aires puede leerse: «La Patria puede gloriarse de la victoria que han obtenido sus armas el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de la Merced, bajo cuya protección nos pusimos”.

 

Posteriormente hizo oficiar una misa en honor a la Virgen durante la cual le entregó su bastón de mando, el que colocó entre los pliegues y cordones de su manto.

 

El nombre de esta advocación mariana, ante la que imploró se muestre benigna la Providencia Divina, evoca la misericordia infinita de Dios, que nos ha dejado en la persona de María a una auténtica madre, un seguro canal de gracia y una cabal intercesora. No es casualidad que “merced” signifique “misericordia”, “dádiva”, “gracia” y, simultáneamente, “perdón”.

 

El  corazón y la mente del “Padre de la Patria” y “General Portaestandarte de la República Argentina” - como lo llamara el presidente Domingo Faustino Sarmiento- le hicieron pensar que ese triunfo que él había obtenido en una situación muy difícil, muy adversa, muy complicada, quizá confusa, fue guiado por la mano de Dios.

 

Belgrano era creyente. Pensada en que del otro lado del mundo el Creador de ese mundo velaba por la tierra por la gente y que al ofrecer su bastón de mando a la Virgen Generala del Ejército daba significación al acto, significación que no todos comprendieron y que después fue objeto de polémicas u opiniones diversas muy autorizadas, por supuesto, de algún protagonista de aquella época.

 

Pero más allá de eso, la gratitud fue expresada y la intención demostrada: los hijos de esta tierra no eran herejes sino ortodoxos cristianos que con amor filial veneraban a la Madre de Dios!

 

Es nuestra intención ahora proceder ahora a entregar Diplomas de Reconocimiento a quienes hicieron posible esta conmemoración.

 

A todos vosotros expresamos públicamente nuestro agradecimiento por ayudarnos a mantener viva la gesta del Hijo Prominente de Buenos Aires. Gloria a Belgrano el Prócer ilustre y el virtuoso americano.

Alocución del Señor Académico Presidente en ocasión del 212 aniversario del triunfo patriota en la Batalla de Tucumán

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