miércoles, 29 de diciembre de 2021

PEDRO PABLO ROSAS Y BELGRANO


" PEDRO PABLO ROSAS Y BELGRANO "

Ponencia de don Ricardo Jorge Sigal Fogliani, 

Académico correspondiente en la Provincia de Buenos Aires. 

Salón de Sesiones "Manuel Belgrano" de la Sede de la Academia Belgraniana 18/08/2021


Pedro Pablo Rosas y Belgrano nació en una estancia de unos amigos de su padre, Manuel Belgrano en la provincia de Santa Fe el 29 de julio de 1813.

Su madre fue una distinguida dama: Doña María Josefa Escurra, quien nació en Buenos Aires el 26 de noviembre de 1785, y era hija del español Juan Ignacio Ezcurra y Ayerra, y de la porteña Teodora de Arguibel y López de Osornio.

Cuando tenía 16 años, entre 1802 a 1803 en una tertulia, la joven conoce a Manuel Belgrano y se entabla una relación sentimental entre ellos, pero por orden de su padre, que no veía con agrado al joven patriota, obligó a esta a casarse con un primo español llamado Juan Esteban de Escurra. Este último luego de 9 años de matrimonio, disconforme con la Revolución de Mayo, decide regresar a España con su esposa ya que no tenían hijos. Su mujer se niega terminantemente a acompañarlo, por lo que este regresa solo a su país radicándose en Cádiz, dejando como corresponsal de sus negocios en Buenos Aires a la Familia Iturriaga. Luego de unos pocos años fallece en España dejando a su esposa heredera de todos sus bienes.

Ya sin el lazo que la retenía a su esposo, María Josefa Ezcurra reanuda su relación con Belgrano, y cuando este es trasladado al Norte, prontamente en mayo de 1811 se pone en marcha hacia San Salvador de Jujuy, previa escala en Tucumán, para encontrarse con el mismo.

Belgrano había sido nombrado general en jefe del Ejército Auxiliar del Perú o Ejército del Norte y durante su estadía, María Josefa es testigo del Éxodo Jujeño, del combate de Las Piedras y de la batalla de Tucumán.

Durante este período, queda embarazada del general, produciéndose el parto en la Provincia de Santa Fe, como ya hemos dicho, el 29 de julio de 1813.

El menor fue bautizado en la Catedral de Santa Fe como huérfano, y lo adopta su tía materna Encarnación Ezcurra, hermana menor de María Josefa, que hacía muy poco, el 16 de marzo de ese año, se había casado con el estanciero Juan Manuel de Rosas, por lo que el menor pasa a llamarse Pedro Pablo Rosas.


La madre del menor según datos recogidos, luego del fallecimiento de su hermana, esposa de Rosas, aparentemente por problemas de presión, ayudó a su sobrina Manuelita Rosas en actos, fiestas y atención al público, viviendo largos años en una casa de la calle Alsina 455 entre Bolívar y Defensa, de la Capital, que actualmente pertenece al Museo de la Ciudad de Buenos Aires, hasta su fallecimiento luego de una penosa enfermedad el 6 de septiembre de 1856.

Cuando Pedro Pablo cumple sus 22 años en 1833 su padre adoptivo por expreso pedido que le había realizado Manuel Belgrano, le hace conocer su verdadero origen, y de allí incorpora el apellido de su padre biológico al de Rosas.

La infancia del joven Pedro Pablo Rosas transcurre en forma normal, como un hijo mas de Juan Manuel de Rosas, ya que sus nuevos hermanos lo trataban como si fuera un hermano de sangre, aunque en realidad estos lazos existían ya que eran primos hermanos por parte de los Ezcurra.

Cuando Rosas asciende al cargo de Gobernador de la Provincia de Buenos Aires en 1829, lo nombra al joven, escribiente de su secretaria privada.

Durante el Gobierno de Balcarce en 1832, acompaña a Rosas a su Campamento de Médano Redondo con las mismas funciones.

El 1833 se incorpora a la Expedición de Rosas al Colorado, por lo que le entrega una estancia situada sobre el Arroyo Azul.

Posteriormente es designado como comandante provisorio del Fuerte San Serapio Mártir del Azul, en donde ejerció también la función de Juez de Paz, desde marzo de 1837 hasta fin de ese año, en que pide ser reemplazado. Este Fuerte dio origen años después a la actual ciudad de Azul.

En 1839 interviene por vez primera en acción con la represión al levantamiento de los Libres de Sur en la zona de Chascomús, Dolores y Tandil, al mando de Pedro Castelli contra el Gobierno de Rosas, rebelión que es aplastada por las fuerzas federales en la Batalla de Chascomús el 7 de noviembre de 1839 al mando del coronel Prudencio Rosas, hermano del Gobernador, junto a Nicolás Granada.

Ya nuevamente en su vida civil se dedicó a cuidar sus intereses, ya que a comienzos de 1840, poseía en su estancia unas 2.500 cabezas de ganado vacuno.


A su zona la sabían visitar los caciques Pichum, Painé, Catriel, e Ignacio Coliqueo, a los cuales se les debía entregar dádivas de gran valor por orden de Rosas.

Entre el Gobernador Rosas y su hijo adoptivo hubo un intercambio de numerosa e interesante correspondencia, entre ellas la que menciona, la buena fortuna que tuvo el Gobernador y su Familia ante la falla del mecanismo de la máquina infernal, que le enviaron los unitarios en el intento de atentado a Rosas en 1841.

Durante esos años Rosas y Belgrano desempeñó la labor de Policía de Fronteras, vigilando esa muy peligrosa zona, recibiendo por sus logros el ascenso al grado de coronel.

En el año1846 llega al Fuerte de Azul una embajada de indios encabezados por Guichum, hijo de Pichum y varios capitanejos mas a para conferenciar, y lógicamente hacer nuevos pedidos. Rosas y Belgrano invocando órdenes del Gobernador les exige la entrega de varios cristianos que habían desertado del Ejército y pasado al servicio de los indios, entre ellos estaba el famoso coronel Manuel Baigorria, que estaba asilado y protegido en Trenel.

Los capitanejos ante el pedido del coronel, argumentaron que no poseían la autoridad para negociar sobre los ex soldados al servicio de los indios, y con su natural habilidad dilataron y evadieron este tema, por lo consiguiente, recién Baigorria nunca fue entregado y será capturado luego de la caída de Rosas.

Las relaciones de Rosas con su hijo adoptivo comenzaron a deteriorarse y a tener roces, durante los cuatro primeros meses de 1848, ya que el Gobernador no atendía los reclamos hechos en las seis cartas de Pedro Rosas y Belgrano pidiendo uniformes y armamento para sus tropas de Azul y Tapalqué, también fue ignorado el pedido de artículos que debían entregarles a los indios Pichum y Painé a cambio de su no beligerancia. Ya pasado la mitad del año, las relaciones entre los dos volvieron a ser amigables.

En 1849 la fortuna de Pedro Rosas y Belgrano había aumentado en cantidad de campo, hacienda y algunas propiedades en la ciudad de Buenos Aires.


En 1851 conoce y se casa en Azul con Juana Rodríguez con la que tienen una numerosa descendencia de 10 hijos. Cuando en 1852 llega la batalla de Caseros, con la derrota federal, que va a precipitar la caída y exilio de Rosas, su hijo adoptivo Pedro Rosas y Belgrano siguió conservando sus cargos de comandante del Fuerte de Azul y de Juez de Paz, subordinándose al coronel Hilario Lagos. Este militar lo propone para asumir el mando del Regimiento N° 11 de Guardias Nacionales, recibiendo su nombramiento el 2 de noviembre de 1852.

Poco tiempo después, Hilario Lagos se subleva contra el Gobierno de Buenos Aires y pone sitio a esa ciudad.

Ante estos hecho Rosas y Belgrano comunica a Buenos Aires, que él contaba con un gran apoyo de los indios de la zona, y que podría eventualmente atacar a Lagos por la retaguardia.

Rosas y Belgrano con esta misión parte desde Buenos Aires el 8 de Diciembre, con unos pocos hombres a puerto del Tuyú, uniendo sus tropas con las del coronel Agustín de Acosta en el puerto de Ajó, en donde posteriormente se le unieron los hombres del coronel Faustino Velazco.

Rosas y Belgrano comenzó a reunir mas hombres, y con los indios y voluntarios de Dolores reunió unos 3.500 efectivos y mas de 1000 indios.

Continuando su avance, y ya en el Partido de Chascomús, este ejército llega a la desembocadura del Salado, en donde se establecen para esperar los cuatro barcos con armas y municiones que les había prometido el Gobierno de Buenos Aires. Como el lugar donde habían acampado no era una posición muy buena si eran atacados, por consejo de su segundo, el coronel Matías Ramos Mejía y Segurola, cruzan al otro lado del rio, y se establecen en el Puesto Rincón de San Gregorio, que era un monte de talas con un rancho, sobre la margen izquierda del Rio Salado.

En las cercanías del rio Salado, a la altura del Paso de la Postrera, muy próximo a la Laguna de la Lastra, actual estación Monasterio, fuerzas de Ramos Mejía, en inferioridad de número atacan y disuelven una vanguardia al mando del coronel rebelde Juan Francisco Olmos, quien huye con destino a Chascomús para unirse a las fuerzas del coronel Jerónimo Costa, enviado por Lagos.

Los barcos prometidos por el Gobierno porteño nunca llegan, ya que tres son capturados y un cuarto encalla. Se le avisa a Rosas y Belgrano de este inconveniente enviando varios chasquis, que nunca llegaron a destino.


Cuando los dos ejércitos quedan frente a frente, el coronel Costa puso a sus hombres al mando del coronel Gregorio Paz, jefe de su Estado Mayor. Por su parte Rosas y Belgrano delega el mando de sus fuerzas al coronel Faustino Velazco.

El 22 de enero de 1853 las fuerzas se forman para el combate en la forma tradicional, la artillería e infantería al centro, y la caballería en ambas alas.

Mientras se estaban formando, los indios de ambos bandos conferenciaron entre ellos y de común acuerdo, abandonaron el futuro campo de batalla.

Luego de estos acontecimientos, las fuerzas de la Confederación quedan en ventaja de tres a uno con respecto a los unitarios al mando de Rosas

Belgrano, que la única ventaja que les había quedado eran el tener mejores caballos. Gregorio Paz inicia un ataque con una carga de caballería, pero mas para tantear las defensas del enemigo, y la misma es rechazada por la infantería y artillería que respondía a Buenos Aires. Cuando el teniente coronel Nicanor Otamendi del Bando porteño pretende contraatacar, sus hombres no le obedecen, y es tomado prisionero por los mismos.

Luego de mas de dos horas sin ninguna acción con pequeños desplazamientos en ambos bandos, a las 11 de la mañana un tercio de la caballería unitaria desertó y huyó bordeando el rio Salado.

Ante esta nueva situación, Paz ordena a su caballería un ataque masivo que arrolla todas las defensas de sus oponentes, los que para salvarse se arrojan al río, donde muchos terminan ahogados por no poder superar las barrancas del Salado, en donde fueron sin piedad ultimados, entre ellos los coroneles Acosta y Velazco. Los que pudieron salvar su vida, fue por que llegaron antes los oficiales vencedores que sus soldados, y por los códigos militares, los oficiales generalmente respetaban la vida de sus camaradas oponentes. Así de esta forma, se salvó el teniente coronel Nicanor Otamendi, el coronel Ramos Mejía y el mismo Rosas y Belgrano.

Muy pocos alcanzaron a huir, entre ellos el coronel Campos y el joven José Hernández, quien años después escribiría su obra el “Martín Fierro”.

Las tropas de Rosas y Belgrano sufren una tremenda derrota, aunque algunos autores han magnificado la cantidad de muertos, en realidad no fueron muchos. Si lo fue, la cantidad de prisioneros, que según historiadores llegaron a 1500. Estos prisioneros con sus oficiales, pasan a engrosar las filas de los confederados, sumándose al sitio a Buenos Aires.


El coronel Rosas y Belgrano sujeto con grillos fue conducido al campamento del coronel Lagos en San José de Flores, en donde se celebró un Consejo de Guerra, presidido por el coronel Juan Isidro Quesada. El abogado defensor, fue el teniente coronel Antonino Reyes. El resultado del juicio fue rápido, y se condenó al acusado a la pena de fusilamiento.

La hermana del condenado, Manuela Mónica Belgrano intervino rápidamente a su pedido, y también algunos marinos y miembros del servicio diplomático, pidiendo que se lo indultara, alegando la noble descendencia que poseía. Pero fue sin duda la decisión de Lagos lo que salvó la vida de Rosas y Belgrano, ya que no deseaba cargar con la sangre del hijo del prócer, y fue quien lo liberó y le permitió entrar y cruzar el cerco impuesto a la ciudad de Buenos Aires.

La hermana del Coronel Rosas y Belgrano, fue producto de la unión circunstancial de Manuel Belgrano con María Dolores Helguero, a quien el Prócer había conocido en 1812.

Cuando luego de una convivencia, Belgrano debe marcharse por sus obligaciones militares, la joven descubre que estaba embarazada, por lo que sus padres para salvar el honor de la joven, la obligan a casarse con otro hombre, que al poco tiempo la abandona. La niña nace el 4 de mayo de 1819 y va a llevar el nombre de Manuela Mónica del Corazón de Jesús. Su verdadero padre ya enfermo, alcanzó a conocerla, y a los pocos meses falleció, no sin antes enviar una misiva a Cabildo de Tucumán el 22 de enero de 1820. Por ella reconoce la paternidad de su hija, aclarando que sus padrinos eran Manuela Liendo y Celestino Liendo, donando a la menor un terreno que la Municipalidad a su vez le había donado, y pidiendo a las autoridades ante su posible ausencia física, la protección, de la menor.

El 19 de julio de 1853 el Coronel Rosas y Belgrano le correspondía tomar posesión de su cargo de Diputado, pero declinó el mismo presentando su renuncia.

Durante la batalla de San Gregorio, el coronel había perdido todos sus papeles y documentación, por lo cual, el gobernador provisorio Pastor Obligado, le extendió los despachos de coronel efectivo de caballería el 18 de agosto de 1853 y volvió a su antiguo mando al año siguiente en el Regimiento 11 de Guardias Nacionales. Posteriormente participó en la Plana Mayor Activa del Ejército hasta Febrero de 1855.


Por razones de salud solicita su baja, la que le es concedida, pero se involucra con una conspiración fracasada que se trama desde Montevideo, para restaurar a Rosas en el poder, pues además de hijo adoptivo del ex gobernador era un convencido federal.

Sus estancias que eran 21 en los partidos de Pila y Las Flores fueron confiscadas por un decreto, y en julio de 1855 se instala en Santa Fe donde se pone al servicio de Urquiza y de la Confederación.

Con la segunda batalla de Cepeda el 23 de octubre de 1859 las Fuerzas de Buenos Aires al mando de Bartolomé Mitre son derrotadas, resultando Justo José de Urquiza el vencedor. Este hecho, origina que Pedro Rosas y Belgrano, sea nombrado por Urquiza Comandante en Jefe del Sur de la Provincia de Buenos Aires, que lo hace efectivo el 10 de noviembre de 1859 tomando posesión de su cargo en Azul.

Al día siguiente de su toma de posesión llega al lugar, en un doble juego de Urquiza, el coronel Federico Olivencia también enviado con cierto mando por el entrerriano, con tropas de la indiada de Calfucurá, lo que causa un poco de temor a los habitantes del lugar.

Al Sur de la Provincia, en Tandil estaba el Fuerte Independencia, el que dio lugar a la fundación de la actual ciudad bonaerense. Este Fuerte estaba al mando del coronel Benito Machado, fiel al Gobierno de Buenos Aires.

El coronel Rosas y Belgrano se entera que ese fuerte estaba desguarnecido, ya que su jefe había llevado la mayoría de su tropa del Regimiento “Sol de Mayo” a una misión. Para la misión de tomar esa plaza, designa al teniente coronel Juan Liñares quien parte con 100 soldados y 500 indios aliados.

Cuando llegan al Fuerte Independencia el 16 de noviembre, intima a sus defensores a rendirse. Los mismos cuando ven la imposibilidad de defender el lugar por falta de efectivos, se rinden dos días después, contando con la promesa de que los indios no entrarían al Fuerte, por razones obvias de seguridad y confianza.

Liñares ocupa el Fuerte ejerciendo una autoridad abusiva, amenaza con fusilar al Juez de Paz Juan Duffau y a su ex comandante Pablo Pereyra.

Además toma la equivocada decisión de salir a enfrentar al coronel Benito Machado, que estaba en la zona de las sierras. Cuando parte del fuerte para lograr este cometido, sus indios se le rebelan y comienzan a cometer todo tipo de saqueos y muertes a los pobladores.


Ante esta situación Liñares no tiene otra opción que regresar a Tandil, en donde intenta por temor a una insurrección, desarmar a sus pobladores.

Esta acción la pudo evitar el Juez de Paz, que dio aviso para que escondieran sus armas.

El coronel Machado viendo la acción propicia para recuperar en Fuerte, comenzó su avance hacia Tandil, llegando a esta población el 20 de noviembre, no encontrando ninguna resistencia para recuperar el fuerte, ya que Liñares había huido a Azul. Apenas instalado Machado proclamó una vez mas su fidelidad al Gobierno de Buenos Aires, reponiendo a las autoridades que habían sido destituidas.

El Gobierno de Buenos Aires designa al general Venancio Flores para que se haga cargo de conseguir el apoyo y tener el respaldo de la plaza de Azul.

Ante esta situación Federico Olivencia junto con los coroneles Nicolás Ocampo y Juan Agustín Noguera se pronunciaron por Buenos Aires, por lo que Rosas y Belgrano perdió todo el apoyo en Azul, por lo que al no querer subordinarse a Buenos Aires, partió con sus indios y un arreo de hacienda rumbo a Rosario.

Al tratar en su trayecto de impedir saqueos y desmanes de sus indios, estos se le sublevan y milagrosamente se salvan de ser ultimados. Pudieron escapar no solo de estos indios, sino también de los Guardias Nacionales, ya que había una orden cursada para su captura, por lo que debieron internarse en el desierto.

Luego de la Batalla de Pavón en 1861, se restablece la unidad nacional, por lo que Rosas y Belgrano es repuesto al servicio en el Cuerpo de Inválidos.

El 27 de septiembre de 1863, luego de una enfermedad se produce su deceso en la ciudad de Buenos Aires, dejando una muy importante herencia de 21 estancias en Azul, Olavarría y Tapalqué, en Azul cuatro chacras, una casa en pleno centro de la ciudad y cuatro solares. En la ciudad de Buenos Aires la casa de Belgrano 208 donde fallece y una quinta que es lo que hoy en día es el Parque Rivadavia.


BIBLIOGRAFIA Y FUENTES


CUTOLO. Vicente Osvaldo, “Nuevo Diccionario Biográfico Argentino” Tomo I al VI (Editorial Elche) Bs. Aires 1983

CRESPO. Jorge, “El Cuartel General de Rosas (2)” (Ayer y Hoy) Bs. Aires. 2019.

MITRE. Bartolomé, “Historia de Belgrano” (Ateneo) Bs. Aires

RIVANERA CARLÉS (padre). Raúl, “Rosas” (Liding S.A.) Bs As. 1979

RUIZ MORENO. Isidoro J., “Campañas Militares Argentinas” Tomo 2 y 3 (Emecé) Bs. Aires 2006 y (Claridad) Bs. Aires 2008

SALDIAS. Adolfo, “Historia de la Confederación Argentina” Tomo 1 a 5 (Librería La Facultad) Buenos Aires, 1911.

OTROS LIBROS de CONSULTA.

TACUARÍ: UN TRIUNFO POLÍTICO

  TACUARÍ: UN TRIUNFO POLÍTICO Por Ernesto Martinchuk Consejero Académico Que una derrota militar puede transformarse en un triunfo político...